Capítulo 30 - caballero real

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La sala en la casa de los black bulls se encontraba eufórica, Asta al fin había recuperado su espíritu entusiasta y Maze se encontraba mejor, aunque con la pierna enyesada. Este día era crucial ya que se decidiría quien iba a avanzar en el camino para convertirse en un gran mago y quién se quedaba atrás.

Nuestra protagonista por su parte, se encontraba decaída, no tenía la esperanza de pasar pues sus heridas fueron de gravedad y aunque su equipo ganó, ella no pudo hacer mucho contra Lía. Pero ver a sus compañeros felices bastaba para hacerla sentir bien; se levantó de su asiento con ayuda de sus muletas pero cuando iba a dar un paso más escucho el sonido de la puerta y posteriormente ésta volada en mil pedazos.

—¡un monstruo salvaje ha entrado!¡Busquen un lugar seguro y huyan!— grito con una cara de fingido susto el capitán Yami.

—te traje un presente por visitar a mi hermano— mencionó de forma neutral la capitana Mereoleona.

—si vas a dar un presente no llegas y rompes la puerta, además, no consumo ese tipo de alcohol para bestias, quema mucho— respondió el azabache cruzado de brazos.

—capitán Yami, si no lo quiere ¿Me lo puedo quedar?— pregunto al fondo con un tono ebrio Vanessa, mientras tomaba aquella botella.

— me los llevaré— la garra de fuego de la capitana de los leones carmesí tomo por la cabeza a Asta, Noelle y Luck, mientras ellos protestaban por la captura y porque el capitán no movía ni un dedo por ellos. Antes de llegar a la puerta, la pelirroja se detuvo y escaneo el lugar —por cierto ¿Dónde está Bell?— la pelinegra al escuchar su apellido paro su andar y sintió una corriente eléctrica recorrer su espina dorsal, volteo para encararla y se encontró con la mirada fija de la mayor de los Vermillon en ella.

—si, Mereoleona san— dijo con firmeza la azabache.

—tú también pasaste el examen, pero con tus heridas no nos vas a ser de mucha utilidad— la chica bajo la mirada apenada y enfurecida halo su camisa con fuerza, si tan solo no tuviera esas heridas podría seguirle el paso a sus compañeros —pensé que querrías saberlo, es mejor reconocer los logros—

—¿Quieres decir que ellos son caballeros reales?— preguntó Magna con asombro y confusión.

—así es, me los llevaré— respondió sin más la pelirroja dejando la guarida de los Black bulls y sembrando en ella un ambiente melancólico.

Maze dirigió su mirada a su superior Magna, mismo que apretaba sus puños con fuerza mientras sus dientes hacían presión unos con otros. Podía palpar la desesperación que tenía en ese momento pues no era el único que la sentía, quería decir algo pero nada coherente iba a salir así que decidió dar un paseo para despejar su mente después de aquella derrota.

Sentía que había perdido pues a pesar de haber aprobado, sus heridas estorbarían en el campo de batalla y lo único que quería era ayudar. Pero a la vez entendía que debía de tomar un descanso, comenzaba a conocer los límites de su cuerpo y si se encontraba por colapsar, sabía que tenía que descansar. Esa era la diferencia que tenía con Asta, lograba escuchar cuando su cuerpo exigía recuperarse y ella le daba la razón a comparación del peli blanco.

Con el fin de librarse de esos pensamientos intrusivos, decidió visitar a su hermana. Su cumpleaños se acercaba y para esa fecha no podría visitarla aunque quisiera; así que un buen regalo y un pastel no estarían de mal para celebrarlo, aunque fuese antes.

Pasó a la pastelería, eligió un pastel de fresas, el favorito de su hermana y salió sin saber que comprarle a su hermana; últimamente le mandaba la ropa que en su niñez no podían comprar por la escasez, también le daba dinero y cada que la visitaba, lo cuál no era muy a menudo, le preparaba de comer grandes platillos.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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