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"Aún no se tu nombre"

El sonido del saco siendo golpeado, el tintineante de la cadena y los múltiples jadeos le recuerdan a YoonGi dónde está y quién es. Se encontraba en el gimnasio como de costumbre, le gustaba entrenar lo más posible, sobre todo ahora que tenía un nuevo contrincante.

Park JiMin.

Un mocoso que recién iniciaba en el mundo de las peleas callejeras, pero que avanzaba rápidamente. Es decir, llevaba menos de un año en el cuadrilátero y ya era bastante reconocido. También era bueno, no había cómo negarlo, por algo estaban por tener un enfrentamiento por el cinturón del #1.

Muchos de los que habían peleado con aquel chico decían que era hermoso, que poseía un cuerpo espectacular, unos ojos dominantes y una velocidad paranormal. Cosas que la verdad YoonGi ha ignorado porque los luchadores suelen meterle mucho de su sazón al asunto, de seguro solamente era un niñato más del montón.

Personalmente, ni siquiera se había dignado a analizar a su rival, no había visto fotos para conocerlo o videos para observar su manera de pelear. Realmente no suele hacerlo porque según su perspectiva eso es para exclusivamente para los débiles.

La mera idea de que alguien fuera "mejor" le provocaba rabia, golpeó el saco múltiples veces, tantas que sus manos dolieron sin importar las vendas y aun así no se detuvo. Alguien apareció por detrás del artefacto, sostuvo el enorme saco para que dejara de tambalearse y así pudiera golpearlo mucho mejor.

—Pareces tener muchas ganas de romperle la cara a Park.— comentó con burla su entrenador y amigo, NamJoon.

YoonGi se detuvo para descansar, se limpió un poco el sudor con la toalla que llevaba colgada alrededor de su cuello y le sonrió de manera torcida a modo de respuesta. Claro que tiene ganas de hacerlo, hay rumores de ese tal JiMin que lo están dejando mal parado y necesita ponerlo en su lugar para callar esas bocas.

—Me conoces muy bien.

—No esperes menos de mí, Yoon, llevamos años juntos en esto.

—Lo sé, ahora márchate que debo continuar.— señaló, importándole poco.

NamJoon negó unos instantes —No, es momento de que descanses ¿Vamos por unos tragos? — preguntó, tomándole por los hombros y obligándolo a caminar rumbo a los cambiadores y las duchas.

—¿Qué clase de entrenador lleva a su peleador a tomar un día antes de una pelea importante? — interrogó YoonGi con sarcasmo, de importante no tiene nada porque está más que ganada.

—Oh, vamos, ¿Acaso le temes al nuevo?

NamJoon estaba tocando fibras sensibles y lo sabía, era una forma sencilla de lograr su cometido; Min no soporta ser subestimado. YoonGi es demasiado presumido y un cascarrabias, siempre que caía en esas provocaciones baratas.

—Para nada, el pobrecito no sabrá ni que le sucedió.— aseguró con soberbia.

—Entonces vamos, de seguro encontramos un par para pasar la noche.

YoonGi asintió con una sonrisa, sexo antes de una pelea no le viene nada mal, de hecho, le funciona muy bien para calentar. Se encaminó a las duchas para tomar una y cambiarse, no demora más de quince minutos en ello.

NamJoon lo esperaba dentro de su auto con la música a todo volumen, estaba tranquilo porque confiaba en que su amigo y luchador ganaría aquella pelea. Sin embargo, YoonGi no debió confiarse tanto, quizás debió investigar un poco y escuchar a los perdedores que enfrentaron antes al misterioso Park.

🥊

JiMin azotó la puerta de su hogar, los gritos de sus padres se escuchaban de fondo y él solo optó por ignorarlos. Siempre era así, no le parece nada nuevo y prefiere alejarse lo más posible de la situación para no quedar en medio.

Caminó por las oscuras calles, pasando por múltiples callejones y distintos negocios nocturnos, vivía en esa clase de barrio bajo. Poco importa porque llevaba un tiempo tratando de reunir el dinero suficiente para irse a vivir a un lugar mejor y llevarse a JungKook con él.

Su hermanito menor fue diagnosticado años atrás con leucemia y llevaba internado con tratamiento desde entonces. Todos sus medicamentos y la hospitalización eran extremadamente caros, sus padres peleaban por ello, pero realmente era él quien los había estado pagando desde siempre.

Anteriormente, conseguía el dinero con varios trabajos de medio tiempo, pero desde hace casi un año lo había estado logrando con únicamente uno de ellos. Nadie, más que su mejor amigo SeokJin conocía ese empleo y eso porque era algo demasiado ilegal, tanto que podría meterlos en problemas con la ley.

Ser un luchador en las peleas callejeras nunca fue su idea, la necesidad lo arrastró y no se negó. La paga era extremadamente buena, sobre todo si ganaba, con ello podía cuidar de la salud de su hermanito y juntar para un departamento en un buen vecindario.

Su otro trabajo aparte, el cual mantuvo porque lo amaba, fue el de instructor de danza, esa era su pasión y no pretendía abandonarla bajo ningún motivo. Hasta cierto punto le servía como práctica para las peleas, desarrollaba agilidad, velocidad y flexibilidad que le servían muy bien a la hora de defenderse.

Después de varios minutos caminando, podía ver a lo lejos la construcción donde los eventos se realizan, fuera del lugar sus amigos SeokJin y TaeHyung lo esperaban mientras disfrutaban de unos batidos. En cuanto ambos lo distinguen, alzaron sus manos para qué los encontrará fácilmente y apenas lo hizo, corrió a ellos, esquivando la multitud que se reúne para la esperada pelea.

—¿Estás listo?

JiMin asintió —Claro, comí bien antes de venir, no tienes por qué preocuparte.— aseguró sonriente.

SeokJin solía ser así, preocupándose por su bienestar, asegurándose de que comiera y durmiera adecuadamente. Además, siempre preguntaba por su estado, intentaba estar al tanto de sí su padre lo seguía golpeando o no.

Así es como se habían conocido, SeokJin era enfermero en el hospital público y una vez curó a JiMin, quien terminó allí por una buena paliza de su padre. No tuvieron una amistad al instante, fue mucho después, cuando JungKook mostró síntomas de su enfermedad y comenzó sus consultas para ser tratado.

—¿Conoces contra quien pelearas? — interrogó TaeHyung, tomándole por los hombros mientras su rostro destellaba preocupación.

—No.— respondió simple a la vez que caminaba rumbo a los casilleros.

¿Qué más daba? De igual manera ganaría, su enemigo era un viejo ermitaño que llevaba cinco años siendo el número uno y estaba seguro de que podría derribarlo de ese puesto hasta con los ojos vendados. Ni siquiera recuerda su nombre, lo importante es que si ganaba completaría la cantidad necesaria para su nuevo hogar y no había motivos aparentes para perder contra un anciano.

—Min YoonGi es un hueso duro de roer.— opinó SeokJin, mirando a su hermano menor, TaeHyung, quien había investigado un poco por precaución y habían deducido que podría ser algo complicado de vencer.

—Planeo destruirlo, no roerlo.— aclaró JiMin poniéndose sus guantes negros.

No podía permitirse perder, esta era la única manera de conseguir el dinero necesario para las cuentas del hospital y su futuro hogar. Siendo el hermano mayor, lo más relevante para él es que JungKook se recupere y tenga lo mejor, así que ganara esta pelea.

"Aún no sabes mi nombre"

𝓖𝓪𝓷𝓪𝓭𝓸𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora