Cinquatotto.

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NI-KI estaba sentado frente al mostrador en su trabajo.

Miraba el reloj.

Tick, tack, tick, tack.

Cada ciertos minutos diría su vista a su móvil, pero no había ninguna llamada, tampoco un mensaje.

Se preguntaba si Sunoo ya se había marchado.

Lo había visto haciendo una pequeña maleta la noche anterior antes de ir a dormir.

NI-KI escuchó la puerta de la tienda y tuvo que centrar sus pensamientos en atender a los clientes que venían en busca de un pedido.

Cuando terminó, se despidió amablemente de ellos y luego fue a buscar sus cosas para poder cerrar e irse a casa, su turno ya había finalizado.

El caminó se le hizo eterno.

El auto se demoró mucho en llegar a las afueras de su hogar, e iba escuchando música mientras miraba el atardecer por la ventana.

Cuando llegó a casa, Lucky lo recibió con caricias en cuanto entró.

NI-KI lo tomó en sus brazos.

—¿Papá Sunoo ya se fue?

Era ilógico, pero el de cabellos caramelos quizá esperaba una respuesta del gatito.

La casa se sentía vacía, pero estaba seguro de que sería por poco tiempo.

Su teléfono vibró en su bolsillo, y una nota de voz apareció en la pantalla. El chico la abrió con cierto brillo en sus ojos.

"¡Nikie! He llegado a salvo. Te extraño. Prometo que regresaré pronto a casa, te amo."

—Y yo a ti, Sun.

𖤜 NI-KI likes Sunoo | ˢᵘⁿᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora