Capítulo XXIII

33 2 0
                                    

Severus quedó paralizado al verla bajar la escalera, era la musa con la que llevaba soñando, todo era igual, el vestido, el peinado, ¡¡Todo!!,

Veía que Minerva iba acompañada de ella, no se iba a quedar ahí parado ¿No?, prosiguió su camino, pero iba nervioso, de repente sintió que le sudaban las manos, que se ponía torpe, no sabía que hacer, sólo mirarla de lejos.

Era hermosa ante sus ojos, una diosa, con ella se casaría y tendría hijos sin dudarlo. La contemplaba, lo tenía vuelto loco.

¡¡Guau!!-le dijeron Vector, Charity y Pomona al verla, ¡¡Ése si que es cambio!!, ¡¡Te ves preciosa!!.

Les dije, sólo había que decirle que se pusiera bella y ¡¡lo hemos conseguido!!- dijo Minerva.

Severus iba escuchando todo de  manera atenta. Esperen..., ¿Ellas la conocían?, ¿Cómo que nunca ha sabido de ella?. Miraba a Charity..¿Cómo nunca se la mencionó?, ¿Cómo nunca se la presentó?- pensaba en su cabeza de hombre, que por no ser ellas muy agraciadas tenían solo mujeres  iguales a ellas, pero jamás pensó que ellas conocían a esta musa.

¡¡Severus!!- le dijo Vector-¿Cómo estás?.

Bien-les dijo secamente, disculpa, ¿Quién es ella, la del vestido verde?

Nuestra colega, Severus-le dijo la profesora de Astronomía- ¿No está bellísima?, ¿Quién iba a saber que bajo todo ese ropaje tenía tan bella figura?.

El pocionista quedó en blanco. Esperen, esperen...¿Nuestra "colega"?, ¿Es profesora también?

Le iba a preguntar a Vector si era una colega nueva, pero se alejó justo para saludar a los que estaban ahí. 

Algo  no le encajaba, ¿Cómo que ella era una colega?, y ¿Cómo todos la conocían?

¡¡Estás preciosa, pequeña mía!!- le dijo el Director, ¡¡ Dejarás a todos con infarto!!.

¿Qué?- pensó el pocionista para sí mismo- ¿También Albus la conoce?, y ¿Cómo yo no la conozco?, ¿Cuándo la presentaron?, ¿Cuándo le informaron de ella?.

Se sentía burlado, ignorado, discriminado, todos la conocían ¡¡menos él!!, ¿Qué pasaba con el mundo?.

Hola Severus-le dijo Charity-¿Cómo estás?.

Como siempre bien-le respondió el pocionista, con un dejo de rabia

Charity lo miró extrañada.

¿Por qué nunca me hablaste de ella, Charity?- le dijo en tono de reproche.

¿De quién estás hablando?ñ- le dijo confundida Burbage.

¡¡De ella!!- le dijo el pocionista, apuntando a la musa.

Pero, Severus, es nuestra colega, ¿No la reconoces?-le preguntó la maestra de Estudios Muggles.

El maestro de pociones la veía con cara de no te creo y no te entiendo.

¡¡Severus!!- le dijo Charity- ¡¡Es Sybil!!.

¡¿Qué?!- gritó el pelinegro, logrando que todos lo quedaran mirando-¡¿Qué fue lo que dijiste?!- la interrogó.

Es Sybil- le repitió la profesora.

¡No!, ¡No es cierto!, ¿Cómo va a ser Sybil?- la interrogó el pocionista.

Charity lo quedó mirando y se alejó de él.

Severus ahora si que estaba en shock, ¿Cómo ella iba a ser Sybil?, la diferencia estaba a la vista, grandes lentes, pelo alborotado... ¡¡su musa no usaba nada de eso!!, la figura no estaba muy seguro, veía que ella usaba ropaje que era amplio. 

La miraba de donde estaba y trataba de hacer las comparaciones, pero ...¡¡Qué carajo!!, su cabeza le negaba una y otra vez!, ¿ Cómo iba a ser Sybil?, no podía ver a la profesora Trelawney en su musa. Ella era una dama, su musa, su ángel, su cabeza fue lapidaria, Sybil podría ser brillante, una cantante a lo mejor estupenda, pero no era agraciada, veía que todos se acercaban y la felicitaban, como siempre sabía que no era mala idea ir. Se sentía tonto y confundido, ¡estaba amargado!, sentado en un rincón, tomando whisky de fuego.

Sybil, ¡te digo que no cree que eres tú!- le dijo Charity- ¡cree que eres otra persona!.

La adivina  quedó desconcertada y miraba a Severus cómo bebía, quería acercarse a él, pero tenía miedo al rechazo, hasta que se le acercaron Albus y Minerva.

¿Y cómo esta la adivina más linda de toda la fiesta?- le dijo el anciano.

Bien, creo-le dijo Trelawney.

¿Por qué te siento nerviosa?- le preguntó Minerva.

Severus no cree que soy yo, cree que soy otra persona y veo que mira hacia acá con resentimiento, lo noto extraño- le dijo la adivina.

Ambos ancianos se miraron y miraron al pocionista.

Déjame esto a mi- le dijo Albus- tú tranquila, recuerda que en diez minutos más te toca cantar y no quiero negativas.

Se volvió a Minerva y le dijo:

Confórtala, yo me encargo de Severus, como sea haremos que estén juntos- le dijo el anciano.

Sybil, ven conmigo- le dijo McGonagall- vamos con las chicas.

Albus iba en camino a hablar con Severus, pero se le atravesó Lupin.

Realmente el cambio de Sybil es impresionante-dijo Remus.

Así es, parece que ahora no la verán todas de la misma manera- dijo el anciano.

Te juro que si no estuviera con Tonks, la invitaría a salir- dijo el licántropo.

Severus estaba cerca de ellos y escuchó lo que dijo Lupin; le hirvió la sangre ante ese comentario, sea quien sea, era Su Musa, y el la vio primero, quería revivir sus días de mortífago, sea Sybil o quien sea, era su mina, su motivo de adoración.

Ella consiguió que Lily Evans se fuera al fondo de la galaxia, cosa que nunca la había permitido.

¿Qué le pasaba?- se preguntaba- estaba pensando como un celoso, un dominante, un posesivo. Se tomó9 otro vaso de whisky para callar esos pensamientos.

Severus-le dijo el anciano.

Albus- le dijo el pelinegro

¿Pasa algo?- le preguntó Dumbledore.

Nada- le dijo Snape- quiero estar solo.

Muchacho, ¿Qué es lo que te aqueja?-le preguntó el Director-quien pudo ver la pena y culpabilidad, una mezcla extraña dentro de su ser del pocionista.

¡¡Dime, por favor, que no es cierto!!- le dijo suplicante al Director.

¿Qué cosa?-le preguntó el anciano.

¡Dime que ella no es Sybil!- le dijo angustiado el pocionista.

¿Por qué?- le interrogó Dumbledore- ¿Por qué no puede ser Sybil?.

Sybil es inteligente, tiene muchas cosas en común conmigo, leemos casi los mismos libros, hace poco ahora descubrí que canta precioso, pero ¡ella no se parece en nada a esta mujer que veo!- le dijo el pelinegro.

Te dije que la conocieras, ¿te acuerdas?-le dijo Albus mirándolo- ¿Te gusta ella como mujer?.

El pocionista lo miró y bajó la cabeza, tomó un tercer vaso y procedía a servirse, pero el Director lo atajó.

No solucionarás este problema si te embriagas, Severus- le dijo Dumbledore.

No debí venir,-le dijo el pelinegro- yo soñé una vez con ella y ese sueño me marcó, se ve exactamente igual a cómo la vi en el sueño- le confesó Snape.

Albus lo trató de tranquilizar, pero Severus se sentía culpable.

La taché de loca, de desquiciada, fui malo con ella, ¿Cómo crees que se acercará a mi'- le dijo el pocionista.

Quédate, ella tocará unas canciones en el piano y con respecto al trato, todos tenemos una segunda oportunidad, ¿no, Severus?-le dijo el anciano.

Eso, supongo- dijo el pocionista- siempre hay una segunda oportunidad.


Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora