Capítulo XXVI

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Severus y Sybil seguían abrazados cuando llegaron a las mazmorras , el pocionista no dejaba de mirar a la adivina y le acariciaba su pelo con mucho cuidado.

¿Dónde estamos?- le preguntó la maestra de adivinación.

En mis territorios, en las mazmorras- le dijo Severus- Así que te gusto yo, ¿Desde cuándo?.

Sybil se puso nerviosa y Severus lo notó, por lo tanto, la trataba de calmar para que se sintiera cómoda.

Me gustas desde que llegaste a enseñar a esta escuela- le dijo nerviosa.

Interesante- le dijo Snape.

¿Y yo?- se atrevió a preguntar la adivina- ¿Te gusto a ti también?.

Tú también, me gustas Sybil- le dijo Severus mirándola- pero, no quiero dañarte, eres buena mujer y yo no te merezco.

Pero, ¿por qué?- le dijo Trelawney- ¿Por qué crees que yo no merezco tenerte?-

Fui mortífago, Sybil, hice cosas terribles, tengo miedo de que me termines rechazando- dijo el pocionista, apartándose de ella.

Nunca te rechazaría Severus, yo te amo- dijo valientemente la adivina.

Severus la miró con cariño y se volvió a acercar a ella, tocándole con sus dedos en el rostro.

Yo también creo que te amo- le dijo él- desde hace mucho tiempo antes, pero no quiero hacerte daño, tengo un carácter horrible , no te quiero espantar- le dijo triste el pelinegro.

¿Es porque soy fea y loca?- le preguntó Sybil- agachando la cabeza.

¿Cómo?- le preguntó el pelinegro.

Es porque soy ridícula al vestirme, es porque yo soy tu antítesis, no soy tu tipo- le dijo Sybil- es por eso el rechazo.

Severus la miró fijo y le tomó las manos, viendo que ella de nuevo iba a llorar.

Sybil, para mi tu eres hermosa, no importa que uses grandes anteojos o seas la musa que veo ahora, puedes colocarte un calcetín en la cabeza o vestirte de sirena, para mi siempre serás mi adoración- le dijo- lo que pasa es que no quiero dañarte con los errores de mi pasado, eres una buena mujer para mi y siento que yo no te merezco.

Yo te amo con todos tus errores, defectos y virtudes Severus- le dijo la adivina.

El pocionista la miró, le acarició el rostro, la asió con su mano en la cintura y sin dejar de mirarla, le dio esta vez un hermoso y tierno beso en los labios.

Sybil quedó en shock y profundizaron ambos el beso, tornándose más pasional y se separaron por falta de aire.

Severus la miraba con cariño y con amor. Es cierto, había cometido muchos errores, pero la vida le estaba dando otra oportunidad, ¿la iba a despreciar?.  No, esta vez se la iba a jugar.

Mi amor- le dijo Snape a la adivina-¿Quieres ser mi polola?.

Sybil no lo podía creer, el pocionista le estaba pidiendo una relación con ella, ¡¡era emocionante!!.

Si, Severus, quiero ser tu polola- le dijo Sybil.

Se miraron con amor y cariño, volviéndose a besar.

¿Volvamos a la fiesta?- le preguntó el pocionista.

¿Quedará fiesta aún?- le interrogó la adivina.

Tu sabes como es Albus, esta fiesta la alargará lo que más pueda-le dijo el maestro de pociones, mirando su reloj.

Mis zapatos los dejé en la torre- le dijo la maestra.

Snape sacó su varita y le hizo aparecer sus zapatos en los pies.

¿Vamos?- le preguntó el pelinegro.

¡Vamos!- le dijo la adivina.

Aparecieron en la fiesta, tomados de la mano. Snape se comportó protector con Sybil, no iba a permitir que alguien molestara, así que se fue a la mesa donde todos estaban reunidos.

¿Y, qué pasó?- dijo Vector.

Queremos saber- dijo Pomona.

¡¡Cuéntanos todo!!- dijo Charity.

Sybil y yo estamos pololeando, fin del tema- dijo seco Snape- quien las escuchó cuchichear.

Las brujas quedaron en shock, pero por el momento, no preguntaron nada más.

Las niñas quieren saber detalles Severus- dijo Albus- no puedes dejarlas así y yo también quiero saber además.

No iba a besarla delante de todas en la torre de ella, me la llevé a mi despacho, hablamos el tema y ahora estamos pololeando, ¿Felices?- resopló el pocionista, rodando los ojos.

Las brujas y presentes quedaron estupefactos y Severus optó por ir a buscar un trago dejando a Sybil sola.

¡¡Ahora si!!, ¡¡Cuéntanos todo!!- dijo Charity.

¿ Cómo besa?- preguntó Vector.

¿De qué tamaño lo tiene?- preguntó pícaramente Pomona.

Sybil se colocó roja ante esta última pregunta, les contó todo como fue y se quedaron suspirando.

Nunca pensé que Severus era tan tierno- comentó Vector.

¿Y no pasó nada más?- preguntó Pomona riéndose.

Nada más, ¿Cómo qué?- le preguntó Sybil.

Algo sexual, tu sabes- le dijo Pomona.

¡¿Cómo se te ocurre preguntar eso, Sprout?!- dijo Snape, quien estaba escuchando todo el cacareo.

La herbolaria se puso roja como tomate.

Respondiendo  a su "pregunta", No, no le he hecho nada sexual aún, porque yo a Sybil la amo y la respeto- le dijo el pocionista- eso sucederá cuando me case con ella, ¡¡antes, no!!, y ¡¡Fin del tema!!- rezongó el pelinegro.

¿Bailamos, mi amor?- le preguntó Snape a su polola.

Si, mi  amor- le dijo la adivina.

Bailaron tranquilos hasta que se acabó la fiesta, Severus fue a dejar a su amada Sybil a su torre y los demás se fueron retirando.

Perdona a las chicas, son mujeres, es normal que quieran saber- le dijo la adivina.

Tranquila, mi amor, yo entiendo todo- le dijo el pelinegro-¿Quiere que le ayude a sacarse el vestido?.

Si, mi amor, por favor- le dijo la adivina.

Severus le fue sacando el vestido, bajando la cremallera y con mucho cuidado le sacó el broche del pelo, el cual cayó sobre todo el cuerpo de la adivina, dejándolo totalmente loco.

Sybil se fue a cambiar al baño, mientras Severus, se quedó sentado en la cama de la adivina, leyendo un libro que había ahí en la mesa de noche. Después, salió con un pijama de color celeste que traía en el vientre una enorme luna en estado creciente y estrellas en el pantalón.

Severus la miró con ternura, le abrió la cama y la acostó.

¿Quieres que me quede contigo o quieres dormir sola?- le preguntó el pelinegro.

Quédate conmigo- le dijo Sybil.

Se sacó su capa y su levita, conjuró un pijama tipo enterito con forma de serpiente, color verde y se vistió en el baño. Cuando la adivina lo vio, le encantó.

No te rías de mi pijama- le dijo Severus.

Es bonito- le dijo Sybil.

Se acostaron juntos, la asió a su pecho y se quedaron dormidos.

El pololeo de ellos prosperó con el paso del tiempo, a los dos años se casaron y Albus fue el juez mágico que los casó, Sybil no podía tener hijos, pero ese tema a ninguno de los dos le importó.

Severus Snape estaba feliz de haber encontrado en Sybil Trelawney el amor maduro y definitivo.


****FIN****

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora