❛ HELIOTROPES ❜ | Genshin Impact

Las joyas de la familia ༉‧₊˚.

໒✦⋮ Construcción de mundo para Snezhnaya & Fatui & Fontaine, hogares malsanos/abusivos (Dottore--encerrado en el armario, maltrato/abuso verbal | lector-- padrastro tóxico implícito & madre igualmente tóxica que constantemente se cree más que el lector, la escena de la bofetada del capítulo anterior), muertes de personajes menores.

[Una pequeña cosa que se me olvido mencionar es que los diálogos que se vean así: "Hola", son en tiempo presente. Y los que se ven así: "Hola", son en tiempo pasado. Y aquellas que se vean así: Hola, sin comillas, representan los pensamientos de los personajes cuando son oraciones completas o que lleven más de una palabra. No sé si me he dado entender, pero si tienen dudas les responderé en los comentarios]

Dottore no soñaba.

Solía soñar antes de verse obligado a abandonar su cuerpo original, pero incluso entonces los sueños eran escasos y cortos. Si tenía suerte, a veces soñaba con respuestas: su mente siempre estaba en su investigación, incluso mientras descansaba. Si tenía mala suerte, soñaba con fuego, llamas rojas, naranjas y amarillas demasiado cerca de sus ojos; soñaba con el día en que había recibido las cicatrices que estropeaban la mitad de su cara y sus manos.

Pero ahora estaba sentado en una casa desconocida, que le recordaba a la finca del norte de Fontaine donde el segmento Delta centraba su investigación. Tenía que ser un sueño. Recordaba haberse acostado en su cama, recordaba haber sentido el cansancio de su alma gemela. Había vuelto a su finca del norte de Snezhnaya y ahora estaba aquí.

Tenía que ser un sueño, pero Dottore no soñaba, así que debía ser otra cosa.

¿Pero qué?

No tuvo tiempo de darle vueltas al asunto, se encontró moviéndose, levantándose de donde había estado sentado y la confusión empezó a picarle, dándose cuenta de que algo iba mal. Era más bajo, apenas más alto que el sofá en el que había estado sentado, y no tenía control sobre sus acciones.

Intentó vislumbrarse en el cristal de un armario de ébano que parecía almacenar algún tipo de antigüedad, pero no pudo distinguir sus rasgos. ¿Sus rasgos? Algo no encajaba. Sus manos bajaron solas, alisando la tela que le cubría el cuerpo: holgada, más suave que cualquier otra cosa que tuviera, sólo le llegaba a las rodillas.

¿Un vestido?

Una extraña sensación burbujeaba en su pecho: excitación, pero no era suya. Caminaba de un lado a otro y, al girar sobre un pie por quinta vez, vio su reflejo en el espejo: ojos brillantes de expectación y una amplia sonrisa. Era una niña, una niña pequeña, de no más de siete años. Algo cálido y pesado se agitó, esto era suyo.

Era ella. Su alma gemela. Lo sabía.

Dottore se sintió incómodo de repente. No sabía cómo despertarse. Intentó buscar algo para leer, intentó gritar, intentó parpadear repetidamente... tácticas que había utilizado todos aquellos años atrás cuando se encontraba soñando con los desagradables años que pasó en su pueblo, pero ninguna de ellas tuvo éxito esta vez. Su cuerpo no cooperaba... o suponía que era el cuerpo de ella, no el suyo.