Narrador.
Miedo. Eso es lo que sentían las dos personas en esa pequeña cabaña. Habían usado ese teléfono para llamar a cualquier número que conocían, pero ninguno funcionaba.
Dieron con la clave al encontrar un pequeño libro en un cajón, dónde habían varios números. Llamaron a todos ellos, pero parecían simplemente no poder escucharlos, como si su voz no pasará por sus oídos. La última llamada que hicieron fue contestada por un tal Wally, el cual si los escuchaba, pero parecía ser el que estaba detrás de todo los que estaban viviendo en ese momento.
- ¿Qué vamos ha hacer?- pregunto asustada la mujer.
- no tengo idea, esto es muy confuso, inclusive siento que mis recuerdos estan confusos- murmuró la otra marioneta.
Antes de que pudieran seguir hablando, la puerta de la cabaña se abrió lentamente. Se sorprendieron ante eso, pues había intentado abrirla de todas las maneras posibles, ¡Hasta intentaron derribarla!.
Corrieron rápidamente fuera del lugar, miraron por los alrededores y caminaron por bastante tiempo. Cuando estaba por volver a la cabaña para planear algo, vieron a un chico de blanco cabello cantando entre los árboles. Este reía dulcemente entre las líneas de la canción, mientras parecía acercarse a ellos de manera confusa, pues en ningún momento pareció estar mirando a su dirección.
Parpadearon y el chico apareció frente a ellos de golpe.
- ¡Hola!- exlamo con aparente alegría.
Los dos gritaron aterrados ante eso, haciendo que el menor riera agresivamente. No les estaba pareciendo tan tierno como instantes atrás.
Con rápidas palabras le explicaron algo sobre que dónde estaban no era el mundo real, o que por lo menos ellos no pertenecían ahí. El menor rio escandalosamente al ver cómo empezaban a llorar por no saber que hacer.
Le parecía tan bello ver a esas dos marionetas retorcerse en su miseria que no pudo evitar reír como lo hizo.
Decidió con rápidos pensamientos el jugar un poco con sus ya cansadas mentes, atormentandolos un poco más.
- ¿No lo saben?- pregunto divertido-. Este es el lugar donde vienen todas las almas para sufrir un castigo eterno del cual nunca podrán escapar- hablo relajado, soltando una risita al finalizar.
Sus antes ya horrorizadas caras se deformaron en una expresión de la cual no habria descripción posible. En verdad estaban asustados ahora.
- p-pero...
Hubiera querido decir algo, pero si ese era el caso, sabrían que se lo merecían por el simple echo de haber cometido todas las cosas que hicieron en su momento. Bueno, ese era el pensamiento de la mujer, siendo que el otro hombre empezó a gritar que eso no era verdad, diciendo que no se lo merecia, que fue una buena persona toda su vida.
El albino río ante ese tonto comportamiento de negación, haciendo que el contrario callara por tal risa aterradora.
- está bien negarse, pero esto es lo que buscaron con sus propias acciones...- hablo monotono.

Suspiro levemente, ya le estaba aburriendo atormentar a sus padres. Los hizo pelear, llorar, gritar en total agonía. Le gustaba manipularlos de esa manera tan enferma, pero ya llevaba más de tres horas en eso, y se aburrió de dañarlos mentalmente, por lo que decidió sacar el cuchillo que tenía guardado y apuñarlos hasta que dejaran de gritar y llorar.Los cargo y llevo a la cabaña, dejándolos en sus respectivas camas. Cosió sus heridas y miro con felicidad unos hilos rojos que se acomodaban en sus ensangrentados cuerpos. Vio como empezaban a respirar nuevamente, también observando cómo esos hilos se adentraban en sus oidos, seguramente para llegar al cerebro y hacer unos "ajustes".
Uno de estos hilos se enredo lentamente en su muñeca, y se transformó en una linda pulsera.
- ¿Te diviertes, darling?- pregunto una voz monotona.
Miro con ternura el hilo en su muñeca, sabiendo de lo que se trataba.
- si, muchas gracias. Se que te dije que no lo necesitaba, pero en verdad lo disfrute- dijo simple, soltando una risita.
Un par de hilos lo rodearon con suavidad, pareciendo serpientes escalando por su cuerpo. Se quedó en silencio, disfrutando las cosquillas que le causaba que pasaran por todo su cuerpo. Lo empezaron a elevar lentamente, quedando en el aire, y en un segundo, estaba en los brazos de una marionetas de azules cabellos.
- hola- dijo divertido el albino.
El contrario lo miro por un segundo, para después dejarle un leve beso en los labios, bastante tímido, no como los del albino.
- ¿Te volviste mas alto?- pregunto extrañado, sintiendose algo pequeño entre sus piernas y brazos.
- mi mundo, mis reglas- dijo simple, besando con delicadeza el cuello del menor.
No sabía porque besaba esa zona, solo era un pensamiento que le llegó a la mente de golpe. Disfruto de ver cómo albino se retorcía levemente ante el tacto de sus labios, pareciendole extrañamente estimulante para su mente.
- me haces cosquillas...- hablo en un murmuró suave el menor, sintiendose extrañamente feliz ante los extraños deseos del mayor.
Se suponía que no tendría que saber esas cosas, pero lo disfrutaría por un momento.
Las ahora grandes manos del de piel amarilla lo tomaron por la cintura suavemente, acercándolo a el para ahora hundir su cara en el hueco en su cuello y hombro, moviendo su cabeza levemente para causar un roce con sus labios para provocar ese cosquilleo que tanto le estaba llamando la atención al menor.
- ¿W-Wally?- pregunto ahora bastante sonrojado.
- ¿Si, querido?- pregunto en un tono bastante profundo.
- Wally... estás un poco raro- dijo algo confundido y repentinamente tímido.
El contrario se separó rápidamente, haciendo que el albino se entristeciera extrañamente.
- ¿Te estoy incómodando?- pregunto algo nervioso, siendo extraño en el.
- oh, no, para nada- hablo, riendo por la ahora cara de preocupacion del mayor-. Es solo que no sueles hacer esas cosas, me pareció raro, pero no me incómoda... Me gustó un poco de echo- dijo lo último en un susurro que por la cercanía el otro alcanzo a escuchar, bajando la cabeza avergonzado.
El albino levantó la mirada después de unos segundos de silencio, observando la mirada profunda y penetrante que le dedicaba el contrario, sintiendo como apretaba su agarre en su cintura y lo aprisionaba contra su pecho con fuerza.
sonrió ante eso, acordándose todas las veces que hizo lo mismo con el contrario. Se acomodo mejor en sus piernas, para acurrucarse mejor contra su pecho, dejando su cabeza descansar en su cuello, donde se puso curiosamente cerca, para que su respiración rozará contra su amarillenta piel, viendolo sonrojarse ante eso.
- dos podemos jugar el mismo juego ¿Sabes?- pregunto divertido, ahora dejando leves besos en su cuello.
Lamió lentamente, mordiendo suavemente de vez en cuando, alegrandose de sentir como el agarre en su cuerpo aumentaba por momentos.
- se siente extraño- dijo algo confundido y bastante sonrojado. Era una sensación que nunca había sentido antes.
Su respiración se aumentaba al igual que sus latidos, sus manos sudaban levemente y sentía una extraña fiebre subir y bajar por todo su cuerpo, haciendo que sudara un poco.
El albino miro con un poco de detenimiento al peli azul, notando como este mostraba síntomas de aumento de libido y exitacion, decidiendo parar por el momento.
- no te preocupes por eso, de seguro se siente bien ¿No?- pregunto dulcemente, dejando un largo beso en la labios del contrario, contemplando como respiraba algo agitado despues de este.
- tendrás que darte un baño, estás sudando bastante- dijo curioso.
Si se tratara de una especie de juego, sin lugar a dudas, Wally había perdido por mucho.
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Todo Está Bien (Terminada)
Fanfictiondónde se une un nuevo vecino al vecindario. Avisos: *Historia male reader. * Ya hay un OC, pero si gustas, cambia el aspecto a tu favor, pero para mi es más cómodo así y te callas. *La historia finaliza en el "manzanas 9", pero seguiré subiendo cont...