LE LOUP NOIR ET LE TIGRE BLANC

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-«Por favor, Levi. Esto es Francia, no hablemos en un idioma tan vulgar como el inglés» -dijo el señor Müller, quizá consciente de que yo había usado intencionadamente el inglés para que el señor Jaeger pudiera entenderme-. «¿Qué te parece Lyon?, ¿no es acaso una ciudad maravillosa?»

-«Si le soy sincero, señor Müller, no podría decirle. Acabamos de llegar hace apenas una hora y no hemos salido todavía del taxi».

-«Oh, me he adelantado un poco, entonces».

-«Un poco» -afirmé, dejando un breve silencio antes de preguntar-: «¿Cómo sabía que estábamos aquí?»

-«Por favor, Levi...» -murmuró con un cierto tono exasperado-. «Eren ha estado retrasmitiendo su viaje a Francia por sus redes sociales como si se tratara del evento del año».

-Por supuesto... -murmuré, comprendiéndolo de pronto.

-«Ayer mismo colgó una foto de su cena romántica anunciando que hoy estarían en Lyon» -continuó el señor Müller-. «No he podido resistirme a bajar a verlos sabiendo que estaban tan cerca de Suiza».

Me llevé una mano al rostro y me froté los ojos con cansancio. La próxima vez que viera al señor Lee, le daría una puta patada en la boca por idiota.

-«Qué considerado de su parte, señor Müller» -respondí, esforzándome por no sonar de forma sarcástica.

-«Oh, en absoluto, Levi» -me corrigió-. «Me encanta Francia. Es un pequeño placer tener una excusa para visitarla de vez en cuando» -reconoció antes de reírse en voz baja-. «Además, esta debe ser la primera vez que Eren viene a Europa para algo que no sea una orgía, o para fornicar con todo lo que se mueve como un babuino salido. ¿Me equivoco?»

-«Como sabe, señor Müller, yo apenas llevo un año trabajando para el señor Jaeger. No conozco su registro de viajes a Europa ni las actividades que ha realizado aquí».

-«Yo sí lo conozco» -respondió él-. «Y reconozco que estoy algo sorprendido. ¿Acaso esa encantadora joven que le acompaña ha conseguido inculcarle algo de civilización al deshecho humano que es Eren?».

Miré la ventanilla del taxi, repleta de regueros de agua de lluvia. Apenas se podía distinguir nada de la calle que atravesábamos, solo las luces de los semáforos y las farolas. Forcé una leve risa educada y respondí:

-«Quizá eso sea algo que desee preguntarle al señor Jaeger en persona, por desgracia, ahora no puede ponerse al teléfono. ¿Querría dejarle algún mensaje, señor Müller?»

-«Sí, dile que estoy en Lyon y que nos veremos muy pronto» -dijo el señor Müller, cambiando por completo su tono para sonar exigente y algo más frío, dejando claro que aquello era una orden.

-«Eso haré. Gracias por llamar».

-«De nada, Levi. Siempre es un placer hablar contigo».

Forcé otra risa y colgué, perdiendo al instante el buen humor que había fingido por teléfono. Miré al señor Jaeger, que no había parado de mirarme en todo aquel tiempo que había estado hablando con el señor Müller. No parecía contento, pero no podía culparle. Yo tampoco lo estaba. Encontrarnos con «el némesis» por excelencia del señor Jaeger no estaba dentro de los planes de las vacaciones.

-¿Qué quería, Liam? -me preguntó Eren con tono serio, pero nada demasiado llamativo porque Clara estaba a su lado del asiento.

-Al parecer, el señor Müller ha visto en sus redes sociales que estábamos visitando Francia, y que esta noche nos quedaríamos en Lyon. Ha bajado desde Suiza para haceros una visita -respondí de la forma más neutra posible.

Señor Jaeger - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora