(entran Ana y Sara)
Ana: ¿Te lo puedes creer, Sara? Betsabé ha sido invitada a palacio a conocer al rey. Esto es inaudito. No es justo, la calladita casada va a conocer al rey, mientras que yo, la más fulana de la campiña, más sola que la una.
Sara: Uy, que celosa estás. Betsabé ha tenido suerte, déjala. Además, si te aburres rápido de los hombres no es culpa suya.
Ana: Si fuera criada como yo, le agarraba por los pelos y le arrancaba la cabeza. Pero como tiene dinero, no puedo ni tocarla. No es justo.
Sara: pues búscate a un marido cuya fama llegue a los oídos del rey y así podrás conocer a David en persona.
Ana: Te digo yo que esa no va solo a conversar con el rey.
Sara: ¿Qué insinúas?
Ana: párate un momento a pensar. Un hombre viudo y una mujer cuyo marido lleva en el frente de batalla meses, ¿qué otra cosa van a hacer más que comerse el uno al otro?
Sara: Mujer, esa boca. No todas somos tan predispuestas a complacer a los hombres como tú.
Ana: Te digo yo que las más calladas son las peores.
Sara: ¿Sabes que pienso yo? Que las mujeres deberíamos juzgarnos menos entre nosotras. Llámame loca, pero creo que si nos uniéramos lograríamos llegar a ser igual a los hombres frente a la ley.
Ana: no me vengas ahora con eso, que estábamos chismorreando de Betsabé (aparece Aarón).
Aarón: Vecinas, ¿de qué habláis?
Sara: De nada, que a esta se le ha metido entre ceja y ceja que su majestad ha hecho llamar a Betsabé para... bueno, tú ya me entiendes.
Ana: Aquí va a haber unos cuernos como una casa.
Aarón: Yo también he llegado a pensar que para eso la quiere, pero es imposible. Es David, siempre tan acorde con su devoción que si Yahvé le ordenase cruzar el mar a nado lo haría con gusto. No haría nada con Betsabé ni aunque no le quedase otra opción.
Ana: Me la suda lo que digáis, yo creo que van a romper la cama esta noche.
Sara: Anda, Aarón, llévate a Ana a la taberna y asegúrate de que se harte a cerveza, que hoy no la aguanto.
Ana: me parece perfecto (se marcha con Aarón).
Sara: (se sienta en el suelo) ¡Qué sueño hecho realidad el que está viviendo Betsabé! Es como esas historias que me contaba mi abuela cuando era niña.
Joab: (Entra a escena) ¿Qué haces aquí tan sola, Sara?
Sara: Terminé mi jornada de trabajo y estuve hablando con Ana, pero se ha ido con Aarón a la taberna.¿Tú no tendrías que estar en el frente, Joab? Eres un importante general, tu lugar es el campo de batalla.
Joab: he venido a escribir unos informes sobre la batalla, ese es el motivo por el que estoy aquí.
Sara: Comprendo, temas de papeleo militar.
Joab: Es tarde y está anocheciendo, es peligroso que una mujer esté sola por estos lares. ¿Te acompaño a casa?
Sara: Vale. Vayámonos, Joab (se van).

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Aleluya.
SpiritualEsta es una obra de teatro que narra lo acontecido al rey David al enamorarse de una mujer que ya estaba casada con otro hombre. Más allá del significado religioso, creo que es una hermosa obra sobre cuán destructivo puede ser el amor. De esta histo...