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—¡Los extrañaré mucho! —mamá nos da un gran abrazo a Carlos, Flor y a mí.

—¡Nosotros también los extrañaremos mucho! —menciona Flor, con algunas lágrimas en las mejillas.

Carlos y yo sonreímos mientras mis papás se alejan a tomar su vuelo. Yo los miró tranquilamente, un fin de semana sin mis papás es magnífico, pero por desgracia tenemos a la abuela.

—Vamos niños, tienen que ir a la escuela.

La abuela dice con una sonrisa en el rostro, para luego comenzar a alejarse. Flor, Carlos y yo la seguimos, ella se dirige a la puerta principal del aeropuerto.

Por breves segundos volteo hacia atrás, para ver como mis papás se alejan por una gran puerta.

***

Miró el pizarrón, la maestra explica algo que no logro entender, miró hacia la ventana y pienso en Progenito.

Es algo demasiado bueno que no le haya hecho nada a Luis, pero ¿Por qué?

—¡Daniel, es la última vez que te digo que pongas atención! —la maestra me mira enojada.

Intento ignorarla, hasta que ella comienza a caminar hacia mi enojada.

—Lo siento, ya pondré atención —le digo un poco angustiado.

Suspiró profundamente, mientras veo como todos mis compañeros, incluido Luis comienzan a salir del salón, ya es hora de receso.

—Eso espero Daniel, ahora vete a jugar —la maestra menciona, para luego alejarse de mí.

Yo rápido me levantó de la banca y me dirijo a la puerta, puedo darme cuenta que Luis me espera fuera del salón.

—¿Qué te dijo? —Luis me observa confundido.

—Sólo que ponga atención, lo normal.

Los dos caminamos hasta los baños, pues Luis quiere entrar, yo lo espero fuera. Miró a todos los alumnos de la escuela, ¿Por qué Progenito me eligió a mí y no a otra persona?

Escucho un golpe que me hace dar un salto, ¿De dónde ha venido eso? Volteo a todos lados, hasta que un grito proveniente del baño, me hace correr.

—¡Luis!

Entró rápidamente y veo a Luis tirado sobre el suelo y a Progenito encima de él.

—Él no puede decir nada, él tiene que morir —Progenito repite una y otra vez.

Luis trata de quitarse a Progenito de encima pero no lo logra, yo rápido corro hasta ellos.

—Él no dirá nada, ¡Te lo prometo! —le gritó asustado, tratando de separarlo de Luis.

Él desaparece dejando a un asustado Luis sobre el suelo, incluso yo me asusté mucho, por un momento creí que Progenito mataría a Luis.

—¡Tenemos que decirle a alguien! ¡Él no me puede matar!

Luis sale corriendo hacia afuera de los baños, temo que ahora sí, vaya y le diga a alguien.

Al salir, no me encuentro con Luis, sino con Grace y Diego, los chicos que me hablaron hace algunos días.

—Parece que te peleaste con tu amigo, ¿Quieres jugar con nosotros? —Diego me muestra una pelota.

Grace tan sólo sonríe grandemente, yo no respondo nada, pues tengo cosas más importantes que hacer.

—No gracias, sólo quiero estar solo.

Me alejo de ellos caminando, pero minutos después puedo sentir que Grace y Diego me están siguiendo a todos lados. La verdad no quiero más amigos, me basta con tener que cuidar a Luis de Progenito.

No mires bajo tu camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora