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Abro los ojos lentamente, miró a mi alrededor, rápido me doy cuenta que estoy debajo de la cama ¿Cómo llegué aquí?

Me arrastró hasta la orilla, comienzo a asustarme cuando veo que entre más me arrastro, más lejos se encuentra la salida, mi respiración se acelera, estoy asustado, tengo mucho miedo, necesito ayuda.

—¡Ayuda! —gritó fuertemente.

Nadie parece escucharme, alguien tiene que venir, papá o Carlos, son los únicos que están en casa, ya que mamá cuida de Flor en el hospital.

Progenito aparece, se agacha y me ve con una gran sonrisa malévola en el rostro, él me toma de los brazos, me jala hacia él. Yo grito y él me jala fuertemente.

Abro los ojos nuevamente, ahora me encuentro en mi cama, estoy aquí, pero ¿Cómo? Volteo hacia un lado, el reloj marca las tres de la madrugada.

Me levanto de la cama, tengo que tomar un vaso de agua, esa horrible pesadilla me ha causado una terrible sed. Abro la puerta de mi habitación, salgo y rápidamente bajó las escaleras.

Llegó a la cocina y me sirvo agua en un vaso, para rápido darle un delicioso trago.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Carlos, desde las escaleras.

Lo miró, mientras tomo el agua del vaso y caminó hasta él.

—Sólo estoy tomando agua, ¿Algún problema? —lo miró fijamente.

—Ninguno, es sólo que no puedo dormir, tengo curiosidad sobre ¿Cómo cayó Flor?

Creo que me estoy poniéndome nervioso, él no puede verme nervioso, sabrá que estoy mintiendo.

—Entonces, ¡Suerte con eso!

Empiezo a subir las escaleras, Carlos tan sólo me sigue con la mirada, hasta que entró a mi habitación.

Me recargo sobre la puerta, respiró hondo, miró alrededor de mi habitación, no hay rastro de Progenito por ningún lado.

—¡Tengo miedo!

Me acuesto sobre la cama, miró el techo, luego volteo al reloj, sólo han pasado algunos minutos. Cierro mis ojos y trato de dormir, sólo trató de dormir, esta ha sido una larga noche.

***

—¡Daniel! ¡Daniel! Despierta, iremos a ver a Flor.

Abro mis ojos, Carlos se encuentra en mi armario, sacando ropa, nunca me ha gustado que elijan la ropa que usaré en el día.

—¡Ya voy! —le digo un poco molesto.

Carlos coloca la ropa en mi cama y sale de la habitación, cerrando la puerta lentamente.

Me dispongo a cambiarme, después salgo de la habitación, bajo las escaleras para entrar a la cocina, ya que tengo que desayunar.

—He llamado a la escuela, tienen la falta justificada —papá comenta, mientras coloca los platos frente a Carlos y a mí.

Carlos y yo solo asentimos con nuestras cabezas, mientras nos miramos el uno al otro.

Preparamos todo para salir, nos subimos al auto, miró a la ventana de mi habitación, ahí se encuentra Progenito despidiéndose de mí, eso da mucho miedo.

Rápido desvío mi mirada a otra parte. Miró por la ventana, papá prendió la radio, no me gusta la radio, allí sólo pasan canciones aburridas.

El auto se detiene fuera del hospital, todos bajamos y caminamos a la puerta principal. Entramos y en la sala de espera se encuentra mamá, se nota que no ha dormido nada, puedo ver unas notorias ojeras. Le doy un gran abrazo, luego Carlos y al final mi papá.

No mires bajo tu camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora