Capítulo 18. Romper promesas.

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29 de enero 2021

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29 de enero 2021

—¿Cuántas personas han estado aquí antes?

Caleb arquea una de sus cejas hacia mi y yo me encojo de hombros mientras lo veo dejar el iPad sobre la mesa, vislumbro líneas y cuadros, números y triángulos que no entiendo en lo absoluto.

—¿Qué significa esa pregunta?

—Quiero saber cuántas personas han sobrevivido a un vuelo en esto—La comisura de sus labios se alza mientras sus ojos parecen brillar con diversión.

—Si en realidad su pregunta va dirigida a cuántas mujeres han viajado conmigo no hay un número mayor a diez, contando a mi madre, las azafatas y quienes suelen viajar con las personas que me acompañan, por ejemplo, Van Archibald suele viajar con su hija—Desvío la vista hacia la ventana, el cielo se ve impresionantemente azul y las nubes como pequeñas almohadas de algodón.

He viajado antes, por supuesto, sin embargo, hay algo diferente en hacerlo de esta manera y ni siquiera tiene sentido.

—Esa no fue la pregunta que hice—Sacudo la cabeza volviendo a mirarlo y es su turno para encogerse de hombros todavía con esa expresión divertida mientras yo vuelvo a tomar el tenedor al lado de mi plato con una colorida ensalada de frutas.

—Sin embargo, tiene una respuesta, varias personas "han sobrevivido" a volar en esto—Hace comilla con sus dedos y yo ruedo mis ojos—. Y que conste que me ofende bastante su duda en cuánto mi trabajo.

—No me importa hacerlo.

—Eso me queda claro—Vuelve a tomar su iPad con la intención de seguir trabajando.

—¿Por qué aceptó ir a esa presentación? Su madre siempre se queja de que no asiste a los eventos.

—Así que alguien no solo me ha servido de informante a mi—Frunzo mis labios restándole importancia mientras tomo un trozo de kiwi de mi plato, apoyo mis codos sobre la mesa volviendo a mirarlo.

—Ella siempre se queja de ustedes, no se la tenga tan creída—Él apaga el IPad, finalmente rindiéndose de trabajar mientras yo sigo hablando o preguntando.

Otra cosa que no tiene sentido, teniendo en cuenta que he viajado antes, sin embargo, no se trata del viaje en sí, se trata del espacio reducido donde solo estamos él y yo, las azafatas apenas las vi cuando subimos y luego cuando llamó a una de ellas presionando el botón en la parte superior de su asiento, el resto del tiempo—unas dos horas desde que despegamos—ellas no han aparecido, lo que significa un grado de privacidad que solo hace a mi mente irse por donde no debería.

—Tiene razón, no me gustan los eventos, mucho menos si solo son por diversión, pero necesitaba una excusa para llevarla conmigo a algún lugar—Mi brazo se detiene dejando el tenedor en el aire antes de que pueda comer el trozo de mango que tomé y mi estomago se tensa ante la honestidad de sus palabras.

Señorita, permítame besarla ✓ | ¡Pronto en fisico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora