Capítulo 01. Pésimos buenos días

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7 de enero 2021

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7 de enero 2021

De: BrendaCal@gmail.com

Para: CSpencer@gmail.com

Señor, Spencer.

Reciba mi más cordial saludo antes de expresar el motivo de este correo.

Por órdenes de su madre, señora Cecile Spencer, adjunto la invitación a la boda de su hermano, Nathaniel Spencer, quienes esperan cálidamente su asistencia a la ceremonia de unión entre este último y la señorita María José Velázquez.

Esperando que este no sea un mal momento, quedo atenta a su respuesta.

Señorita Callahan.

Paso una mano por mi cabello revisando atentamente no haber hecho un desastre ortográfico, haber adjuntado el documento correcto con la foto de la invitación con su nombre y tener el correo bien escrito en la línea de destinatario antes de pulsar enviar.

Un suspiro casi titánico me abandona antes de cerrar la portátil y ponerme de pie encaminandome a la cocina. Pequeñas uñas golpetean el suelo mientras me siguen por la habitación hasta que me deslizo bajo mis sabanas.

Esperé relajarme con toda mi rutina nocturna antes de optar por redactar el correo que probablemente era una simpleza, pero representaba una carga horrible sobre mis hombros.

El hijo de mi jefa—o al menos uno de ellos—tiene su fama bien plantada, no me extrañaría recibir una obscenidad de vuelta, sin embargo, al menos había cumplido con lo que mi jefa había propuesto para hoy.

Olvidé tacharlo en la agenda, pero supongo que lo haré mañana.

Lila, la canina color negro, sube de un salto al pequeño cubo rosa antes de saltar a la cama, se acerca hasta hundirse bajo mi brazo y yo resoplo alzándolo para darle espacio.

Honestamente odio que suba a la cama, sin embargo, no tengo fuerzas para quitarle la mala costumbre a estas alturas.

Desde que me mudé a la ciudad y la encontré en una veterinaria cerca de mi vecindario había decidido adoptarla, de pequeña nunca tuve mascotas por las múltiples alergias de mi madre así que puede que estuviera ansiosa por tener una ahora que vivía solo con mi hermana.

Aunque no es que tuviera mucho tiempo para cuidarla, en su mayoría era mi hermana quien se ocupaba de los cuidados de Lila, sin embargo, ella era mas estricta así que la cachorra normalmente buscaba cariño conmigo.

Mi tiempo se limitaba a mi trabajo, la universidad y una que otras veces a la academia para niños donde a veces asistía para ayudar a la maestra de ballet, esto último era mucho mas frecuente en fines de semana.

Suelto un largo suspiro clavando la vista en el techo color blanco mientras sopeso las mil millones de formas en que podría recibir una mala respuesta a mi correo, temo que mi jefa se enoje por esto, pero ella conoce mejor que yo a su hijo ¿por qué tenía que encargarme a mí una invitación que debía ser personal?

¿Por qué María José o Nathaniel no lo habían invitado?

Por supuesto probablemente ninguno de ellos quería arriesgarse al temperamento tan sonado en los pasillos de la empresa de su madre.

Otro suspiro me abandona antes que la hora—tres de la mañana— y el cansancio de mis clases y trabajo me pasen factura.


8 de enero 2021

—¡Bren, se te hará tarde!

—¡Ya estoy lista! —devuelvo el grito a mi hermana mientras recorro la habitación recogiendo mi mochila de la universidad, el bolso para ir a trabajar y las carpetas que debía revisar para la señora Spencer hoy.

Dia ajetreado.

Recojo el IPad ignorando cuando la pantalla se enciende mostrando las notificaciones que debo revisar, pero no me detengo a hacerlo, en su lugar corro fuera del cuarto para seguir a mi hermana que ya pasa su peso de un pie al otro en la entrada de nuestro departamento esperándome.

Nuestra rutina es simple.

Ella es quien hace el papel de madre así que se despierta mas temprano, hace desayuno para nosotras y luego me llama para que despierte, a veces desayunamos juntas o—al igual que en días como hoy—se nos hace tarde y debemos comer en el auto mientras ella conduce para dejarme en la empresa e ir a su trabajo.

También podemos atribuir esto a que yo voy mas pesada. Quiero decir, Breanna terminó su carrera hace dos años así que ahora solo se dedica a trabajar, es su zona de confort y parece estar bien con ello. A diferencia de mi que sostengo una carrera, mi trabajo y una que otra pasión cada vez que sobra algo de tiempo.

Soy masoquista o multitarea, no lo tengo claro. Sin embargo, cuando evito hacer cualquier cosa siento que retraso prácticamente toda mi vida a pesar de que apenas cumplí veintitrés el mes pasado.

—¿Llegarás temprano para cenar? —cuestiona mi hermana cuando salgo trayendo los tuppers con nuestros desayunos.

—Probablemente ¿por qué?

—Quería que cenaras con nosotros, Adam vendrá hoy—Brea maldice corriendo por el pasillo para alcanzar a sostener las puertas del ascensor y yo suspiro aliviada, si se va debemos esperar casi cuatro minutos para que regrese y luego dos minutos mas bajando en él.

Demasiado tiempo que no tenemos.

—Seguro, veré qué sucede con mi clase, la maestra está a un paso de caer en un asilo así que debería dormir temprano—Mi hermana ríe sacudiendo la cabeza y yo hago malabares para abrir el tupper de borde rosa, mi favorito, robo un par de uvas mientras el ascensor baja.

—¿Todavía no decides que haremos para San Valentín?

—Tu estarás con Adam y yo probablemente en una boda de desconocidos.

—¡Brenda!

—¿Qué? No es una broma, mi jefa me invitó a la boda de su hijo y probablemente voy a ir con ella, es en fin de semana y es justo el catorce, no te preocupes, te traeré pastel y robaré tanta comida como pueda.

—La gente va a pensar que has pasado hambre en todos tus años de vida, Bren.

—Como ninguno de ellos paga nuestras compras no es su incumbencia, lo que nadie coma va a desperdiciarse y créeme que he hecho reservaciones de bufetes y reposterías como para dos ejércitos en una boda de doscientos invitados—Me encojo de hombros, la señora Spencer es quisquillosa y al parecer su futura nuera lo es todavía más, así que han querido elegir tantas cosas como pueden personalmente.

Personalmente es igual a que la asistente lo haga.

—¿O sea que vas a abandonarme en catorce de febrero por desconocidos?

—Tienes a tu novio, Breanna, no quieras victimizarte conmigo—acuso siguiéndola fuera del ascensor.

No es hasta que me deslizo en el asiento del copiloto con mi cinturón en su lugar y mis múltiples bolsos en mi regazo que recuerdo revisar si el correo que envié ha obtenido una respuesta para darle a la señora Spencer.

Mi corazón casi se sale de mi pecho cuando veo el apellido Spencer en la bandeja de recibidos y exhalo antes de abrirlo.

Mala manera de empezar el día.

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