Capítulo 18

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-¿entonces ya? ¿ya somos novios?- pregunté

-si, ya somos novios- me dio un beso en la mejilla

y avanzó caminando sin soltarme de la mano, pero después de repente se detiene.

-ay no- cerró los ojos

-¿que paso? ¿estás bien?- le pregunte preocupado

-no- nego con la cabeza

-¿por qué? ¿qué tienes?-

-es que, ya me bajo-

-¿quien? ¿qué cosa? ¿quién te bajó?- pregunte confundido, no sabia a que se refería

-el periodo-

-¿el periodo de que?- no entendía nada

-la menstruación-

-ah, eso- no sabía como reaccionar

Parecia un momento incómodo, era un estúpido, ni siquiera sabía que significa el "ya me bajo" o "el periodo".

Había una farmacia cerca, entonces le dije que me esperara unos minutos.

Entre y tome unos cuantos paquetes de toallas sanitarias, que no sabia ni como se usaban, no sabía casi nada de esto sobre las chicas, también compré pastillas para los cólicos, y unas cuantas barras de chocolate por que a mi chica le gustaba demasiado.

Me acerqué a donde se pagaba, y me atendieron dos chicas.

-perdon la indiscreción, pero- dijo una de ellas -¿para quien compras todo eso?-

-ah, es para mí novia- solte un suspiro -si, para mi novia-

-ay, que lindo- dijo la otra -yo quiero un novio así-

-yo también- la otra apoyo lo que había dicho esta

Salí de la farmacia y me dirigí hacia tn, cuando me vio con la bolsa que contenía más de dos paquetes de toallas sanitarias, pastillas y chocolates, abrió los ojos.

Y después habló,

-voy a llorar- sus ojos se inundaron de lágrimas

-no, no, no- la abrace -¿por que?-

-es que, nadie había echo esto por mi- lloro aún más

-no llores- acaricie su cabello -te compre chocolate-

-¿si?- abrió la bolsa y tomó una barra, le quitó la envoltura y empezó a comer -te quiero- me beso la mejilla

-te quiero- la tome del rostro y deje un beso en sus labios

Esta chica tenía cambios de humor demasiado drásticos, no sabía si era por lo mismo de que estaba menstruando o si así eran todas las chicas, o por que ella era así, no sabía pero aún así me gustaba.

Caminamos de vuelta a su casa, y volvió a llorar, decía que odiaba sentirse así, que no le gustaba estar en sus días y que se sentía con mucho dolor, le daban unos cólicos demasiado fuertes y que el estar menstruando le duraba casi una semana.

Nos detuvimos enfrente de su casa.

-ahm, gracias- dijo

-si, ahora ve y duerme- 

-si, eso hare- asintió

-uhm- aclare la garganta -te quiero-

-te quiero- me dio un beso

Después entró y me sonrió, cerró la puerta, yo me dirigí a mi casa.

Cuando llegue mi mamá se encontraba en la sala.

Rette mich (bill kaulitz) primer libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora