Capítulo 11

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NARRA DEREK

Entré en casa y me dejé caer en el sofá. El día de hoy había sido desastroso y solo quería darme una ducha y dormir hasta mañana. Cerré los ojos para descansar un poco, pero segundos después el sofá empezó a temblar. Abrí los ojos y vi la lámpara del techo moverse.

—Pero qué...

De repente, uno de los cuadros se cayó al suelo rompiéndose. Me levanté de un salto del sofá y me coloqué debajo del marco de la puerta. Vi varios libros caerse de la librería y uno de los ceniceros que había encima de la mesa se cayó rompiéndose en mil pedazos.

Poco a poco las sacudidas eran cada vez más suaves hasta que pararon por completo. ¿Desde cuándo había terremotos en esta ciudad?

Cogí las llaves del cuenco y salí de casa. Si había una réplica, no quería estar otra vez dentro.

Mi móvil empezó a vibrar en mi bolsillo y lo saqué.

—Dime, mamá —respondí—. Sí, estoy bien. —Siguió hablando—. Vale, ahora voy a su casa y me quedo con ellos. Y yo a ti. — Y colgué.

Volví a guardar el móvil y me fui a la casa de al lado. Ya tenía una buena excusa para ir a verla y no podía echarme.

Subí los escalones del porche y llamé a la puerta, pero nadie me abría. En su lugar, escuché la voz de la señora Maverick que llamaba a gritos a Trevor.

—¿Hola? —pregunté y golpeé con más fuerza la puerta.

—¡Entra, rápido! —gritó y abrí la puerta.

Vi a Charlotte tirada en el suelo con la frente llena de sangre y a su madre al lado.

—¿Qué ha pasado?

—Estaba subiendo las escaleras y la casa ha empezado a temblar —contestó nerviosa—. ¡Trevor! —gritó otra vez su nombre—. ¡Por favor sube y baja el botiquín!

Subí las escaleras de dos en dos y abrí la puerta de Trevor.

—¡Trevor!

—Estoy aquí. —La puerta del baño se abrió y le vi con una toalla en el codo—. Estaba saliendo de la ducha y no sé qué ha pasado. —Se quitó la toalla y vi que tenía sangre—. Ni siquiera sé cómo me he sujetado. —La tiró al suelo—. Pásame unos calzoncillos de mi armario. —Abrí su cajón y le lancé unos—. ¿Qué haces aquí?

—Tu hermana está abajo inconsciente —dije ignorando su pregunta—. Coge el botiquín, vamos —le ordené.

—¿Qué? —Entró en el baño y salió corriendo con la camiseta puesta sin esperarme. Le seguí escaleras abajo y le dio el botiquín a su madre.

—Char, Char —dijo su nombre varias veces, pero no respondía—. ¿Qué hacemos? —preguntó nervioso.

—Con cuidado, vais a cogerla entre los dos para llevarla al sofá.

—¿No tendríamos que llamar a una ambulancia?

—Ahora viene Liz así que no te preocupes. —Nos colocamos cada uno en un lado y la levantamos con mucho cuidado—. No la mováis mucho. —La dejamos en el sofá y su madre se acercó a ella.

—Mamá está sangrando.

—Ya lo sé, Trevor. Solo es un corte superficial. —Sonó el timbre por la casa—. Vamos, abre la puerta.

Trevor desapareció y la señora Maverick me miró.

—Derek, necesito que me ayudes. —Asentí con la cabeza y me coloqué a su lado—. Coge esto y límpiale la frente. —Cogí la gasa y la pasé con cuidado por la cabeza—. Muy bien. Pensaba que era de la frente, pero el corte está en la cabeza. —Me quitó la gasa y le echó un líquido transparente—. Bendita clorhexidina.

Y ahora MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora