Taste Of Sun ⟡ Leon S. Kennedy & Ashley Graham

5. Horizonte

TASTE OF SUN

Fic escrito por Chispasrojaside

Capítulo que mezcla escenas canónicas del videojuego con otras nuevas. Necesitaba conectar varios eventos del final con el capítulo anterior para llegar a donde quiero. Ya queda poco para lo nuevo! <3<3

5. Horizonte

Tic. Tic. Tic. La gota caía una, otra, y otra vez, siguiendo un compás rítmico, proyectando una forma bajo la densa oscuridad de sus párpados. Abriendo los ojos despacio, Leon sentía la cabeza embotada, adolorida, como si algo le hubiera golpeado. El ambiente, enrarecido, le traía el aroma de la lluvia fresca y el musgo.

Poco a poco, percibió el irregular sonido de una respiración que no era la suya. Clic, el seguro de su pistola. Él llevó la mano a su pistola, pero estaba allí. Tampoco el cuchillo. Giró la cabeza, sobresaltado, y jadeó el aliento al encontrarla a ella. Ashley le apuntaba con la Red9, sentada en el suelo a unos dos metros de él, las rodillas le temblaban y las manos que sujetaban el arma oscilaban levemente por la tensión acumulada.

—¿Ash?

—No te muevas —avisó.

Las cejas de Leon se arquearon. ¿Qué está pasando? ¿Por qué Ashley me está apuntando?

—Ash, ¿qué...?

—¿Eres Leon?

¿Qué si era él? Leon parpadeó, se miró las manos, los brazos, las piernas que flexionaba sobre el suelo. Ella le había curado. Tenía el antebrazo vendado y también el muslo derecho, por encima de la tela del pantalón. Pero a juzgar por las venas grises que se marcaban en sus brazos y la laguna de su memoria, debía haber sido poseído por Saddler tal y como Ashley lo fue en una ocasión.

—Sí.

Examinando los vidriosos ojos de la chica, una punzada de pavor se clavó en sus entrañas. ¿Tenía miedo? ¿Le había hecho algo? Leon quiso incorporarse, pero su compañera se mostró en desacuerdo:

—N-No. Quieto.

—Ashley, soy yo.

El inseguro vaivén de sus ojos le estaba raspando el alma. Sus manos temblaban, con los nudillos blancos, los dedos sujetaban con una pretendida firmeza el arma con la que él mismo le había enseñado a sujetar y disparar hacía poco.

—Por favor. No quiero tener que dispararte —gimió ella, su timbre roto.

—Está bien. No pasa nada —Leon trató de tranquilizarla. Extendiendo las palmas suavemente, permaneció sentado en el suelo—. Aquí me quedo. No voy a hacer nada.

—D-Dime algo que suene al Leon real —titubeó Ashley, visiblemente con ganas de llorar.

Leon la entendía muy bien. Necesitaba cerciorarse de que era él, el verdadero Leon S. Kennedy, y no una extensión de su ser tomada por el virus.

—Y no me sirve que me digas tu segundo nombre —agregó la chica.

Leon apretó los labios brevemente, encontrando el hilo de algo que podía contarle.

—El día en el que el virus mutagénico de Umbrella se esparció en Raccoon City, el ejército planeó un ataque nuclear para evitar el contagio a otras zonas de EE.UU. Pero el desastre biológico posterior fue tal, que ni siquiera los bombardeos sobre la ciudad lograron ser lo suficientemente efectivos para poder evitarlo.

Ashley respiraba agitadamente. Le miraba por encima del arma como si el simple hecho de apuntarle con la Red9 la estuviera hiriendo a sí misma. Los dos sabían que aquella historia no era suficiente; todos conocían la historia de la aparición del virus, catalogado como el evento más catastrófico de la historia de la humanidad. Pero Leon no había terminado: