Memorias del corazón

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NARRADOR

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NARRADOR

Adoptando un tamaño más pequeño (al de un gato normal) Kitty descendió para pararse junto al tazón de leche.

—Mi nombre es Kitty, soy el dios que no conoce límites, ¿para qué me has contactado humano? —pregunto el minino tomando su lechita.

—Kitty... Por favor, por favor ayúdame; salva la vida de Kacchan, por favor... —suplicó hincándose desesperadamente ante él, impactando por completo al pequeño felino.

Su sentimiento era auténtico, no tenía la más mínima duda y sintiendo un tamborileo en su corazoncito, Kitty se emocionó.

"Maldición". —pensó el gatito. En todos los siglos que llevaba siendo una deidad, jamás había experimentado un sentimiento mundano. 

—B-Bien, te ayudaré humano, pero por favor levántate del piso. —inquirió moviendo su patita, Izuku se levantó y lleno de alegría le agradeció por todo.

—¡Muchas gracias Kitty!, ¡muchas gracias! —declaró haciendo varias reverencias ante el minino.

Consultando la hora en el reloj de la sala, Kitty noto que era demasiado tarde y a juzgar por las ojeras en su rostro, llegó a la conclusión de que no había descansado para nada.

—Oye... Por qué no tomas una sies...

—No hay tiempo, vámonos ya —lo interrumpió Izuku, cargándolo entre sus brazos—. Debemos irnos cuánto antes.

Removiéndose para zafarse de su agarre, Kitty corrió hasta la puerta y negándole la salida, lo miro con desaprobación.

—Izuku, sé que quieres salvarlo, pero tienes que descansar.

—Pero...

—Ve tu aspecto, mírate en un espejo y date cuenta por ti mismo —reclamo el gatito agitando su colita con enojo—, te prometo que mañana a primera hora nos iremos para salvarlo, pero duerme un ratito, descansa aunque sea unas horas —le pidió la deidad.

Suspirando con pesadez, finalmente accedió marchándose hasta la cama. La sentía muy vacía y espaciosa, su rubio le hacía falta, anhelaba su presencia y sin poder dormir le pidió un favor al pequeño minino.

—Kitty... Puedes dormir en la almohada del lado izquierdo, ¿por favor? —dijo palpando (en señal de invitación) la suave almohada para que aceptara.

—Está bien. —acepto acercándose hasta él—. ¿Ya te sientes mejor? 

—Sí, muchas gracias Kitty.

—Descansa, todo estará bien mañana, ya lo verás. —externo el michi azabache.

Seguro de sus palabras, el pecosito cayó dormido en un profundo sueño; a su lado estaba Kitty hecho bolita, pero de un momento a otro fue espectador de la desinquietud del jovencito. 
No paraba de removerse y alterado, por eso, se recostó en su pecho con la intensión de calmarlo.

KITTY - 💚 Dekukatsu 🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora