"la caída de la injusticia"

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El equipo de Criss y Máximus avanzó sigilosamente por los pasillos oscuros de la base del líder criminal. Cada uno se movía con una destreza y agilidad inigualables, asegurándose de no llamar la atención de los maleantes y guardias corruptos que patrullaban el lugar.

Mientras se adentraban más en la base, los dos guerreros mantenían un silencio estratégico, comunicándose a través de gestos sutiles y miradas que hablaban de años de experiencia en el campo de batalla. Conocían los protocolos de infiltración al dedillo y confiaban en su capacidad para superar cualquier obstáculo que se les presentara.

A medida que se acercaban a la sala principal, donde se encontraba el líder criminal, Criss y Máximus comenzaron a planificar su estrategia. Se apoyaron en una pared, ocultos en la sombra, y comenzaron a intercambiar ideas en voz baja pero llena de autoridad.

Los dos guerreros se miran intensamente, conscientes de la importancia de su misión y de la necesidad de confiar el uno en el otro. Sin perder más tiempo, se separan de la pared y continúan avanzando, preparados para enfrentarse a los desafíos que les esperan en su camino hacia el líder criminal.

Criss, con su mirada penetrante, trazaba mentalmente un mapa de la base, identificando las posibles ubicaciones de los guardias y los puntos débiles en la seguridad. Movía sus manos con gestos firmes y decisivos, señalando los posibles puntos de entrada y las rutas de escape

Máximus, con su postura firme y confiada, escuchaba atentamente las ideas de Criss y añadía sus propias observaciones. Su experiencia táctica y su capacidad para pensar en escenarios complejos eran invaluables en ese momento. Asentía ocasionalmente y señalaba con sutileza los posibles peligros que debían tener en cuenta.

A medida que avanzaban en su planificación, Criss y Máximus intercambiaban miradas de complicidad, sabiendo que la confianza mutua era vital para el éxito de su misión. Aunque seguían siendo rivales, su objetivo común los mantenía unidos y les permitía desplegar todo su potencial como guerreros letales.

Una vez que habían finalizado su estrategia, Criss y Máximus se pusieron en movimiento nuevamente. Siguiendo las indicaciones de Criss, se deslizaron por los pasillos con gracia y sigilo, evitando las trampas y superando a los enemigos con movimientos rápidos y precisos.

Finalmente, llegaron a la sala principal, donde el líder criminal los esperaba, ajeno a su inminente llegada. Criss y Máximus compartieron una mirada determinada antes de adentrarse en la confrontación, cada uno confiando en la habilidad del otro para proteger su espalda y alcanzar la victoria.

Criss y Máximus se adentraron en la sala principal, manteniendo la guardia alta y aprovechando las sombras para mantenerse ocultos. Observaron al líder criminal sentado en su trono, rodeado de sus secuaces y sumido en la arrogancia de su poder.

Criss, con un gesto de mano, indicó a Máximus que se mantuviera en posición y estuviera listo para actuar. Ambos guerreros sabían que este era el momento crucial, el instante en que debían ejecutar su plan con precisión y contundencia.

Con una mirada fría y determinada, Criss avanzó lentamente hacia el líder criminal, evitando cuidadosamente los puntos ciegos de los guardias corruptos. Su respiración era controlada y su mente se enfocaba en cada paso que daba, preparándose para el enfrentamiento que estaba por venir.

Mientras Criss se acercaba sigilosamente, Máximus se mantenía alerta, listo para intervenir en cualquier momento. Su cuerpo estaba tenso, sus músculos preparados para responder con fuerza y agilidad ante cualquier amenaza que surgiera.

El líder criminal, ajeno a la presencia de Criss, se relajaba en su trono, creyendo que nadie se atrevería a desafiarlo. Pero en un instante, todo cambió. Una sombra se deslizó entre los guardias, una figura silenciosa que parecía moverse con una destreza sobrenatural.

THE END OF NIGHTMARESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora