Capítulo 9

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Pedri llega pasada la medianoche, cuando Gavi, una vez más, está sentado mirando el televisor, solo en la oscuridad.

Gavi no lo ha visto desde el incidente en el baño del club, el canario desapareció poco después, y está contento por ello. No ha sido capaz de mirarlo a los ojos sin querer morir, o desear que habría estado listo para enfrentarse a él esta mañana, desearía que la tierra se abriera y lo tragase entero.

Pero ha tenido un día completo para procesarlo, y no está tranquilo, en absoluto, pero ahora puede hacerle frente.

Pedri se detiene en la sala de estar, mira el televisor. -¿El Hormiguero?

Gavi: Sí.

Pedri: ¿Quieres una taza de té?

Gavi: Sí, si vas a preparar una para tí.

Pedri va a la cocina, pone el agua a hervir, y las cosas se sienten casi normales. Y mientras Gavi sabe que se está mintiendo a sí mismo, es un mecanismo de defensa así que sigue la corriente.

Gavi: Aquí tienes - le dice a Pedri un minuto más tarde, entregándole una taza de té caliente.

Pedri: Gracias.

Pedri se sienta junto a él, pone sus pies sobre la mesa de café y sopla el vapor de su taza. - ¿Con quién estamos hoy? - Pregunta, señalando el televisor.

Gavi: Emilia.

Pedri: La conocí en New York

Gavi vuelve la cabeza para mirarlo. - ¿Cuándo recién te mudaste?

Pedri: Sí, algo así - dice el canario, moviendo la cabeza. - Por cierto una vez salimos a Southampton, la familia de Lewan tenía una casa allí. No estoy seguro si aun la tienen.

Gavi resopla y sonríe. - Parece que tienen casas en todas partes.

Pedri: Bueno, al menos sabes que nunca te quedarás sin casa, - dice el mayor con una sonrisa.

Permanecen en silencio, y así se mantienen a través de la mitad del episodio antes que el mecanismo de defensa de Pablo se venga abajo. Él estuvo bien mientras que Pedri no estaba aquí, y estuvo bien mientras el canario le estaba hablando, pero ahora están aquí sentados, y no se dicen nada, y el elefante en la habitación continúa creciendo hasta que Gavi no tiene que mencionarlo, no puede simplemente esconderlo bajo la alfombra, como tanto lo desea.

Respira profundamente para darse valor.

Gavi: Mira, sobre lo de anoche...

Pedri: No hay nada de qué hablar, - dice el canario al instante, interrumpiendo como si hubiese estado esperando. Su tono es bajo y oscuro, con un toque de advertencia.

Sin embargo, Gavi no puede dejarlo pasar, porque es un idiota tenaz, y Pedri no puede verse afectado por lo ocurrido. Nunca ha estado en ese tipo de situación antes. Mirando algo que no debía, algo peligroso, incapaz de apartar la mirada. No puede quitárselo de la cabeza, y no quiere que Pedri piense que no le importa, que no siente culpa o incomodidad por haber invadido un momento tan intimo. No sólo lo invadió, se quedó ahí mirando.

Gavi: No fue mi intención encontrarte ahí.

Pedri: Es un baño público, Gavira, - dice el canario llanamente - ¿Cómo podrías haberlo hecho a propósito?

Gavi: Tú, quiero decir... - No puede creer que esté a punto de preguntar esto, pero tiene que saber, ha tenido la pregunta dando vueltas en su cerebro durante todo el día. - ¿Es algo que haces comúnmente?

Pedri se toma unos minutos para responder. - Un hombre tiene necesidades, - dice lentamente con tono medido. Mira su taza mientras habla. - Pero por lo general no soy tan... Me gusta pensar que tengo más dignidad que eso.

Gavi: Entonces, ¿por qué lo hiciste anoche?

Pedri: Supongo que simplemente no tuve la paciencia para ir a un lugar más privado. - Sonríe irónicamente, y luego mira a Gavi, y es el primer contacto visual adecuado que han tenido desde que abordaron el tema. - Estaba demasiado... Animado.

Excitado, es la palabra que está buscando, y Páez se lame los labios, quiere presionar para que le diga más, busca algún indicio de algo más en la cara de Pedri. Pero no sabe cómo puede hacer más preguntas sin que sean inadecuadas, por lo que con un suspiro de decepción decide no hacerlo.

Gavi: Bueno, aun así. Lo siento.

Pedri aún no ha apartado la vista, y las luces del televisor están reflejándose en sus ojos mientras mira fijamente al menor, y una vez más observa la boca de Gavi, sólo que no ha bebido alcohol en este momento y no tiene ninguna excusa para su comportamiento.

Pedri: Si por algo vas a disculparte, Gavira, - dice casi en un susurro, o entre dientes sería más adecuado - No es por mirar cuando me encontraste ahí.

Gavi traga, y trata de nivelar su respiración. - ¿Entonces por qué?

Pedri lo mira directamente a los ojos, el sevillano no tiene la capacidad o el deseo de evitar su mirada cuando dice, lentamente y con toda intención

Pedri: ¿Qué piensas que me puso tan animado en primer lugar?

Gavi: ¿Fue... - se le quiebra la voz, y su estómago se retuerce, quiere alejarse de esta conversación casi tanto como quiere acercarse al calor corporal de Pedri - No puedes decir que fue porque yo estaba bailando para tí - su voz suena como un graznido - Me veo estúpido cuando bailo.

Los ojos de Pedri brillan con algo oscuro e irreconocible, y tuerce los labios como si quisiera hacer una mueca, sonreír, o solo demostrar lo que acaba de cruzar a través de su cabeza.

Pedri: No, no te ves estúpido. - dice con voz entrecortada. - Y no dejes que Lewan te oiga decir eso.

Gavi: El ya sabe que no bailo bien.

Pedri: No - el canario lo mira enérgicamente, y ya no hay nada encubierto. Gavi puede verlo todo ahora. - Que estabas bailando para mí.

Las palabras quedan en el aire entre ellos, y se miran el uno al otro, en esta oscuridad, este manto de la noche, se siente como si sólo ellos dos existieran, Robert no está en la habitación de al lado, no hay nada que impida a Gavi de expresar esos pensamientos peligrosos que acechan en los bordes de su conciencia.

Gavi: No fue mi intención decir eso - dice sin negar lo que dijo Pedri, pero tampoco lo admite. Terreno seguro y muy alejado de lo que realmente quiere decirle.

Pedri sonríe, pero lo hace sin alegría alguna. Entonces aparta la mirada, se acomoda en el sofá, y acerca su taza a los labios.

Pedri: Y no fue mi intención mirarte cuando bailabas - dice antes de tomar un sorbo. - Todos hacemos cosas que no debemos, a veces.

Hay tanta verdad en las palabras y el tono de Pedri hace que la cabeza de Gavi de vueltas. Todo lo que puede hacer ahora es alejarse y pronto.

Gavi: Tengo que irme a la cama.

Pedri: Sí, - dice el canario, con la mirada firmemente fija en el televisor - Buenas noches, Gavi. - No se siente como el final de la conversación, en absoluto. Se siente como el comienzo de algo que va más allá de las palabras.

Gavi no puede dormir hasta cerca del amanecer.

Su Padrino (Gavi & Pedri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora