XIII

30 0 0
                                    

CAYDEN.

Me despierto totalmente mareado con una chica durmiendo en mi pecho.

¿Qué coño ha pasado?

¿Dónde está Kiara?

¿Y quién cojones es esta chica?

Me levanto y al inspeccionar todo me doy cuenta de que estoy en un puto hotel. ¿Cómo mierda he acabado aquí? Y lo más importante, ¿cómo es que he acabado con una desconocida en un hotel? Hace apenas unas horas estaba en un club con Kiara y Carden.

¡Ah coño y la amiga loca de Kiara! Ruda creo que se llamaba.

Como sea, me lavo la cara y al agarrar mi móvil veo que tengo mil llamadas perdidas de Carden.

— ¿Qué pasa? — Habla la chica tras de mí, pero yo la ignoro y llamo a Carden quien me contesta al instante.

— ¿Dónde coño está Kiara? — Le suelto, esperando que esté con él.

— ¿No está contigo?

— ¡¿De qué coño estás hablando, Carden?!

— Tranquilízate, probablemente estará con su amiga, Rudy, ¿la recuerdas?

— ¡No sabemos donde vive su amiga!

— Vamos a ir a buscarla, tranquilízate, te paso a buscar en cinco.

Me cuelga e inmediatamente suelto un grito fuerte, ¿qué pasa si no está con su amiga? ¿Y si está con el golfo ese de su amigo Andrés?

Me levanto e inmediatamente empiezo a desvestirme, voy al baño, me doy una ducha muy rápida y cuando salgo me encuentro a la chica de antes totalmente desnuda, plantada frente a mí.

— ¿Qué coño haces? Pírate de aquí — Paso por su lado y justo cuando iba a abrir la puerta su voz me hace detenerme en seco.

— ¿Quién es Kiara? Se te nota muy preocupado.

— Eso no es de tu puta incumbencia.

— Simplemente... ayer, cuando estábamos... ya sabes, no parabas de gemir su nombre por muchas veces que te repetía que yo no me llamaba así. ¿Es tu novia?

¿A ella qué coño le importa?

Me giro rápidamente y la agarro del cuello.

— Eso. No. Es. De. Tu. Incumbencia.

La suelto e inmediatamente salgo del hotel, donde encuentro el coche de Carden ya esperándome. Me subo y veo en sus ojos la preocupación que tiene.

— La vamos a encontrar, ya verás que sí.

— ¿Y si no está allí? ¿Qué será de mi vida sin ella?

— Tarde o temprano tendremos que superarlo.

Se me suelta una lágrima y mi hermano me aprieta el hombro.

— He ido a casa de sus padres y no está allí, ¿no hay algún lugar donde ella podría estar?

Sigo en silencio hasta que minutos después mi mente se ilumina.

— Dame tu móvil.

— ¿Qué? ¿Para qué?

— ¡Dame el puto móvil!

Me lo da con cuidado aunque yo se lo arrebato de las manos con mucha fuerza e inmediatamente me voy a la aplicación de rastreo.

— ¿Qué estás haciendo?

— Rastreando su móvil.

Esperamos a que la aplicación rastree su móvil, estoy inquieto, por lo tanto los minutos se me pasan muy lentos, por lo que cuando el móvil emite un sonido, fijo la mirada en el y frunzo el ceño.

Rezando en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora