Escena 10

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(aparece el Rabino con una Torá y se pone en el centro del escenario. Si el director está falto de actores, puede reutilizar el actor de satanás y del ángel de la escena 5 para los tres personajes)

Rabino: Hoy Yahvé os unirá a ambos como marido y mujer por el resto de vuestros días. David, ¿aceptas a Betsabé como legítima esposa?

David: Sí, quiero.

Rabino: Betsabé, ¿aceptas a David como legítimo esposo?

Betsabé: Sí, acepto.

Rabino: Que Dios bendiga este matrimonio con su humildad y amor. Debéis jurar vuestro amor a Yahvé.

Betsabé y David: Lo juramos por nuestros corazones.

Rabino: La voluntad de Yahvé ha sido cumplida. Id a honrar el nombre de Yahvé con vuestro amor (se va).

Betsabé: Ay, David, ya somos marido y mujer. Lamento aún la muerte de Urías, pero si el destino quería que mi marido muriese y que tú y yo nos amáramos, que se cumpla. Por lo menos ha muerto con honor y no como un cordero.

David: No fue el destino el que quiso la muerte de Urías, querida.

Betsabé: Entonces, ¿por qué murió?

David: porque yo mandé que lo dejasen solo en el campo de batalla para que los amonitas lo matasen.

Betsabé: ¿que hiciste el qué? Eres... eres... eres un monstruo, ¿cómo pudiste?

David: Sí, soy un monstruo. Yo soy el culpable de todo lo que ha sucedido y lo que pasará, pues vendrán desgracias a esta casa.

Betsabé: Más desgracias no pueden ocurrir, David. La mayor desgracia que podía pasar es que te atrevieses a hacer lo que has hecho.

David: Sí, vendrán más desgracias. El profeta Natán ha profetizado la muerte del niño que llevas en tu vientre. Y todo porque has pronunciado el nombre en vano. Y porque después de ti lo pronuncié yo.

Betsabé: Dices que he pronunciado el nombre en vano, pero realmente no conozco en profundidad el nombre. Y si lo he hecho, ¿qué te importa a ti?

David: Me importa porque hay un pequeño ápice de luz en cada palabra, bien sea el aleluya en su máxima plenitud o el aleluya que nosotros mancillamos.

Betsabé: Mira, David, estoy cansada por el embarazo y no me apetece nada que me hables de fe. Me voy a descansar un poco (se va, pero antes de que se vaya, David la agarra del brazo).

David: Betsabé, lamento mucho lo que va a suceder (se va cada uno por su lado).

Aleluya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora