Taste Of Sun ⟡ Leon S. Kennedy & Ashley Graham

4. Parásito

TASTE OF SUN

Fic escrito por Chispasrojaside

4. Parásito

El sudor, la sangre y la mugre pintaban cada centímetro de su piel y ropa, y él sabe que estaba lo suficientemente empapado en sangre como para no saber cuál era la suya y cuál la de sus adversarios. Introducirse en agua fría aquella noche era casi un acto criminal, pero no podía limpiarse si no se cubría de la cabeza a los pies.

Un ataque de tos.

—¿Estás bien?

—Bien...

—Necesitas descansar.

—Estoy...

—Leon. Sigues herido. ¿Nos quedan algunos de esos sprays de primeros auxilios?

Ni uno. Había gastado el último la noche de antes en su musculoso muslo (un mordisco de insecto-parásito que explotó más tarde en un montón de vísceras y líquido verde) y todavía no le había cicatrizado del todo.

—Algo habrá en la bolsa.

Ashley estaba preocupada. Se acercó a él ofreciéndole un punto de apoyo para caminar. Pasando el brazo por su cintura, el brazo de Leon se extendió por encima de sus dos hombros. Ashley apoyó la mano izquierda en su pecho, con los dos recalibrando sus notables diferencias de altura. Se miraron en la escasa distancia, Ashley le dedicó la curva de una sonrisa triste.

—Qué harías sin mí, ¿eh? —añadió Ashley en un leve intento por animarle.

Apartó la mano del pecho de Leon y agarró la muñeca que él débilmente colgaba de su hombro. Leon esbozó una sonrisa débil, apagada, estaba agotado, y cada músculo, cada extremidad le daba punzadas, recordándole su preocupante falta de descanso. Caminaban despacio, al ritmo que él podía, en dirección a una minúscula capilla que se encontraba sobre una ladera y junto a unos riscos de piedra.

—Cuidado, abuelito. Izquierda, derecha. Repite —bromeaba Ashley.

Leon miró a Ashley con una sonrisa juguetona y le dijo:

—Solo tengo siete años más que usted, señorita Graham.

—Ah-ah, ¿usted? ¿Qué hay de... Ash, qué te he dicho que hagas? ¿Por qué no me obedeces cuando te digo que te quedes en esa estúpida taquilla?

Él se rio levemente. La mocosa de Ashley sabía pincharle cuando quería.

—Cuando termine todo esto, creo que me meteré a súper agente de policía. Podríamos salvar juntos los Estados Unidos —emitió la última parte en voz baja, algo juguetona.

Leon pensó que era definitivamente agradable saber que Ashley prefería tratarle como un compañero, si bien en el fondo, ella seguía siendo su protegida y lo único importante de la misión era que exclusivamente ella regresara con vida. Caminaba a su lado pausadamente, vislumbrando el tinte rojo del atardecer que desangraba el horizonte entre las nubes opacas. Cuanto más cerca estaban de la costa, menos nubes quedaban. Era como si el viento las soplase hacia dentro, volviéndolo aquellos páramos densos y asfixiantes. Pero allí ya se podía respirar de otro modo, la tierra no estaba tan negra, la hierba no tan seca.

—¿Sabes qué? Creo que deberíamos apuntarnos a clases de baile después de enfrentarnos juntos a los infectados —ideó Leon, con más humor que ella.

Ashley escupió una carcajada, y mantuvo una enorme sonrisa.

—¿Bailar? Pensaba que eso no entraba entre sus disciplinas, agente Kennedy.