Quarantauno.

110 7 2
                                    

Sunoo tenía un plan.

Después de unos meses, donde ayudó a NI-KI a estabilizar su situación económica y pudieron tener un hogar decente, compró a escondidas dos pasajes de tren. Uno para él y uno para NI-KI.

Tenía un bolsito para llevar a Lucky, estaba todo bien pensado.

NI-KI se puso muy feliz cuando Sunoo le dijo que irían a visitar su antigua residencia en
Suwon-si.

—¿Cuánto faltaaaaa?— NI-KI estaba aburrido, aunque disfrutaba mucho de mirar por la ventana con los audífonos puestos.

—Ya vamos a llegar, no te preocupes.

Se instalaron en un pequeño hostal cerca de la antigua casa de Sunoo, dejando que Lucky caminara libre después de unas agotadoras horas de viaje.

Durmieron un poco, comieron algo ligero y NI-KI acompañó a Sunoo a dejar flores en la tumba de sus padres.

Hacía frío, por lo que tuvieron que salir muy abrigados.

NI-KI se acercó a donde se encontraba la lápida con la inscripción del nombre de la madre de Sunoo y dejó una pequeña margarita
sobre ella.

—Señora Kim, soy NI-KI. Habría sido un gusto poder conocerla. Su hijo me ha hablado muchas cosas bonitas de usted. — NI-KI hablaba en voz alta, bajo la atenta mirada de Sunoo. —Quiero que sepa que amo a Sunoo, y haré todo lo posible por hacerlo el hombre más feliz del mundo.

Espero tener su aprobación algún día.

Y finalizó con una reverencia formal.

Sunoo tenía lágrimas en los ojos que no pudo retener.

—Mamá, quiero que NI-KI sea mi esposo.

El de mechas grises no podía creer lo que había escuchado.

El de mechas grises no podía creer lo que había escuchado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𖤜 NI-KI likes Sunoo | ˢᵘⁿᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora