Mamá corre hasta la abuela y le da un enorme abrazo, hasta que el doctor la separa de prisa.
—¡Puede lastimarla! —añade el doctor frunciendo el ceño.
—Lo siento, lo siento mucho —susurra mamá separándose de la abuela—. ¿Cómo está ella?
Mamá mira con preocupación al doctor, yo me acercó a la abuela, ella sigue inconsciente, respiró hondo y maldigo haber hecho enojar a Progenito.
—Lo siento abuela —le susurró al oído.
La abuela abre los ojos y fija su mirada en mí, yo me separo un poco asustado, pues no me esperaba que despertara tan pronto.
—¿Daniel?, estas aquí —añade la abuela formando una sonrisa en su rostro.
—Aquí estoy abuela, estoy aquí contigo.
Le doy un pequeño abrazo, para no lastimar sus heridas. Ella sonríe, mamá me mueve un poco, para tener paso hacia la abuela.
—¿Qué paso mamá?, ¿Por qué estás aquí? —pregunta mamá angustiada.
Algunas lágrimas salen de sus ojos y rápido resbalan por sus mejillas.
—Mi casa se incendió, he perdido mi hogar —la abuela comienza a llorar.
Ella limpia sus lágrimas rápidamente, mientras todos la observan con confusión en el rostro, yo ya me imagino que es lo que paso.
—¿Cómo paso eso abuela? —pregunta Flor acercándose un poco.
La abuela se queda unos minutos en silencio, sólo mira a mamá con lágrimas en los ojos.
—No lo sé, todo empezó cuando...
***
Narra Abuela.
Me encuentro sentada en el sofá viendo mi telenovela favorita, mientras tomo un rico té. Estoy preparando la comida, desde que murió mi esposo, tan sólo preparo comida solo para mí.
Escucho la olla echar vapor, me levanto del sofá, interrumpiendo mi pequeño descanso y mi delicioso té.
Entró en la cocina y quito la tapa de la olla, para que el vapor pueda salir libremente.
El timbre se escucha, me dispongo a abrir, tal vez sea mi hija que viene a visitarme o tal vez sólo sea el cartero. Abro la puerta, tan grande es mi sorpresa cuando no veo a nadie, absolutamente a nadie.
—Se cansaron y se fueron —susurró en mis adentros, al no ver a nadie fuera de mi hogar.
Me dispongo a ir a la cocina, pues tengo aun la olla en la mecha. Intento abrir la puerta de la cocina, aunque yo no recuerdo haberla dejado así.
Todo lo que intento resulta inútil, pues la puerta no abre, mi preocupación aumenta cuando veo por debajo de la puerta, humo comienza a salir.
Me alejó a las escaleras por mi bastón, regresó a la puerta y con mi bastón le comienzo a dar una serie de golpes, hasta que esta abre. Como lo esperaba, toda la cocina esta prendida en llamas, no logro entenderlo.
Corro a las escaleras, tomo el extintor, sólo que hay un problema, no se usar el extintor.
Subo las escaleras, al menos tengo que salvar las fotos de mi familia, no puedo dejar que el fuego las consuma.
Tomo algunos álbumes de fotos, tomo mi reloj y la última rosa que mi esposo me regalo antes de morir.
Respiro profundo, me acercó a la puerta y salgo, caminó rápido hasta llegar a la escalera.
Algunas lágrimas salen de mis ojos y resbalan por mis mejillas al darme cuenta que la puerta está en llamas, la puerta principal de mi casa está en llamas.
Abrazo fuertemente los álbumes y me acerco un poco a la puerta, respiró hondo y cierro los ojos.
—¡Ayuda! ¡Alguien por favor ayúdeme! —gritó y gritó, pero nadie parece escuchar.
Veo todas las posibles salidas, decido subir nuevamente las escaleras y entrar a mi habitación.
—¡No puedo dejar a mi familia!
Meto los álbumes a una pequeña bolsa, junto a la última rosa de mi esposo. Me envuelvo en una toalla y salgo de mi habitación.
Bajo las escaleras corriendo, agarro un poco de vuelo y corro hasta la puerta principal. La manija está demasiado caliente, estoy quemándome, ¡Oh dios! ¡Duele demasiado!
Logro abrir la puerta y caigo al piso, al menos salve mis álbumes y la última rosa de mi esposo.
Mis ojos se cierran, tal vez sea por el inmenso dolor que siento o simplemente porque estoy cansada.
—¡Señora Foster! —escuchó que gritan junto a mí, cuando una oscuridad me invade.
***
Narra Daniel.—Después de eso, desperté aquí —la abuela menciona limpiando algunas lágrimas que caen por sus mejillas.
Miró brevemente a la abuela, yo sé perfectamente que ese timbre lo tocó Progenito.
Mientras la abuela llora, mi mamá la consuela, yo caminó alrededor de la habitación. Encima de un mueble, veo los álbumes y la rosa que la abuela menciono en su historia.
Tomó el álbum y comienzo a ojearlo, en el hay demasiadas fotos de la familia.
—Es horrible todo lo que pasaste, desde hoy vivirás con nosotros.
Mamá comenta, mirando a papá, quien sólo asiente con la cabeza.
El doctor entra a la habitación, toma la tablilla que esta junto a la abuela y se dispone a hablar.
—La hora de visitas ha terminado, mañana podrán venir, la señora Foster podrá irse.
Nos despedimos de la abuela y salimos de su habitación, dejándola descansar.
***
Grace y Diego han venido a mi casa, dicen que pidieron la tarea para traerla hasta mí.
Son unos grandes amigos, me caen muy bien, aunque sigo teniendo miedo de Progenito, temo que les haga daño como lo hizo con Luis.
—¿Estás bien? —pregunta Grace observándome.
—Sí, es soló que estaba pensando en la abuela, lo que le sucedió —les digo mirando mi libreta.
—Espero que se mejore.
Diego sonríe y fija su mirada en la puerta que se abre repentinamente. No había nadie del otro lado, oh no, creo que es Progenito, me levantó de la cama rápidamente, caminó hasta la puerta y estoy por cerrarla.
—¡Pequeño Daniel!, y compañía, bajen a cenar.
Sam aparece, dándome un susto de muerte, que hace que caiga al piso.
—Lo has asustado —susurra Jack apareciendo junto a Sam.
Me pongo de pie, estoy temblando, me tranquilizo un poco al saber al menos que no es Progenito, tan sólo Jack y Sam. Ni siquiera me di cuenta cuando llegaron.
—¡Bajemos! —les comentó, mientras volteo a ver a Grace y Diego.
Ellos ríen un poco y se disponen a salir de la habitación, yo salgo al final cerrando la puerta.
Grace esta por bajar las escaleras, cuando veo a Progenito aparecer detrás de ella. Está a punto de lanzarla, pienso rápido y corro hasta ella para impedir una tragedia.
—¡Cuidado!, puedes lanzarme —Grace dice, mientras sonríe.
Llegamos a la mesa, todos están alrededor de ella, miró un poco pensativa a Flor. Espero y no piense en la caída, después estaré metido en un gran problema.
—¿Qué tanto piensas Flor? —le pregunta Carlos.
Flor voltea a verme y luego regresa la vista a Carlos, quien la observa preocupada.
—¡Creo que ya sé cómo caí!
Ella fija su mirada en mí, siento furia y coraje en su mirada.
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No mires bajo tu cama
Mystery / ThrillerDaniel Foster, niño de tan sólo 12 años de edad, tendrá que enfrentar los oscuros y estremecedores acontecimientos por la llegada de una simple cama. Daniel sabe algo que su familia no, el error de ellos es que no creen lo que el niño les dice, ¿Cre...