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"Kacchan". Jadeaba Izuku perdido en el placer que los dedos de Katsuki proporcionaban. "Por favor... Dentro de mi". Ni siquiera podía unir oraciones coherentes.

"Dímelo claramente, Deku". El gruñido en la voz de Katsuki era una navaja cortando la piel del greenette.

Con un solo movimiento, Katsuki saco los dedos, haciendo que Izuku gimiera por la pérdida. El greenette ya no quería esperar. "Kacchan, por favor... Necesito que me folles".

"Mierda". el rubio apretó su cintura con la mano derecha, con la izquierda apretó su trasero. "puedo escuchar eso toda la noche"

"Podría pedirlo todos los días". Contestó Izuku.

Katsuki sonrió.

Los gemidos del greenette se hacían cada vez más fuertes y suplicantes.

El rubio sobre él era la imagen misma de la lujuria y el pecado. El greenette ya no podía esperar para tenerlo dentro de él. Solo un poco más... Solo un poco y .... Oh Dios.






"¡Kacchan…" La palabra escapó de sus labios entre gemidos profundos, como si estuviera destinada a ser dicha, y luego de pronunciarla en voz alta la primera vez, siguió fluyendo como si se tratase de un cántico, o más bien, una súplica.

El greenette se dejó caer exhausto sobre la cama empapada de sudor, dándose cuenta de que tendría que lavar las sábanas. Había hecho un desastre.

Se sentía patético.

También se sentía culpable. ¿Cómo podía hacer algo así luego de que Katsuki le contara su trágica historia de amor?

Pero no es como si eso tuviese que ver. Es solo que luego de admitir para sí mismo que Katsuki realmente le había afectado las neuronas, no pudo parar una vez que comenzó a pensar en todo lo que el hombre le había estado insinuando desde el día uno.

No era su culpa. Era culpa de Katsuki por ser tan malditamente sexy y jugar con la mente de Izuku. Desde el día en que llegó, había estado haciendo insinuaciones poco morales y chistes de doble sentido.

Y el greenette había conseguido mantener todos esos pensamientos a raya porque su desagrado hacia el rubio era mayor que su libido.

Pero ahora que ese desagrado estaba fuera de juego, Izuku podía ver desde otra perspectiva todas las acciones de Katsuki. La forma en que se lo comía con la mirada y el leve sonrojo en sus mejillas cada vez que Izuku decía o hacía algo mínimamente sugerente, aunque sabía que no lo hacía a propósito.

Por eso, ese día, Izuku había pasado todo el día analizando las reacciones del rubio. Y si bien era muy divertido verlo intentando mantener la cordura, también era extremadamente excitante.

Izuku sabía que el Dios moría por meterse en su cama, es algo que nunca había ocultado. Pero una vez que Mirko lo regaño, Katsuki le puso un límite a todas sus fechorías, dándole a Izuku el debido espacio y respeto. Y no es que las haya cortado de raíz, pero la diferencia era notoria.

Entonces cuando Izuku paseaba por su casa sin camisa, a veces podía sentir la mirada caliente de Katsuki pegada a su abdomen o recorriendo desde sus hombros hasta su trasero, y el greenette había descubierto que esto realmente le gustaba.

Y si bien la mayoría del tiempo Izuku no lo hacía a propósito, ese día el greenette había visto algo que no le agradaba del todo.

Y no es que Izuku estuviera celoso, mucho menos cuando había sido él mismo quien le había dicho a Katsuki que debía ser amable con la gente. Pero ... ¿Kirishima? De todas las personas que podían acercarse a Katsuki, ¿Por que tenía que ser el tipo más sexy de toda la maldita universidad?

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