Selección Final

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Shirūsen se puso de rodillas y tomando el kimono blanco de Yukiko, acomodó correctamente la cinta azul celeste que estaba ajustada a su cintura, levantandose miro a la pelinegra, tomo su cabello acomodando un poco su flequillo, especialmente aquel mechon blanco que sobresalía de su cabello.

- ¿Estas lista?.- Pregunto al ver como apretaba sus pequeños puños con nerviosismo.

La pequeña pelinegra miro la katana que su maestro le tendia, decidida la tomo para poder colocarla en su cintura, levanto la mirada mirando a su maestro, levanto sus manos empuñandolas en clara señal de estar lista.

Dando media vuelta comenzo a correr alejándose de la cabaña donde estuvo viviendo estos ultimos años, ya un poco lejos, volvio a girar mirando a su maestro, quien la despedía agitando su mano de un lado a otro, la pelinegra regalandole una ultima sonrisa retomo su camino hacia el siguiente paso de su entrenamiento, La selección final.

Camino con tranquilidad, a travez de campos repletos de sembradíos de arroz, mirando los riachuelo que se encontraba cuando cruzaba el bosque.

Durante el camino tambien se detenia a mirar las flores, encontrando algunas que su hermana solia usar para fabricar tinta y asi pudiera entretenerse.

Pero ahora que habia crecido, y analizaba mejor las cosas, pudo darse cuenta que en realidad lo hacia para que no se diera cuenta de las veces que su padre se molestaba y se desquitaba con ella y su madre.

Agachandose tomo una flor color roja, cerro sus manos juntandolas, machacando asi la flor, dejando que agua color roja fluyera de entre sus puños, frunciendo su seño dejo caer la flor aplastada, mirando como sus manos habian quedado de un color rosa.

Dirigiendose hacia un riachuelo para poder lavar sus manos pudo ver al otro lado del rio a un par de niños. Parecian de su edad, uno tenia el cabello rosado, vestia un haori de figuras verdes, amarillas y naranjas, el otro niño; pelinegro, tenia un haori color vino, su cabello era un poco largo y estaba atado a una coleta floja.

Ninguno de los dos se percato de su presencia, pues hambos jugaban, tenia los pies sumergidos en el rio mientras los dos se salpicaban agua, se veía divertido.

Podria haberles hablado y jugar con ellos, si no fuera porque ella tenia un camino que recorrer, asi que una vez que lavo sus manos se dio la vuelta, para continuar con su camino.

Siguiendo el riachuelo que sobresalia del lago llego una vez más a otro campoco de cultivo, el arroz estaba más largo, y el agua que los rodeaba era demaciada, mirando al cielo dandose cuenta que estaba anocheciendo, y que ya estaba bastante serca...

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Siguiendo el riachuelo que sobresalia del lago llego una vez más a otro campoco de cultivo, el arroz estaba más largo, y el agua que los rodeaba era demaciada, mirando al cielo dandose cuenta que estaba anocheciendo, y que ya estaba bastante serca, tomo un largo respiro, y conteniendo el aire en sus pulmones comenzo a correr, dejando a su paso copos de nieve que iban disolviendose al tocar el suelo.

Los arboles pasaban rapidamente a su lado, al igual que pequeñas aves salian volando asustadas al pasar ella entre las ramas.

Desde una rama dio un salto para poder aterrizar en el suelo, al ver que unos arboles de glicinas le impedian segui avanzando.

𝘼𝙯𝙪𝙡 𝘾𝙞𝙚𝙡𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora