3. ¼ de un Entero

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Chocolate quien diría que semejante dulce les haría maravillas a sus nervios. Potter se preguntaba si sería mucho pedir un cachito más. Aunque no lo creía conveniente que tal si eso estropeaba sus planes y lo clasificaban en otra casa.

- ¡James! -alzo la voz Narcissa.

-Son los nervios -contesto.

-Tranquilo, es un hecho que tu casa es Gryfflindor.

El tren había llegado a su destino, alumnos mayores bajaban mientras los nuevos los seguían. Las hermanas Black guiaban al heredero Potter a su encuentro con el guardabosques, quien era el encargado de guiarlos al castillo por el lago.

Era sumamente especial llegar por ese medio, a pesar de los años no había un solo mago que se atreviera a negar que ese momento era inigualable.

-Te veremos en el gran comedor, disfruta el tour -le pidió Andrómeda.

Luego de un ligero contacto con su corbata acomodándola, las hermanas retomaron su camino rumbo a los carruajes. A James se le estaba pasando el efecto que provoco aquel dulcecito, quería ya que acabara la noche.

Veía con precaución que varios con su misma vestimenta que portaba se acercaban, suponiendo que serían sus compañeros por 7 años. Resoplo frustrado que el tiempo no avanzara.

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Tenía que mantener la calma, pero no ayudaba el hecho que su compañero de vagón estuviera saltando de un lado a otro. - ¿Podrías guardar las apariencias Xe-Lovegood?

- ¿Debería? -risueño y travieso tomo de las muñecas a su amigo comenzando a saltar nuevamente- Absolutamente no, somos niños tenemos libertad de expresarnos, aunque sea un poquito Severus.

- ¿Y es necesario saltar como canguros?

- ¡Si!

Severus hizo que su tolerancia se ensanchará unos milímetros y le pidió a quien sea que lo escuchara que le diera paciencia para no dejar inconsciente a este loco.

-Por cierto, Philius -ya que había tomado el atrevimiento de tutearlo, él haría lo mismo.

- ¿Qué pasa?

- ¿Algún consejo que te diera tu familia antes de venir? -quería preguntarle por su anillo pero sintió que era algo personal y apenas se habían conocido así que prefirió dejarlo para luego.

Unas cuantas gotas empezaban a caer del cielo con las que Philius se empezaba a entretener -Ah sí, me dijeron que no intentará resguardar alguna criatura de contrabando.

- ¿Lo cumplirás? -la seguridad en Severus fue a pasear para entonces, la lógica no encajaba en el soñador despeinado.

- ¿Y tú estarás lejos de las artes oscuras?

-Touch, respóndeme ¿qué me delató? -cuestiono, en vez de enojarse que supiera su afición fuera de lo común.

-En mi familia sabemos un poco de eso, luego te contare más a fondo y también está la casualidad que la familia Prince es conocida por ser de las pocas que la practican legalmente a medias ya sabes para guardar las apariencias.

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Mientras Xenophilius y Severus conversaban se aproximaba un hombre de gran tamaño portando una linterna.

-A todos los de nuevo ingreso por favor reunirse a mi alrededor, no corran los esperare, su equipaje será trasladado al castillo así que su atención a mí por favor. Hagrid es mi nombre y soy el guardián de las llaves y los terrenos de Hogwarts.

En cuanto se reunieron Hagrid los encamino al lago, para que se subieran a las lanchas. -Suban, por favor que no sean más de 4 personas.

El orden fue irrelevante, aunque no se palpara, el ambiente se sentía un poco desconfiado. Sin decir palabras algunos rostros se reconocieron por simple vista, sabían la razón y por el mismo motivo se ignoraron.

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Sirius Black se vio reflejado en el lado y por triste que sonara su reflejo no le transmitió la respuesta que deseaba, no confiaba en su familia y ni en su propio hermano Regulus. Sabía que lo había manipulado anoche cuando hablo y le pidió que pensará las cosas "minuciosamente". Sentía en su garganta como algo le pedía salir, rasgaba tan fuerte que el mismo terminaba sin voz.

No era un hijo ejemplar, por más que se esforzará muy dentro de sí mismo nunca llenaría la expectativa de sus patriarcas.

Pues bien, lo haría a la manera Black.

Si alguien se hubiera tomado la molestia de desviar la vista del imponente castillo, hubiera apreciado en el instante que aquel rostro triste se perdió en el profundo color de la noche.

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Remus John Lupin fue el nombre que llamo la Prof. Mcgonagall y en ese momento James lo ubico, le agradecería luego por su noble gesto.

- ¡Hufflepuff! -anuncio el sombrero seleccionador.

El pequeño niño agradeció y se dirigió a la mesa de los alumnos que con orgullo le aplaudían su bienvenida.

Fue turno de Xenophilius Lovegood, un poco asombrado soltó el brazo de Severus, y le dijo. -Recuerda de lo que hablamos, cúmplelo.

-Mi palabra te di -respondió orgulloso de que su voz sonara autoritaria y sin titubeos.

30 segundos le tomo al sombrero gritar. - ¡Ravenclaw!

Y ahí se dio cuenta que aparentaba estar loco, de eso no tenía ni el meñique. Sonriendo realmente, festejo Severus junto con los alumnos la llegada de aquel nuevo aliado.

-James William Potter.

Bien ahora sentía nuevamente esas ganas de regresar corriendo a la estación y esperar el siguiente pasaje de regreso a Londres.

Vio de reojo a sus amigas donde le decían con la simple mirada de "acércate Potter".

No supo cómo fue que llego al taburete, y fue sintiendo que el sombrero se adentraba a su mente. Y este se rio en su cara el muy vejestorio, tenía un lio como cabeza.

3 min pasaron donde finalmente dicto. - ¡Slytherin!

El color de su rostro se fue, los latidos los sentía en sus oídos con paso lento y como pudo llego a sentarse. En ese momento supo que debió huir aun si hubiera hecho el hazme reír.

-Severus Snape Prince.

La Prof. Mcgonagall se le hizo reconocido aquellos rasgos que portaba el niño, tuvo que releer el pergamino para saber si no se le había pasado algún detalle de se nombre y para su malestar no fue así. Se hizo una nota mental de hablarlo con el director.

Pudo ver de reojo como el heredero Lucius Malfoy aplaudía con vigorosidad su bienvenida.

Fue el turno de Sirius Orion Black.

-Slytherin -anuncio nuevamente. Pulcramente bajo del taburete y con gracia fue a sentarse.

Lily Evans fue puesta en Gryfflindor al igual que un niño tímido llamado Peter Pettigrew.

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Continuará...

Ámbar - JeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora