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Tom, de pie en la Sala de Menesteres años después de su graduación, jugaba con la diadema de Ravenclaw en las manos. Se fijó en los montones de cristales rotos que había por el suelo, preguntándose qué podría haber ocurrido para provocar semejante desastre.
Colocó la diadema sobre una mesita cercana y examinó los cristales. Hizo una mueca de dolor y dejó caer al suelo un trozo especialmente afilado antes de limpiarse la sangre de un corte en el dedo. Se la quitó, pensando que no era nada.
Tom se sentó a la mesa donde había estado la diadema, sacó su diario y arrancó un trozo de pergamino. Sin embargo, antes de guardar el libro, abrió la contraportada. En la parte de atrás del libro, había una foto familiar escondida. Una foto que Tom no podía dejar escapar: la foto de Alexandra y sus amigos.
Tom había duplicado mágicamente la fotografía antes de arrojar su copia al fuego como forma de intimidar a la chica hacía muchos años. Se había olvidado de la foto durante un tiempo, pero hace poco volvió a tropezar con ella. Le recordó las historias que ella le contaba de sus amigos, y pensó que representaba las mejores partes de ella; las partes que él llegó a apreciar.
Cerró el libro y sacó otro trozo de pergamino del bolsillo. Este pergamino, sin embargo, estaba arrancado de un libro.
Una bruja o un mago sólo puede reclamar la posesión de la lealtad de la Varita de Saúco matando a su anterior dueño.
Tom sonrió satisfecho, sabiendo que esta información bien podría cambiar el futuro a su favor. Alexandra ya había sacrificado su vida por sus seres queridos, y Tom sabía que estaría dispuesta a hacerlo de nuevo. Nunca antes había aceptado la derrota, y una profecía supuestamente "definitiva" no iba a cambiar su actitud. Si animaba a Alexandra a matar ella misma a Dumbledore, su alma se partiría, y los sentimientos de amor y esperanza que la hacían tan fuerte morirían de una vez por todas. Pero si este plan no funcionaba, tendría que matar esa parte de ella de otra manera.
Escribió rápidamente sus pensamientos en el pergamino en blanco, dobló las dos páginas y lo colocó junto a la diadema antes de salir por última vez de la habitación.
Un tema interesante que pensé que te gustaría. Nos volveremos a ver, mi amor.
Ahora que por fin había cumplido su sueño de convertirse en el mago más poderoso del mundo, Tom Riddle ya no sentía por la muchacha lo mismo que antes. Ya no imaginaba un mundo en el que gobernaran juntos. Ahora, sólo la veía como un peón en su juego. Seguía siéndole útil, pero no se sentía culpable por matarla cuando ya no la necesitara. Hasta entonces, haría exactamente lo que había planeado hacer todos esos años y mataría hasta la última pizca de esperanza y amor que ella sentía en su corazón. La reduciría a la nada, manteniéndola con vida hasta que volviera a encontrarse con Harry Potter, y entonces los mataría a los dos de un solo golpe. Entonces, sin sus dos últimas amenazas, sería realmente el mago más poderoso del mundo.
—"La mantiene viva. Es un incentivo",— explicó Harry a sus amigos, uniendo por fin las piezas del rompecabezas. —"Dijo algo sobre el amor. Creo que tiene la impresión de que ella y yo estamos, ya sabes..."
—"¿Enamorados?" —preguntó Hermione. Harry asintió.
—"Exactamente."
—"Pues menos mal que rompiste con Ginny entonces", — le espetó Ron, haciendo que sus amigos lo fulminaran con la mirada.— "No es que el hecho de que se hayan llevado a Alexandra sea mejor".
—"¿Qué supones que le dio la idea de que ustedes dos están enamorados?" —preguntó Hermione, sin esperar que su amigo hubiera dicho una mentira tan peligrosa.
—"La foto, tal vez. De Navidad. Yo la rodeaba con el brazo", —explicó Harry.
—"Eso no es exactamente incriminatorio", —suspiró Hermione. —"Supongo que nunca puedes saber realmente lo que está pensando".
—"Creo que tengo que entregarme", —anunció Harry de repente.
—"¿Estás loco?" —preguntó Hermione furiosa. —"¡Harás que te maten!".
—"Ella ha arriesgado su vida por nosotros. Por qué no íbamos a hacer nosotros lo mismo por ella?".
—"¿Cómo sabes que no planea matarla en cuanto lleguéis?". "Sólo tenemos que esperar..."
—"La esperanza no es suficiente en este momento, Harry", —argumentó Ron. —"Tú mismo lo dijiste, si vamos sin un plan, nos matarán a todos. No podemos arriesgarnos".
—"Ron tiene razón. Si no tenemos un plan y no lo hacemos juntos, no funcionará".
—"¡Se está muriendo, Hermione! No sé qué más hacer". —Gritó Harry, sin poder contener más su rabia y desesperación.
—"¿Crees que no lo sabemos? Es nuestra mejor amiga, y mi hermana. Está sufriendo, y estamos aquí siguiéndote porque es lo que ella querría que hiciéramos", —replicó Ron.
—"¡Yo no pedí que pasara nada de esto!"
—"Ninguno de nosotros lo hizo", —dijo Hermione tranquilizadora. —"A todos nos duele, Harry, y todos estamos preocupados por ella, pero tenemos que ser inteligentes con esto".
—"Prometí que la encontraríamos",— dijo Harry en voz baja, aceptando la derrota momentánea.
—"Lo haremos", —dijo Hermione, sentándose a su lado y poniéndole la mano en el hombro para consolarlo. Ron se sentó en su lado opuesto. —"Pero, hasta que descubramos un plan, tenemos que concentrarnos en seguir vivos, y encontrar el resto de los horrocruxes".
El resto de la noche, Harry permaneció despierto pensando en cómo podría salvar a su amiga. La imagen de ella cayendo inconsciente al suelo se repetía una y otra vez en su cabeza hasta el punto de parecerle tortuosa. A pesar de pasar horas pensando, sólo se le ocurrió una pequeña idea, y no era una idea que le entusiasmara precisamente.
Harry Potter necesitaba la ayuda de Draco Malfoy.
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3. Anchor ✔️
Acak"Esta ancla es para representar la paz, la fuerza, la determinación y la pasión, todo lo cual nunca debes dejar ir". Orden de la saga 1. Touch ✔️ 2. Dove✔️ 3.Anchor ✔️ Traducción Autorizada por: @modern-july