Epílogo

536 89 11
                                    

Dos meses y medio después.



Soy feliz. En eso es en lo primero que pienso cuando me levanto y siento uno de los brazos de Max rodeando mi cintura, su cabeza en mi cuello y su otro brazo bajo mi cabeza, doblado de tal manera que con su mano sostiene uno de mis senos. Tantas cosas han pasado desde que nos dijimos el sí quiero en el altar.

Seguimos viviendo en Los Ángeles, aunque vamos todos los fines de semana a Virginia, a nuestros padres les encanta pasar tiempo con nuestro pequeño Kaan. Porque si, al fin, nos dieron la custodia de aquel niño que dibujaba solo en una mesa en el rincón del orfanato. Nos ha costado mucho llegar donde estamos, por lo que ahora nos aferramos los tres con uñas y dientes.

No obstante, hoy solo estamos mi esposo y yo en casa. Mi esposo, sigo sin acostumbrarme a llamarlo así, siempre que lo hago, mariposas bailan en mi estómago.

Kaan tuvo pijamada en la casa de Jake anoche, puesto que Max y yo fuimos invitados a una gala luego de que mi nombre quedara grabado en una de tantas estrellas en el paseo de la fama. Jamás imaginé que algo así pasaría. Lo soñé, por supuesto, que lo hice, pero pensar que en algún momento llegara a convertirse en realidad... Bueno, decir que me asombró, es decir poco.

Me remuevo un poco, quitando la mano de Max de mi pecho e intentando levantarme, pero él me detiene.

-¿A dónde cree que va, señora Johnson? -murmura con la voz ronca del sueño.

-Al baño.

-Bien, pero regresa pronto, ya te extraño.

-Eres tierno, aun así, tienes que levantarte. Ayla traerá a Kaan en cualquier momento.

-¿Sigues intentando unir a la demonio con D'Angelo?

-¿Yo? Jamás haría tal cosa -respondo evitando mirarle a los ojos.

-Ser sinceros el uno con el otro ¿Recuerdas?

-Odio cada instante en el que sacas nuestros votos cuando te convienen... Bien, puede que le haya dicho a Ayla que necesitaba que recogiera a Kaan porque Jake tenía una cita importante.

-¿Quieres que tu mejor amiga se ponga celosa?

-Es la única manera de que se dé cuenta de que está enamorada, la conozco y sé que lo va a negar siempre, hasta que llegue otra persona a la vida de él. Ahora déjame ir al baño.

-No te estoy reteniendo -dice riéndose desde la cama.

-Idiota

-También te amo -grita.

Media hora después, ya estoy duchada y sentada en la cocina con un plato de todo tipo de fruta ante mí. Últimamente, me ha dado por comer fruta, da igual cuál sea. Max come sus huevos revueltos a mi lado y estoy tentada a robarle un poco, no obstante un grito infantil conocido, seguido de un ladrido, me distraen y Max se come el último trazo.

-Ya estamos aquí -anuncia Ayla entrando a la cocina y robándose un trozo de Mango.

-Nos dimos cuenta -contesta Max antes de tomar un sorbo de zumo de manzana.

-¿Qué pasa Maximiliano? ¿Nyx no te lo dio bien anoche? ¿Es por eso que te levantas de tan mal humor o ese es tu verdadero carácter y yo ni enterada?

-No se pongan a discutir por favor -pido

-Bien, solo porque mi esposa me lo pide.

-Eres un hombre gobernado.

-Lo soy, mi mujer me puede quitar muchas cosas si la desobedezco.

-¿Qué? ¿La PlayStation?

-Su cuerpo -responde este guiñándome un ojo, lo que provoca que estalle en una carcajada que lo contagia.

Indeleble/ Melodías del Alma Libro I  #pgp2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora