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"¿Me hiciste venir aquí solo para pasar todo el día ignorándome?". Preguntó Katsuki cortante apenas habían cruzado la puerta del salón.

"No estaba ignorandote Kacchan". Contestó Izuku con naturalidad. "Estaba intentando hacerte socializar ".

Y es que era la verdad, Katsuki realmente necesitaba socializar. El rubio no podía pasar todo el día sobre Izuku como lo había estado haciendo hasta ahora.

Además, Izuku no pretendía ignorar a Katsuki, pero necesitaba ganar puntos en teología o el promedio perfecto por el cual se había esforzado tanto, se vería cruelmente manchado. Tenía qué prestar atención.

"No me interesa nada de esa mierda, Deku. Solo estoy aquí porque me amenazaste".

"Te amenacé porque no querías ser razonable".

"Sin embargo, no me obligaste a irme". El tono de Katsuki se volvió juguetón. "Me diste opciones Deku, lo que quiere decir que realmente no quieres que me vaya".

Izuku guardo silencio por un momento, haciendo reír a katsuki con su expresión.

Tal vez Izuku no lo había visto de esa forma, pero una parte de él le decía que en realidad katsuki tenía razón.

Y no es que no hubiera pensado en eso antes. Es decir, ya lo había intentado miles de veces pero Katsuki simplemente se negaba a irse, y con el tiempo la idea de tenerlo cerca dejo de molestarle... tanto.

Es decir, aún habían momentos en los que quería deshacerse del Dios, simplemente ya no eran tan frecuentes.

"Yo no dije eso. Pero ya que te niegas a irte..."

"Solo admite que no quieres perder mi comida". Dijo Katsuki de repente.

Izuku se echó a reír. "¿Qué?".

"Sí". Continuó burlándose Katsuki. "Es decir, para alguien cuya madre es Chef, cocinas como la mierda". Izuku lo miró con fingida ofensa. "Es como... Jodidamente horrible Deku. Y luego de semanas de comer comida real, no quieres arriesgarte a perderla".

"Tu comida es buena, pero he sobrevivido sin ella durante veintitrés años, Kacchan. Puedo seguir arreglándomelas sin ti".

"Falso". Respondió Katsuki con una sonrisa de lado. "Veinte de esos veintitrés Inko cocino para ti. Luego el saco de huesos tomó la batuta y los últimos dos años has sobrevivido a base de ramen instantáneo y comida a domicilio". Katsuki se inclinó un poco más hacia Izuku. "Solo admite qué mi comida fue como agua en el desierto para ti".

Era increíble cómo Izuku ya no se asombraba cuando Katsuki daba detalles tan exactos sobre su vida. De alguna forma había aprendido a aceptar que existía un ser capaz de saber hasta lo más mínimo sobre él, y ya ni siquiera intentaba fingir que le molestaba.

"Solo callate, Kacchan".

"No hasta que me digas lo mucho que te gusta mi comida".

"Ya dije que me gusta tu comida. ¿Por qué te importa tanto?". Preguntó Izuku entre divertido y curioso.

Katsuki lo miro casi serio. Aunque seguía manteniendo la sonrisa, algo en su rostro brilló con un ápice de sinceridad.

"Es porque si admites que te gusta mi comida, sería como admitir que algo de mi te agrada". El rubio se giró para mirar a Izuku de frente, justo a los ojos. "Y eso sería un gran paso para mi".

E Izuku no pudo evitar sentir que esa mirada lo estaba quemando. Todo el ruido del pasillo por el que habían estado caminando desapareció. Toda la gente que los rodeaba se sentía distante, como en otro plano terrenal... Y ahí estaba de nuevo esa sensación.

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