Criss se adentró en las oscuras calles de la ciudad, decidido a descubrir más sobre el líder criminal y planear estrategias para derrotarlo. Cada paso que daba en aquel ambiente lúgubre y opresivo, los susurros de los fantasmas resonaban en su mente, buscando en él la paz que ansiaban.
Mientras continuaba su investigación, Criss se encontró con Martillo, un informante experto en los bajos fondos de la ciudad. Juntos, se refugiaron en un lugar apartado, lejos de miradas indiscretas, para intercambiar información y discutir sus próximos movimientos.
El lugar estaba impregnado de una atmósfera tensa y cargada de peligro. Martillo, con su voz ronca y su mirada penetrante, compartió sus hallazgos sobre las redes de maldad que rodeaban al líder criminal. Cada palabra que salía de su boca estaba impregnada de la amargura de un pasado turbulento.
"Criss, aquí tienes la información que logré obtener", dijo Martillo mientras entregaba un sobre. "Es lo mejor que pude encontrar sobre los contactos y las operaciones del líder criminal. Pero ten cuidado, no es alguien fácil de enfrentar. Su influencia se extiende por toda la ciudad, y sus tentáculos llegan incluso a las altas esferas del poder".
Criss tomó el sobre con determinación, consciente de que esos documentos podrían ser la clave para debilitar al líder criminal desde adentro. Estudió los nombres, las conexiones y los lugares señalados en los informes, trazando mentalmente un mapa de los puntos vulnerables que podría explotar.
Mientras Criss y Martillo intercambiaban ideas y debatían sobre los posibles enfoques estratégicos, la atmósfera del lugar se tornó cada vez más sombría. La presencia de los fantasmas se hizo más intensa, como si estuvieran ansiosos por guiar a Criss hacia su destino y encontrar la redención en su intervención.
Martillo, incómodo con la presencia sobrenatural, decidió retirarse. "Criss, entiendo que tienes una tarea importante por delante. Ten cuidado y recuerda lo que te dije sobre las sombras. Espero que encuentres la paz que buscas y que puedas liberar a esta ciudad de la opresión del líder criminal".
Criss asintió, agradeciendo a Martillo por su apoyo y su información valiosa. Vio cómo Martillo se alejaba, desvaneciéndose en la oscuridad, dejándolo solo con sus pensamientos y la inmensidad de la tarea que tenía por delante.
Ahora, con los documentos en sus manos y el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, Criss continuó su camino. La ciudad se extendía ante él como un vasto campo de batalla, plagado de corrupción y maldad. Cada paso que daba era un recordatorio de la urgencia de su misión y de las vidas que estaban en juego.
Mientras recorría los callejones y las avenidas oscurecidas por la noche, Criss podía sentir cómo las sombras lo observaban, acechando desde cada esquina y rincón. Los ojos luminosos de los fantasmas brillaban en la oscuridad, impulsándolo a seguir adelante y enfrentar el desafío que se avecinaba.
En lo profundo de su corazón, Criss sabía que estaba solo en esta lucha. Maximus tenía sus propios planes y motivaciones, y no podía confiar plenamente en él. Pero eso no lo detendría. Estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para liberar al pueblo de la opresión y llevar justicia a aquellos que habían sufrido en silencio durante tanto tiempo.
Con cada paso, Criss se sumergía aún más en las sombras de la ciudad, pero su determinación poco a poco se apagaba por las voces que resonaban de los fantasmas hacia criss
Criss salió a tomar aire fresco, sintiendo el peso de la carga sobre sus hombros. Los ecos de los fantasmas que clamaban por ayuda resonaban en su mente, creando una cacofonía de voces que se entrelazaban y se enredaban en su conciencia. Mientras caminaba por las calles solitarias, una sensación de angustia comenzó a crecer en su pecho, apretando como una garra afilada.
El sonido del viento susurrante se mezclaba con las voces de los fantasmas, susurros ininteligibles que parecían susurros lejanos de dolor y desesperación. La oscuridad de la noche parecía intensificarse a su alrededor, envolviéndolo en un abrazo gélido que le recordaba constantemente la lucha que tenía por delante.
De repente, un escalofrío recorrió su espalda y su respiración se volvió entrecortada. Una oleada de pánico se apoderó de él, su corazón latiendo desbocado en su pecho. Las voces de los fantasmas se volvieron más nítidas y agudas, como si estuvieran susurrando directamente en su oído. Cada palabra, cada súplica de ayuda, se clavaba en su mente como agujas afiladas.
Criss se aferró a su cabeza, intentando bloquear el torrente de voces, pero era inútil. Sentía como si estuviera perdiendo el control, como si estuviera al borde de la locura. Su visión se volvió borrosa y el mundo a su alrededor se desdibujaba en una neblina difusa.
Con esfuerzo, logró mantenerse en pie, luchando contra la marea de ansiedad que amenazaba con arrastrarlo. Cerró los ojos con fuerza y respiró profundamente, tratando de encontrar un punto de calma en medio del caos.
Criss se detuvo en mitad de la calle, mirando al vacío mientras su frustración comenzaba a desbordarse. "¡No pedí esto!", exclamó con voz temblorosa, dejando escapar su enfado. "¿Por qué me obligaron a llevar esta carga? ¿Por qué no me dejaron ser un simple humano y morir como tal?"
Las voces de los fantasmas resonaron a su alrededor, aumentando en intensidad y frecuencia. Cada palabra era como un eco persistente en su mente, recordándole su destino y su propósito. "¡No puedo soportarlo más!", gritó Criss, sus ojos llenos de lágrimas mientras se llevaba las manos a las sienes, tratando de bloquear los sonidos que lo atormentaban.
Pero las voces persistieron, incesantes y desgarradoras. "¡Ayúdanos!", imploraban los fantasmas. "¡Libéranos de nuestro sufrimiento!"
Criss se dejó caer de rodillas, sintiéndose abrumado por la responsabilidad que había caído sobre sus hombros. Las lágrimas recorrían sus mejillas mientras sus pensamientos se entrelazaban con las voces de los fantasmas. "No puedo hacerlo solo", susurró con tristeza. "Necesito ayuda, necesito encontrar una manera de darles paz".
Criss continuó caminando, dejando atrás el eco de las voces y concentrándose en su propósito. Sabía que había más por descubrir, más información que necesitaba recolectar para enfrentar al líder criminal. Aunque las voces de los fantasmas seguirían resonando en su interior, ahora tenía la certeza de que no estaba solo en su lucha. Y con esa convicción renovada, siguió adelante, dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino hacia la redención y la paz, tanto para los fantasmas como para sí mismo.
Después de unos minutos que parecieron una eternidad, las voces comenzaron a desvanecerse lentamente. La ansiedad retrocedió, dejando paso a un sentimiento de agotamiento y desolación. Criss se apoyó en una pared cercana, dejando que el aire fresco llenara sus pulmones mientras se recuperaba de la tormenta emocional que acababa de experimentar.
Sabía que no podía permitir que las voces de los fantasmas lo dominaran. Necesitaba encontrar una manera de darles paz, de liberarlos de su sufrimiento. Pero también sabía que para hacerlo, debía enfrentar al líder criminal y desmantelar su red de malicia y opresión.
Mientras continuaba su camino, Criss se prometió a sí mismo que no se dejaría vencer por el miedo y la ansiedad. Aunque las voces de los fantasmas seguirían resonando en su mente, encontraría la fuerza para enfrentarlas y cumplir su propósito. No importaba cuán oscuro o desafiante fuera el camino, él seguiría adelante, dispuesto a sacrificarlo todo en su búsqueda de su muerte
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THE END OF NIGHTMARES
AventureCriss Vargas es un inmortal atormentado por la maldición de los fantasmas. Vive en Ciudad Perdida, una ciudad devastada por la guerra donde la violencia y los secretos son el pan de cada día. Criss solo quiere morir, pero no sabe cómo romper el hech...