Capítulo 16

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NARRA CHARLOTTE

Una semana después...

Viernes

—¿No podemos poner otra cosa? —se quejó Trevor.

—No —contestamos las tres a la vez.

—Vamos, esto es un aburrimiento —le apoyó Derek.

—Nadie os ha pedido que os quedéis —contestó Gis.

—Podéis hacer los deberes —sugierió Brit riendo—. O estudiar que nunca os viene mal.

—¿Podéis callaros de una vez? Quiero saber lo que va a decirle Chuck a Blair —nos regañó Joe.

Miré a las chicas y nos empezamos a reír.

—Le hemos perdido —lloriqueó Trevor.

Se escucharon las llaves de casa y me di la vuelta para ver quién entraba. La puerta se abrió y entró mi padre con mi madre.

—¡Papá! —Me levanté de un salto del sofá y corrí hacia él—. ¡Pensé que no te daban el alta hasta la semana que viene!

—Según el doctor, he tenido una recuperación milagrosa —comentó divertido—. Además, llevo más de una semana comiendo eso que llaman comida y me gustaría algo más apetecible.

—¿Qué consideramos apetecible? —preguntó Trevor detrás de mí.

—Pues... —empezó a hablar, pero le interrumpieron.

—¿Quién quiere cenar barbacoa? —preguntó mi tío West entrando por la puerta con dos botellas de vino en las manos—. ¡Traigo de todo!

—¡Pero si no has llevado ni una bolsa! —se quejó Alex detrás de él—. Anda, quita del medio.

—Menudos humos... —me susurró West—. Así le va en la vida. —Me rodeó como pudo y me dio un beso.

—¡Te he oído!

—No escuches conversaciones ajenas, señor chupete. —Le dio las dos botellas de vino a mi madre y un beso en la mejilla—. Yo me encargo de organizar todo, Tori.

—Eso no me da mucha confianza.

—Ya me encargo yo —dijo mi tío Ryder detrás—. Chicos, coged las mesas y las sillas del garaje para ponerlas en el jardín. Luego, cogéis los platos, vasos y cubiertos de la cocina y ponéis la mesa. —Nos miró y esbozó una sonrisa—. Vosotras podéis seguir viendo la tele.

—¡Eso es injusto! —exclamó Trevor molesto.

—¿Tienes algún problema con mi decisión, soldado? —Mi tío se acercó a él—. Puedes decirlo sin problemas.

—No, señor.

—Ya me parecía... —Nos miró y nos guiñó un ojo—. ¡Vamos, vamos!

—Yo quería ver el capítulo... —se quejó Joe mientras seguía a Trevor por la cocina—. ¡Luego me lo contáis, chicas!

—¡Vale! —gritamos las tres riendo—. ¡Seguro que acaban juntos!

—¡Y me lo voy a perder! —se le escuchó de fondo.

—Char, tus tíos son maravillosos —comentó Brit—. Si no fuera por ellos, seríamos nosotras las que estaríamos haciendo todo.

—Segú mi tío Ryder, nosotras somos perfectas de fábrica y ellos siempre se escaquean de todo lo que pueden así que siempre le manda las cosas a Trevor.

—¡Muy bien dicho! —exclamó Giselle.

Hora y media después, estábamos todos sentados en la mesa mientras West y Ryder estaban con la barbacoa.

Y ahora MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora