𝘼𝙯𝙪𝙡 𝘾𝙞𝙚𝙡𝙤

Recuerdos

Hize royito la nota donde le explicaba a mi herrero lo que sucedió con mi Nichirin, Maotō se poso frente a mí y con una pequeña venda la atè a su pata.

– Ve con cuidado por favor, recuerda volar alto para que no seas visible.- Le dije mientras acariciaba su cabeza.

Abri la venta para que el pudiera salir.

Inmediatamente un cuervo negro entro a la habitación.

– Kanzaburo... ¿Pasa algo?.- Pregunte al verlo con lagrimas en los ojos.

– Tomioka y el peliar del viento estan peleando en la finca del Agua.- Grito mientras aleteaba.

Me quede helada por unos segundos, corri sacando de debajo de la camilla mi uniforme, me lo coloque rapidamente para después salir corriendo de ahi, por suerte no me tope a nadie por el camino.

Sali de la finca mariposa y continue mi recorrido mientras Kanzaburo volaba tambien frente a mí.

Al estar serca de la finca pude escuchar los gritos de Shinazugawa.

– ¡Te vez patetico ahi en el suelo!, ¡Deja de ridiculizarte y levantate maldito!, ¡¿Porque te comportas de una manera tan patetica siendo un pilar?!.

Llegue corriendo a la entrada viendo a Shinazugawa de pie  mientras miraba a giyuu, quien estaba en el suelo, por su rostro podia ver que estaba en shock, pero al mismo tiempo tenia una exprecion de miedo y panico, ¿estaba tenien un ataque de ansiedad?.

– ¡Shinazugawa ya fue suficiente!.- Le grite mientras lo jalaba hacia atras para alejarlo de Giyuu.

Me tire al suelo junto a él,  rapidamente tome sus manos las cuales estaban a cada lado de su cabeza tirando de su cabello, con algo de esfuerzo logre que se soltara, aun asi seguia temblando y respirando de manera irregular.

– ¡Tú maldito estorbo, quitate!...

– ¡Para ya Shinazugawa!.- Le grite mientras que de un golpe quite su mano de mi hombro.– ¡Vete!...

Giyuu se safo de mi agarre y corrio dentro de la finca, no perdi ni un segundo y me levante para poder seguirlo, corri al primero lugar que me vino a la mente, su habitacion, y no me equivoque, estaba en una esquina, aun temblaba, sus uñas se enterraban en sus brazos y aun podía escuchar su dificultad para respirar.