Capítulo 4 El Hermano Mayor

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[Scarlett]

Sentía mi cuerpo pesado, y totalmente destrozado por los golpes, pero debajo de mí había algo suave, una cama acolchonada, y me cubría un cobertor muy cálido, pero no podía moverme, quizás me habían curado las heridas, me pregunté si estaba en un hospital. Abrí los ojos lentamente, esperando que una luz blanca me lastime la vista, pero no, en su lugar había una luz tenue que provenía de una lampara en color lila.

Trate de sentarme, pero mi cuerpo no me lo permitió, era doloroso moverse, y me limite a levantar el brazo para alcanzar el vaso de agua que estaba en la mesita de noche al lado de la cama, no alcance a tomarlo, pero una mano pálida me lo entrega lo más cerca posible a mi rostro.

−Aún estas muy débil, pide lo que quieras y te lo daré –dice una voz masculina, es familiar− quizás algo de comer, la doctora Kim dijo que necesitas reposar en cama hasta que el dolor de los golpes se vaya.

Levanto la mirada lentamente para ver a quien me está ayudando, y por un momento siento que me congelo ante el hombre que está de pie frente a mí, es el señor Min.

− ¿Qué hago aquí? Debería ir a un hospital, no quiero molestarlo o deberle algo por comer o beber algo en su... −es cierto, ni siquiera sé dónde estoy, quizás es un hospital de lujo− lo que sea que sea esto.

−Es mi casa, puedes estar tranquila, no me deberás no molestaras, apuesto que eres muy educada para ser una molestia –parece que se está burlando de mi o algo parecido− necesitas comer, puedes pedir lo que quieras y ordenare que lo hagan para ti.

No puedo negarme, mi estómago está vacío, no comí en días, incluso antes de la paliza de Beltrán no había comido mucho, cada día nos traía una bola rellena de arroz y agua.

−No conozco mucho la gastronomía coreana, no sé qué pedirle, señor Min –quiero ser lo más respetuosa posible, después de todo este hombre me había ayudado a salir de ese agujero− pero me gusta la comida italiana y en este momento no puedo dejar de pensar en el spaghetti.

−Me parece bien, le diré al chef que te prepare comida italiana –respondió tan amable como siempre lo fue en el bar− pero te ruego que no me llames señor Min, así me llaman mis subordinados.

Okay, entonces ¿cómo debería llamarlo? –pregunto un poco pensativa, no quería dejar de parecer respetuosa así que necesitaba que él me dijera cómo llamarlo− no quiero ser ofensiva ni irrespetuosa.

Me muestra una sonrisa amable, parece impresionado, pero también conforme con mi respeto.

−No me molestaría que me llames oppa –me di cuenta inmediatamente que estaba dándome la confianza de llamarlo de manera respetuosa "hermano mayor" − para ti seré tu oppa puedes investigar cómo llamarme.

No pude evitar abrir los ojos, creí escuchar mal, él dijo que podía investigar, pero busqué por la habitación una computadora, había una laptop, aunque ahora no podía acercarme a ella, abrí la boca para preguntarle si podía usarla, pero me interrumpió entregándome un celular, era nuevo, la última gama de esta marca coreana tan conocida en el mundo.

−Mis hombres están investigando dónde se encuentra tu familia, en cuanto lo sepan, te darán sus números, solo tengo una condición –obviamente no me daría un celular sin nada a cambio, siempre hay un precio que pagar− no puedes salir de esta casa sin mí, considéralo una prisión de lujo.

−Pero creí que usted me daría mi libertad y me ayudaría a regresar a mi país –mi voz salió tan suplicante que ignore lo tonta que me escuchaba− quiero regresar con mi familia y a mi vida normal.

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