Capítulo VI

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Los días siguientes, Sybil no quiso bajar, el incidente con el azucarero le daba mucha vergüenza, aunque se moría por verlo, pero tenía temor de realizar cualquier disparate. Lloraba en su habitación y se sonaba la nariz con todo el papel tissue que tenía, llenando los basureros que había en su despacho.

¿Has visto a Sybil?-preguntó Albus a Minerva.

Desde que fue el primer día a desayunar con nosotros que no la he visto-comentó McGonagall.

Me preocupa-dijo el anciano acariciándose la barba-¿Estará enferma?.

Motivado por la curiosidad y sabía que no muchos profesores la visitaban porque la creían excéntrica, la fue a visitar. Tocó la puerta de su despacho durante la tarde.

¿Si?-dijo la adivina desde adentro.

¿Sybil?-dijo el anciano- Soy Albus.

Inmediatamente fue a abrir- Hola, ¿Cómo está?-le dijo- Pase por favor, ¿Necesita algo? ¿Le sirvo un té?-ofreció la adivina.

Ok-le dijo Albus- tomaré un té contigo- le dijo Dumbledore.

Veía que ella estaba haciendo todo de manera precipitada y torpe, así que se acerco a ella.

¿Sybil?-le preguntó mirándola.

Dígame Albus- le dijo ella mirando la tetera.

Ya no bajas al Gran Comedor a comer con nosotros-le dijo ¿Pasa algo?.

La adivina bajó su mirada nerviosa y asustada-Acá está su té, me serviré una taza para acompañarlo-le dijo.

El anciano viendo su nerviosismo, se le acercó: 

Sybil, tu sabes que en mi puedes confiar-le dijo-¿Pasa algo?.

Nada de importancia-dijo  la adivina-ya pasará, si, ya pasará.

Sybil-volvió a decir el Director- ¿Es acaso, por el  incidente que sucedió el primer día con Severus no?.

La maestra de adivinación lo miró, con los ojos llenos de lágrimas y rompió en llanto.

Me porto torpe siempre, así siempre me ve la gente, como la adivina excéntrica y torpe-le dijo llorando- , nadie me tomará en serio y me siento muchas veces tan sola, todos huyen de mi Albus, yo sé que soy el problema.

Albus la  miró con cariño, se acercó y la abrazó.

Tranquila, llora-le dijo acariciándole su cabeza-estás reprimiéndote el llanto desde hace rato, puedes contarme lo que sea, yo siempre te entenderé-le decía haciéndole mucho cariño. Sabía que necesitaba contención y también sabía su realidad, que todos la evitaban.

Mírame-le dijo cariñosamente el anciano-tú eres una adivina formidable, es cierto, hay veces que te equivocas, como todos, pero no eres mala persona, eres dulce y buena con todos, es hora que también nos preocupemos por ti, ¿No lo crees así Sybil?.

La maestra de adivinación miraba el suelo, sonándose la nariz.

¿Me dirás que te pasa con Severus?-le preguntó al fin Albus.

Lo...lo que me pasa Albus, es que... es que un día, yo estaba consultando mis cartas en cómo estaría para mi el amor, dinero y salud-le comenzó a contar la adivina- y cuando consulté por lo primero, tanto en mis cartas como en mi bola de cristal, salió que iba a aparecer él en mi vida de manera romántica-le explicaba.

Albus la escuchaba atento, ¿Habría posibilidad de error, mi querida Sybil?-le preguntó el anciano- ¿De que sea otra persona y no Severus?.

El salió en todas las mancias que consulté-le dijo la adivina.

Y ¿Qué sientes por él?-le preguntó-¿Te gusta?.

Si me gusta-le contestó-pero el nunca se fijará en mi, no soy de su gusto, se nota que me rechaza-le dijo llorando al anciano.

Albus la miraba y le tenía afecto de padre a hija, entendía perfectamente esta situación que estaba pasando su colega.

¿Sabes, mi querida Sybil?-le dijo el Director-no todo está perdido, Severus, como bien sabes, tiene ese carácter especial, pero el actúa así de frío con todos, no sólo contigo. Es extraño pillarlo de buenas y cuando eso pasa, te llegaré a contar que...¡¡ hay que arrancar, porque el planeta se puede dividir en dos!!-le dijo riéndose para darle ánimos.

Sybil se rió con ese comentario, aliviando un poco su pena-

Sólo te hace falta conocerlo más y que él te conozca a ti. ¿Quién sabe?-le dijo Albus-podrían ser buenos amigos y con el paso del tiempo, algo más ¿Por qué no?, ¡Todo es posible!.

Gracias Albus, por escucharme-le dijo Sybil, visiblemente más relajada.

Y quédate tranquila-le dijo- tu "secreto" estará a salvo conmigo.

Tomaron su té, comentando novedades que habría este año en Hogwarts, pronto al despedirse Albus le dijo:

Ya sabes, te quiero ver en el comedor ahora, nada de encerrarte acá, pasaste todas las vacaciones acá en el castillo.  Es hora de conocer a esa persona especial, ¿estamos?-le dijo guiñándole un ojo.

Si Director, y nuevamente, muchas gracias-le dijo Sybil.

Se despidieron y ella al cerrar la puerta, se le abrió una pequeña ilusión en su corazón, se fue a lavar su cara  y se miró al espejo empavonado del baño, diciéndose a si misma:

Si, te conoceré y trataré esta vez de controlarme y no portarme torpe, cuando estés al frente mio, ¡¡ahhh Severus!!, lo que me haces sentir en mi corazón.

Y se apoyó en su poltrona regalona

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora