"la voz de la opresión"

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Criss avanzaba por las sombrías calles del pueblo, sumido en sus pensamientos. El silencio de la noche era interrumpido únicamente por el sonido de sus pasos sobre el empedrado. Mientras caminaba, comenzó a escuchar murmullos y risas distantes que provenían de un callejón cercano.

Intrigado por los sonidos, Criss se acercó sigilosamente y entre las sombras pudo distinguir a un grupo de hombres que rodeaba a una mujer indefensa. Su voz, llena de angustia y miedo, llegaba a los oídos de Criss como un eco lejano. Un escalofrío recorrió su espalda, recordándole oscuros episodios de su pasado.

Sin pensarlo dos veces, Criss se lanzó al ataque, desatando una ráfaga de movimientos ágiles y precisos. Los criminales, sorprendidos por la inesperada aparición de este enigmático forastero, se vieron superados por su destreza. Uno a uno, cayeron al suelo, incapaces de hacerle frente.

Finalmente, solo quedó un hombre, herido y temblando de miedo. Criss se acercó lentamente, sus ojos reflejando una fría determinación. Con voz firme y amenazante, le exigió saber quién era el líder de los criminales en el pueblo.

Criss mantuvo una mirada fría y penetrante mientras sostenía al hombre contra la pared, sujetándolo por el cuello de la camisa. El hombre, que se había convertido en su único medio para obtener información sobre el líder de los criminales, parecía tambalearse entre el miedo y la resistencia.

"Escucha con atención", gruñó Criss con voz ronca. "No tienes idea de lo que eres capaz de provocar si no me dices lo que necesito saber. No quiero lastimarte, pero no voy a permitir que sigas causando más daño a este pueblo".

El hombre tosió y balbuceó algunas palabras, tratando de negar cualquier conocimiento sobre el líder criminal. Sin embargo, la mirada amenazante de Criss y su agarre firme dejaron claro que las mentiras no serían toleradas.

"Ya es suficiente", susurró Criss con una mezcla de frustración y determinación. Con un rápido movimiento, golpeó al hombre en el estómago, lo suficiente para dejarlo sin aliento pero sin causarle daño permanente. "Tienes una última oportunidad para decirme lo que necesito saber. No la desperdicies".

El hombre, jadeando y con los ojos llenos de temor, finalmente cedió. Reveló la identidad del líder criminal y detalles importantes sobre sus operaciones. Criss, satisfecho con la información obtenida, lo soltó bruscamente.

"No olvides esto", advirtió Criss con una voz llena de advertencia. "Si vuelves a cruzar mi camino o intentas hacer daño a este pueblo de nuevo, no habrá lugar donde puedas esconderte".

Con una mirada desafiante, el hombre asintió, entendiendo la seriedad de las palabras de Criss. Sin decir una palabra más, Criss se alejó del lugar y se acerco a la mujer.

Criss se acercó a la mujer, cuyo rostro reflejaba una mezcla de alivio y temor. Ella miró a Criss con ojos llenos de gratitud, sus palabras brotaron con una voz suave y temblorosa.

"Gracias", dijo la mujer, su voz quebrada por la emoción. "No sé qué habría sido de mí si no hubieras aparecido. Estoy en deuda contigo".

Criss asintió con seriedad, entendiendo el miedo y el trauma que la mujer había experimentado. Su mirada se suavizó por un instante, revelando una pequeña chispa de compasión en sus ojos.

"No tienes por qué agradecer", respondió Criss, su voz resonando con un matiz de empatía. "Nadie debería sufrir a manos de personas despreciables como ellos".

La mujer asintió, sus manos temblando ligeramente. La oscuridad de la noche envolvía el lugar, pero un punto de esperanza parecía nacer en medio de la sombra. Criss, aunque abrumado por sus propios demonios internos, encontró un pequeño respiro en el hecho de que pudo marcar la diferencia en la vida de alguien más.

"Ten cuidado", advirtió Criss, su voz cargada de seriedad. "Estos criminales no se detendrán fácilmente. Es peligroso para ti quedarte aquí".

La mujer asintió, entendiendo el peligro que aún acechaba en las sombras del pueblo. Con un gesto de despedida, se alejó rápidamente, dejando a Criss inmerso en sus propios pensamientos.

El silencio de la noche se hizo eco en los callejones desiertos mientras Criss continuaba su camino, con el eco de la mujer agradecida resonando en su mente. Aunque su búsqueda de la muerte seguía siendo su principal motivación, algo en ese breve encuentro le recordó que incluso en las sombras más oscuras, aún había espacio para la compasión y la esperanza.

El sol comenzaba a elevarse lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonalidades doradas y naranjas. Criss, con su rostro imperturbable, continuaba su recorrido por el pueblo. Sus pasos resonaban en las solitarias calles mientras se adentraba en el corazón de la comunidad.

El hambre se hacía sentir en su estómago, y decidió hacer una parada en un modesto local para comer algo. El aroma tentador de la comida llenaba el lugar, mientras los lugareños disfrutaban de su desayuno con tranquilidad. Criss tomó asiento en una esquina, manteniendo su mirada fija en el plato frente a él. Sus pensamientos vagaban, recordando las acciones del líder de los criminales y su sed de venganza crecía en su interior.

De repente, una voz furiosa y amenazante resonó por todo el pueblo. Era el líder criminal buscando a quien consideraba responsable de la derrota anterior. La tensión llenó el ambiente mientras los habitantes se apresuraban a esconderse, temiendo represalias. Criss, con su comida aún frente a él, escuchaba con atención cada palabra, reconociendo la voz del hombre que había interrogado anteriormente.

Su mandíbula se tensó y sus puños se cerraron con firmeza. Era momento de tomar medidas y enfrentar a aquel que se había convertido en el símbolo de la opresión en el pueblo. Criss se levantó de su asiento, dejando su comida prácticamente intocada. Los ojos del resto de los comensales se fijaron en él, un silencio incómodo invadió el lugar.

Sin pronunciar palabra, Criss salió del local con determinación, sus pasos resonando en el aire mientras se dirigía hacia el epicentro del caos. Los murmullos de los aldeanos seguían sus pasos, algunos asomándose tímidamente para ver qué ocurría.

El líder de los criminales, con su voz autoritaria y amenazante, buscaba justicia a su manera distorsionada. Pero Criss sabía que era su responsabilidad poner fin a esta injusticia. Sus puños se apretaron con más fuerza y su mirada se volvió helada, reflejando el fuego ardiente de su determinación.

El pueblo estaba sumido en el miedo y la opresión, pero Criss se alzaría como su defensor silencioso. La batalla estaba por comenzar, y el amanecer traería consigo una luz de esperanza en medio de la oscuridad. Los habitantes observaban en silencio, sabiendo que algo importante estaba a punto de suceder.

THE END OF NIGHTMARESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora