Capítulo #3

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Por el momento las cosas salían con bastante normalidad.
Hace poco salí de casa no sin antes de anotar todo lo que Marcy me pidió en una pequeña libreta, libreta que ahora mismo me acompaña hacía la tienda.

Solo tenía una hora y veinte minutos para llegar a casa con las compras, tenía que ser rápida. Habían muchas tiendas cerca de casa pero definitivamente mi favorita quedaba a diez casas, sé que podía comprar todo en cualquiera de las otras tiendas pero esa tenía algo que la hacía muy especial para mí, y no sólo por la gran atención.

Cuando entré pude sentir una sensación familiar la misma cada que visito la tienda. La dueña del local también era de raíces tailandesas cómo yo.
Todo el lugar te transmitía calma y tranquilidad, no solo porqué habían aromatizantes con distintos olores qué perfumaban tan bien el lugar, también era por el escenario qué había sido cuidadosamente ordenado para provocar esa sensación de comodidad al entrar, visualmente era hermoso.
Por otro lado, las repisas estaban repletas de muchas cosas interesantes y no solo comestibles, también habían muchos objetos referentes a Tailandia. Al lugar venían personas de todo tipo, estadounidenses de la zona, extranjeros buscando que capturar con su cámara, compatriotas buscando algo que les vuelva a recordar lo bonito de nuestra cultura.

El lugar tenía de nombre «Alta Deco Thai».

—¡Anne! —sentí cómo alguien me abrazaba por detrás, era la dueña del local muy amiga mía. —¿Cómo has estado querida, cómo están tus padres?.

Hemos hablado tantas veces que terminamos por construir una rutina cada vez que llego. Sin darnos cuenta nos volvimos cercanas. Ella podía despachar a sus clientes, limpiar, ordenar e incluso podía intercambiar palabras con una que otra persona sin perder el hilo de nuestra conversación. Definitivamente necesito aprender esa habilidad.

—Pijamada, ¿Eh?...

—Si, no dormiremos a menos de que queramos entrar en la libreta de perdedores de Sasha.

—¡Uy! —exclamó mientras acomodaba mis compras —¿Van a beber explosión de moras?.

—Así es, daremos ese gran paso esta noche.

—Cuiden a mi Marcy por favor, ella puede ser la chica más inteligente del mundo y a la vez la más frágil.

—Lo sé.

—En una ocasión me ayudó a sacar las cuentas de más o menos diez clientes en un minuto, ¡La niña es una calculadora!

Nuestra conversación continuó con bastante fluidez, siempre teníamos las palabras perfectas para responder y las preguntas parecían no acabarse jamás. Parecía ser qué a Sasha le agradaba bastante, siempre preguntaba por ella y en cada oportunidad qué tenía le mandaba saludos, eso tiene explicación y se debe a la distancia. Si para llegar aquí desde mi casa, a Sasha le parece un dolor de piernas no me imagino que debe ser para ella venir desde su casa, no se lo he dicho pero creo que es algo perezosa.

Y tal cómo me lo esperaba me quedé demasiado tiempo allí al menos lo suficiente cómo para qué la noche se vuelva más oscura.

Pensándolo bien pude haber hecho bien en quedarme, pero no, el destino tuvo otros planes ese día.

No pasó mucho tiempo y acto seguido tomé mis cosas, mis compras y me dirigí a la salida no sin antes de despedirme y darle las gracias por la tan cálida bienvenida —Cuídate querida, mándale mis saludos a tus padres y a tus amigas.

—Lo haré —le aseguré con una sonrisa, y al abrir la puerta logré escuchar un pequeño tintineo de una campanilla. Eran de esas que colocan para saber cuándo alguien sale y entra.

El Accidente - AmphibiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora