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“Aquí estoy, honey."

Ahí estaba yo nuevamente, como la primera vez.

Llorando desconsolada, me abrazaba a mi misma con fuerza mientras trataba de convencerme de que esto solamente era una pesadilla de la cual despertaría pronto.

Esperaba que al despertar nuevamente tuviera dieciséis, cuando todavía no era famosa.

Esperaba que Tom estuviera a mi lado, abrazándome con sus fuertes brazos.

Que me besara con esos labios decorados por ese piercing que tanto me volvía loca en cuanto lo veía.

—Por favor, por favor que todo sea un sueño. — rogaba entre lágrimas como si un ser supremo fuese a tenerme simpatía y hiciera de todo mi dolor un simple sueño que se podría olvidar a la mañana.

No sé en qué momento comencé a dañarme, ni en qué momento paré.

Pero mis piernas y manos tenían rasguños y hematomas notorios.

Incluso algunas heridas sangraban, no mucho pero sí lo suficiente como para manchar las blancas sábanas debajo de mi.

Tampoco sabía si Bill ya se había ido, hace algunas horas había llamado mi puerta pero ni siquiera tenía ganas de responderle que se fuera.

Lo mismo pasó con los demás chicos, quienes llamaron desesperadamente a la puerta en cuanto escucharon como aventaba cualquier cosa contra la pared, rompiendo jarrones, vidrios y todo lo que me encontraba al paso.

Supongo que se cansaron, pues dejé de escuchar sus gritos tras la puerta después de mucho.

Nuevamente sentí que una parte de mi moría, nuevamente me lamentaba por haber dejado entrar a Tom Kaulitz a mi vida.

Cegada por sus palabras bonita, su rostro angelical y el amor vacío que me ofrecía.

Me olvidé que incluso las rosas tienen espinas que en cualquier momento pueden enterrarse en tu piel y salir al instante, desgarrándote, dejándote sangrar para al final dejar una cicatriz de por vida.

No quise salir por toda una semana de mi habitación, ni siquiera para comer.

Bill venía diariamente a mi habitación, claro que nunca le habría la puerta.

Trataba de convencerme de hablar con él, incluso de comer, algunas veces traía comida para mi y al ver que no abría la puerta, dejaba lo que traía en la puerta.

Aunque eso también fué inútil puesto que tampoco me dignaba a ver qué era.

Eran al rededor de las 7 de la noche y Bill no había venido en todo el día, lo cual era raro puesto que siempre lo tenía en la madrugada aunque fuese un rato, después volvía a venir en la tarde y finalmente en la noche.

Pero esta vez no fué así.

Pasó una hora y no vino, pasaron dos y no había señal de él.

Y así seguidamente.

Hasta que se dió la media noche y decidida a dormir me metí bajo las sábanas.

—¿Sabes algo? Eres el demonio más bello que he visto. — escuché detrás de la puerta, no había falta ser mago para saber que se trataba de Bill.

Aunque su voz sonaba ¿rara?

¿Acaso estaba ebrio?

—Un demonio tan hermoso pero tan cruel, juegas con mi mente, te metes en mi y sales llevándote cada parte de mi ser. — volvió a hablar. —Y yo te dejo porque incluso no me importaría morir si fuera por ti.

Me paré de la cama y fuí directamente hacia la puerta, tomé una fuerte bocanada de aire y abrí.

Mi corazón se hizo pequeño al ver a Bill rescostado en la pared, sostenía una botella de lo que parecía ser vodka y tenía gran parte de su peculiar maquillaje regado.

—Ven aquí. — a como pude, le ayudé a levantarlo y entramos a la suite.

No podía aguantar mucho su peso puesto que él apenas y podía caminar y por otro lado, no comer en una semana sí que me estaba jugando una mala pasada.

Tropezamos cayendo ambos a la cama, quedé en shock cuando sentí mi hombro mojado ¿Bill estaba llorando acaso?

—No me odies, por favor no me odies como a Tom, ni siquiera quisiste verme después de la entrevista, ¿yo también hice algo malo? Dímelo pero no me odies, preferiría morir antes que cargar con un peso tan grande. — habló entre fuertes sollozos, sus manos temblorosas se aferraron a mi cuerpo y él no paraba de llorar, incluso balbuceaba cosas que no podía entender debido a su llanto.

—Macky, jamás te odiaría. —Lo llamé por aquel peculiar apodo del que me había hablado años atrás, ese apodo tan único que le había puesto su abuela y que a pesar de él odiar los apodos, amaba ese.

—No sabes lo terrible que fué escucharte llorar, cada que te escuchaba llorar tan fuerte, deseaba que mi hermano nunca hubiera aparecido en tu vida. — susurró. — Deseaba ser yo el primero en conocerte, y aún lo sigo deseando.

Ante aquella declaración, no supe que hacer, estaba en shock, y por otra parte no podía evitar sentir lástima por Bill.

Mi pequeño.

Acaricié su cabello con suavidad, dejaba pequeños besos en su cabeza y lo apretaba contra mi cuerpo.

Deseaba hacerle saber que estaba ahí, que no lo odiaba, que mi problema era con su hermano, no con él.

¿Cómo podría yo odiar a alguien tan transparente como él?

Realmente era todo lo contrario a su gemelo, Bill ante mis ojos estaba lleno de pureza, le tenía lealtad a lo más mínimo siempre y cuando le demostrara cariño.

Me recordaba a mi yo de hace tres años.

—No me abandones. — dijo somnoliento

Se notaba el esfuerzo que hacia por mantenerse despierto.

Ví sus ojos suplicante llenos de lágrimas y entonces decidí hablar.

Aquí estoy, honey, jamás me iré de tu lado. — cuando terminé de hablar él dejó un beso en mi mejilla, susurrando "eres tan linda" antes de caer dormido.

Una vez me aseguré que estaba completamente dormido, me encargué de quitarle los zapatos y la gruesa sudadera de cuero que traía, a pesar de ser de noche, la suite estaba especialmente calurosa.

Aún así decidí arroparlo con una sábana ligera y me senté al lado de él, observaba sus delicadas facciones, sus mejillas enrojecidas y sus ojos ligeramente hinchados.

Esa noche no pude dormir, decidí cuidarlo y admirarlo toda la noche, ya que posiblemente debido al alcohol estaba particularmente inquieto, en ocasiones se movía desesperado de un lado a otro mientras sollozaba y balbuceaba cosas que no podía comprender.

Claro que en todo momento estuve para brindarle caricias y recordarle que estaba con él, que no tuviera miedo y que todo ya había pasado.

𝐒𝐭𝐮𝐩𝐢𝐝 𝐛𝐨𝐲┆ Tom kaulitz +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora