6. La Todopoderosa

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Los designios de la Todopoderosa son inescrutables.

La pareja llevaba unos meses de feliz convivencia en la casa de campo.

Azirafel trabajaba de lunes a viernes en la librería, manteniendo las apariencias. Crowley cuidaba de la casa y, aprovechando el jardín, había preparado un huerto. Le enorgullecía cocinar sus propios productos.

También ejercía de chófer de su ángel. El Bentley debe circular por mantenimiento. Cuando Azirafel empezaba su jornada, era el momento de comprar por Londres.

El ingenioso demonio, creador y destructor de la M-24, a quien una vez atribuyeron la Inquisición Española, había evolucionado en enamorado devoto, chófer y amo de casa. Atrás quedaron esos tiempos de corromper a humanos que eran infinitamente mejor corrompiéndose a sí mismos.

Por eso se sobresaltó cuando, al acabar las compras de la mañana, una voz femenina le habló desde la radio del Bentley.

-No pierdas el tiempo y no repliques; ve a la iglesia más cercana-.

No, eso no sonaba a orden del infierno.

Llegó hasta la puerta. Una pequeña iglesia románica. Bajó del coche.

- Entra - se escuchó esta vez desde su teléfono móvil. El más allá tiene cierta preferencia por la comunicación mediante medios electrónicos.
- Sí, claro - respondió el pelirrojo, imprimiendo toda la ironía posible a su voz - que te crees tú que voy a quemarme los pies sin motivos.
- Hay un buen motivo - alegó la voz- y es que no te vas a quemar los pies -.

Aquello no tenía sentido. Ningún demonio puede pisar suelo consagrado sin sentirse arder. Por norma general, eso les complica la entrada a iglesias y cementerios. Si quieren entrar, entran... pero con dolor y poca dignidad; dando saltitos.

Más por curiosidad que por obediencia, abrió la puerta y depositó un pie dentro del recinto. Nada. Colocó el otro. Nada tampoco.

Volvió a salir, hablando al móvil. Los entes celestiales manifiestan debilidad por los medios electrónicos.

- ¿Es esto algún tipo de templo masónico o satánico? ¿Es una broma? ¿Cuál es el truco? -

Frente a él, para su pasmo, apareció ante él una réplica de la Alanis Morrisete de los 90.

- De nada, por cierto -

Debía ser la Todopoderosa, dedujo Crowley, que ha resuelto saltarse a Metatrón y adoptar la misma imagen que en la película "Dogma".

- Sí, soy la que soy. ¿Alguna pregunta?-

Crowley se quedó balbuceando hasta que fue capaz de intentar procesar lo sucedido y plasmar alguna pregunta coherente. No obstante, antes de verbalizarla, la Todopoderosa volvía a hablar.

- Si quieres una experiencia más fuerte, puedes jugar con agua bendita. No morirás -.

El demonio sonrió, intentando mostrar mayor aplomo.

- Hay alguien que me espera y que me hace demasiado feliz como para que obedezca este tipo de órdenes. Quizá el viejo Crowley lo hubiera hecho. Este no.

- Solo que el viejo Crowley sí hubiera muerto por el agua bendita. Este no - La Todopoderosa Alanis se veía muy complacida, a pesar de la desobediencia, disfrutando del desconcierto y de la desobediencia del demonio.

Los nervios de Crowley aumentaron.

- ¿Qué me has hecho? Tú me has hecho algo. No lo entiendo y quiero entenderlo.

- Has dejado de ser un demonio. Hace mucho que no haces el mal por el gusto de hacer el mal. Y me temo que nunca te limitaste a obedecer a ningún bando -

El demonio continuaba estupefacto. Caminaba braceando de un lado a otro
- Pero, pero... no, no, eso no, es imposible, no quiero... No, qué va, noooo....
- Tranquilo, hoy por hoy no eres un ángel - risas- El camino al lado oscuro no puede ser fácilmente reversible, se me iría la mitad de la plantilla de excursión y luego harían caritas lindas para que les dejara volver como si nada.
- Dices "hoy por hoy".
- Estás siendo objeto de seguimiento muy estrecho - decía la Todopoderosa,divertida ante ese espectáculo audiovisual en el que se había convertido el pelirrojo.
- ¿Qué soy entonces?
- Un ser inmortal, sobrenatural y neutral. Rara avis. Carne de purgatorio. Otra prueba de que el amor redime, salva. Esto, por cierto, te libera del dominio de las hordas infernales. Ya no están autorizados a ir a buscarte, aunque puede que intenten hacerlo igual. Ya sabes, hay reglas, pero a los demonios os gusta saltarlas.

- ¿Alguien rezó por mí? - solo se le ocurría un ser que hubiera podido hacerlo. Un ser angelical. Bien mirado, no era tan extraño, pero después de aquellos acontecimientos que habían cambiado todo y de la pérdida de fe que había experimentado Azirafel con respecto a sus superiores, le sorprendía que todavía conservara la costumbre de rezar y que, encima, rezará por él.

- ¿Acaso eso también lo dudabas, caballero de poca fe? Ese alguien que te ama y no quiere que una hipotética muerte os pueda enviar a dos mundos distintos sin remedio. El mismo  que quiere asegurarse una eternidad contigo, tengáis o no cuerpos humanos o mundo... porque este mundo también acabará algún día -.

Crowley se sintió muy conmovido. Imaginaba que Azirafel no quería caer, que su noble naturaleza haría que siempre quisiera ser un ángel. Pero estaba luchando a su manera por sacarle de los infiernos.

- Ya no soy un demonio - intentó cerciorarse de que lo había entendido bien - pero tampoco un ángel o un humano.

- Haceros a ambos humanos es una posibilidad - reconoció la Todopoderosa - y piensa que no suelo comentar mis divagaciones, son inescrutables. Ya había dejado de ser justo que continuaras siendo un demonio; en cuanto has gozado de libre albedrío has dejado de hacer el mal y... a mí nunca me engañaste, tus actos tenían más de gamberrada que de obras intrínsecamente malas. Los ineptos de tus jefes no vieron que siempre fuiste un demonio de pacotilla, así que no me pesa mucho darte esta oportunidad de redención -.

Crowley jamás había valorado convertirse en humano. No sabía si esto les convenía, por más cercano a la humanidad que se sintiera.

- ¿Qué pasaría si decidieras hacernos humanos?

- A ver - replicó - Podríais envejecer y morir. Luego seríais juzgados según vuestras obras, pudiendo acabar juntos o no ... como cualquier humano -

Crowley dudaba mucho que tras ese hipotético juicio final,  acabara junto a Azira. Habían pasado milenios en ocupaciones muy distintas.

- Sé lo que piensas. Por algo soy Todopoderosa - río - pero para haceros humanos hay dos vías. Una implica conservar vuestro cuerpo y memoria. La otra, que os encarneis, olvidéis todo y empecéis de cero. Ya me ocuparía yo de que volvierais a conoceros... no dudo de que os enamoraríais de nuevo -

A Crowley le dolía la cabeza. Una situación extraña: como demonio que había sido, a excepción del día de su caída, nunca había experimentado dolor.

- Me tienta.. porque si olvidamos y nos hacemos humanos, ya no podrían ir ambos ejércitos a por nosotros. Pero... no quiero que mi opinión influya. Debo hablarlo con Azira. Y no quiero olvidar. Es renunciar a mi alma. Quizá no te merezca la pena, es un alma que cayó -.

La Todopoderosa le cogió por los hombros, mirando tus ojos.

- Tu mirada ha dejado de ser ámbar. Ya no puedes convertirte en serpiente. Esas cualidades eran demoníacas. Pero... sigues siendo pelirrojo. Eso debería gustarte - sonrió - no tomaré ninguna decisión injusta o apresurada. Soy la Diosa. Llegado el momento, también oiré a Azirafel antes de resolver. Tu ángel dejó de ser tan recto como debía, pero recuerda lo que se dice: "Dios escribe derecho en renglones torcidos". Disfruta tu nuevo estatus-.

Y la Diosa desapareció.

"Criatura sobrenatural" murmuró el que fuera un demonio, sin saber cómo sentirse "no perteneciente al Cielo o al Infierno".

Realmente esto era congruente con cómo se sentía. No como un peón de nadie. En su corazón, solo era de Azirafel, el ángel que había rezado por él.

- Verás cuando llegue a casa y le cuente - se dijo - Iré haciendo crepes-.

La Espada Llameante (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora