Capítulo IX

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Severus estaba en su despacho creando pociones de manera concentrada-Tenía que surtir la enfermería y tenía una lista, en su laboratorio estaba en total tranquilidad, sólo estaba presente el sonido burbujeante de los calderos.

Tenía todos los ingredientes perfectamente ordenados en su mesa, faltaba poco para que estuvieran listos y los dejara reposar.

Aprovechó de apagar los calderos y taparlos para hacerlos reposar y fue a buscar los frascos para poder embotellarlos y colocarlos a temperatura ambiente-

Así lo hizo y después revisó su agenda, tenía unos minutos libres, por lo tanto, decidió salir al jardín trasero a dar un paseo.

Se colocó su capa, iba a empezar a refrescar, se la colocó y salió, respiró el aire fresco que chocaba en su rostro, como una leve caricia. Iba caminando despacio, cuando vio a una persona sentada , leyendo un libro debajo de un árbol. Esto lo intrigó mucho y también no lo puso de buen humor, esperaba sólo encontrarse con la soledad del lugar, con el silbido de la brisa, con el ruido del canto de los pájaros, con el color azúl que pintaba el cielo a esa hora.

Se iba acercando lentamente para descubrir quién era, ya que tenía puesto una especie de gorro de lana tipo capucha de un chaleco de muchos colores y por lo que pudo ver, la persona estaba tomando una copa. Vio que era una mujer, pero ¿Quién era?, ¿Una profesora? ¿Tomando en los jardines?.

Se iba acercando más y vio detrás de ella el libro que estaba leyendo, era acerca de plantas medicinales, ¿Quién sería?.

De repente, la involucrada sintió el aroma de la persona que la espiaba, se volteó y lo vio.

¡Profesor Snape!-le dijo- Yo..yo, disculpe, por estar acá, sólo...sólo leía este libro.

Severus la miró y no lo podía creer, era Sybil, quien estaba leyendo, ¿Un libro de plantas medicinales?. 

Lo más obvio que pasaría por su cabeza y actuar sería ignorarla y pasar de lado, pero se acordó de lo que le dijo Albus "deberías conocerla mejor", así que intento sonar gentil, al fin y al cabo era una colega.

Tranquila, Profesora Trelawney, no quise asustarla-le dijo el pelinegro- disculpe usted si lo hice-esperando no haber sonado agresivo con ella.

Gracias, todo está bien-dijo muy nerviosa-mirando hacia el pasto-

Severus sintió una vez más su nerviosismo y timidez, se preguntaba ..¿Le tenía miedo?, eso lo podría esperar de sus alumnos, ya que el consideraba que a ellos los debía amedrentar, pero de una profesora..¿De una colega?. Ok, estaba loca, pero la notó nerviosa y vio que no había malas intenciones en ella, así que siguió el consejo de Albus.

Profesora Trelawney-le dijo el pocionista- ¿Qué está haciendo acá?

Sólo leía una libro que pedí en la biblioteca, después de haber hecho mis deberes para con los alumnos-le explicó ella.

Severus la escuchaba, pero ella no daba la cara, estaba nerviosa enrollando una orilla de su vestido con los dedos. La estudiaba, suspiró y se sentó al lado de ella.

Sybil-le dijo Snape-

La adivina lo miró nerviosa: Dig...dígame Profesor.

Dígame Severus, Sybil, somos colegas-le dijo el maestro de pociones-

Per..perdón Prof.. Severus-le tartamudeó.

¿Por qué tan nerviosa?- le preguntó-¿La incomodo?-

No, Severus, lo que.. lo que pasa, es que... es que como estaba acá tomando una... una copa y estaba le.. leyendo, pensé que ... me retaría-le dijo Trelawney.

El pocionista por primera vez, y no se la creía, estaba hablando civilizadamente con la adivina, al parecer, no era tan difícil.

Estamos sin alumnos, Sybil- le dijo Snape- le diría algo si hubiesen estado acá, pero aún estamos sin niños, a propósito ¿Qué tomabas?

Jerez- le dijo- me.... me calma cuando estoy nerviosa.

Severus comprendió, habían situaciones que la ponían tensa, bueno y  ¿a quién no?, con esos chiquillos tontos y hormonados, cualquiera estaría así.

Y ¿Sobre que leías Sybil?, le preguntó.

De ... de plantas medicinales, hay muchas, las cuales me ayudarían a combatir mi nerviosismo y mi... mi torpeza para hacer las cosas- dijo bajando la mirada.

Entiendo-le dijo el pocionista-¿Entramos?, esta refrescando y te puedes enfermar si sigues aquí.

Sybil guardó su copa y botella en su bolso y también el libro.

Severus se incorporó y le dio la mano a la adivina para levantarla, ella con temor, tomó su mano y ambos al rozarse les dio una especie de corriente, que no pasó desapercibida.

¡Oh! ¡Perdón!, no...no sé que pasó-exclamó la profesora.

Tranquila, no pasó nada-le dijo confortándola-, caminó junto a ella y entraban ambos al castillo.

¿Severus?-le preguntó.

Dígame-le dijo el pocionista.

Le quería dar las gracias y nuevamente disculpe, por... por mi nerviosismo-le dijo la adivina

Sybil, no pidas disculpas-le dijo el pelinegro- está todo bien, buenas noches Profesora Trelawney.

La adivina lo miró, buenas noches Severus y lo vio iendo dirección a las mazmorras, mientras ella subía las escaleras, dirección a su torre.

El pocionista iba dirección a las mazmorras, hasta que se dio vuelta.

No la fui a dejar a su torre, ¿Desde cuándo he sido pésimo caballero? ¿Voy o no voy?. Se devolvió y la vio subiendo despacio.

¿Dejo que vaya sola?, pero...¿Que mierda me importa?, se decía a sí mismo.

Estaba indeciso, la vio perderse en las escaleras, está dentro del castillo ¿Qué le podría pasar? y ¿Por qué me importa esta situación?. Sacudió estos pensamientos de su cabeza

Se me esta pegando el sentimentalismo de Albus, ¡Qué espanto!- se decía a si mismo.

Se devolvió a su lugar en las mazmorras, dando un portazo y se lanzó al sillón.

Se acordaba de su carita de miedo cuando la vio, estudió cada recuerdo, como si lo estuviera viviendo nuevamente.

¿Por qué tanto me tortura esto?- se preguntaba- sólo me la encontré y ya, ¡No es para tanto!.

Fue a su licorera y se sirvió un whisky de fuego, dejó en la vaso en la mesa y fue a su dormitorio.

Sybil por su parte, estaba feliz, saltaba, brincaba como resorte. Se fue a acostar para soñar con su verdadero y único amor, su colega de la materia de pociones: Severus Snape.

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora