Taste Of Sun ⟡ Leon S. Kennedy & Ashley Graham

7. Implicaciones

TASTE OF SUN

Fic escrito por Chispasrojaside

7. Implicaciones

Podría enumerar con los dedos de las manos los motivos por los que nunca tendría que haber caído como una mosca en la miel con Ashley Graham, la chica a la que había rescatado y por la que se había vuelto irremediablemente majara. Pero sabía que de poco serviría oponerse a sí mismo a esas alturas, porque estaba implicado hasta el fondo y no podía, ni quería, parar. La dejó descansar en su camarote por la noche porque por todavía se veía con la posición de decidir (más o menos) algunas de esas cosas, pese a que esta le pusiera cara de cachorrito para que se quedara. Número uno: lo de acabar en su cama no había sido premeditado. Número dos: no tenía preservativos a mano, y, joder, ella no se merecía eso por muchas ganas que tuviera de hacérselo hasta dejarla temblando entre sus brazos. Y número tres: se estaba peligrosamente enganchando.

Como había previsto, la cama de su camarote no era tan grande como la de la señorita Graham. Pero a él se le hizo mucho más enorme. Demasiado cómoda y acolchada. Demasiado silencio, siendo su almohada de plumas lo único que podía percibir aplastándose lentamente bajo su oreja. Como era de esperar, durmió a ratos, pues su subconsciente le agitaba regresándole a la superficie una vez más.

Antes del amanecer se refrescó la cara en el lavabo, se enfundó en un chubasquero y salió a la cubierta del barco. Contempló la salida del sol en el horizonte, el avistamiento de tierra a lo lejos y la llegada de un par de helicópteros que se posaban en la plataforma de aterrizaje.

Desayunó unos huevos revueltos con tostadas en el restaurante, y pasó por la enfermería de la planta inferior para recibir una dosis de anticuerpos ahora que su cuerpo se había recuperado. Más tarde, preparó su equipaje: todo lo cuanto tenía le cabía en una bolsa deportiva. Había recuperado sus armas, su cinturón de policía, el cuchillo de combate que una vez perteneció a Krauser, y algo de munición extra que muy amablemente le cedió un marine. La chaqueta que le regalaron tenía el bordado de las fuerzas armadas europeas en la esquina superior derecha del bolsillo y en la espalda.

Iba a buscar a Ashley cuando se la encontró en el pasillo del alojamiento, lista y preparada para partir, vistiendo la misma chaqueta militar de corte femenino con los puños doblados y abotonados para que no le quedasen largos. Él le guiñó un ojo cuando la vio, y ella se distrajo de la conversación con la soldado que la acompañaba esbozando una tenue sonrisa tan brillante como el sol.

—Puede quedárselo, señorita Graham.

—Gracias, María.

—Tenga un buen viaje —dijo llevándose la mano al pecho en un respetuoso gesto militar. La oficial pasó junto a Leon y le dedicó otro cortés gesto—. Gracias por su estancia, agente Kennedy.

Él contestó con un ligero movimiento de cabeza, y luego advirtió que esos mismos formalismos llevaban salpicándole toda la mañana, desde que pasó por la cafetería, hasta su paseo matutino por la cubierta. Claramente, alguien había corrido su merecido rumor de reconocimiento, aunque a Leon no le podía importar menos los subidones de reputación, quizá era a algo a lo que tenía que empezar a estar preparado.

Con la mochila colgando del hombro, observó a Ashley acercarse felizmente hacia él, un adorable puchero dibujándose en sus labios. En un mundo paralelo él le habría dado un beso de buenos días y la abría rodeado con sus brazos para tenerla para sí. Pero en ese, tuvo que conformarse con adorar sus ojos, yaciendo inmóvil y agarrándose a la cinta de la bolsa deportiva por el bien de los dos.

—Por fin tengo un teléfono. No puedo hacer llamadas internacionales, pero... ¿Me das tu número? —bromeó ella, sacándole una sonrisita a Leon.

Él la barrió con una mirada de arriba abajo, sobrellevando su coqueteo. Qué cosa más preciosa.