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Las siete de la tarde llegó más rápido de lo que Jeonghan hubiese querido, como si fuera el destino (que últimamente estaba en su contra al parecer), la puerta retumbó suavemente por Dawon.

Jeonghan fue de inmediato a abrir la puerta, encontrándose allí a Dawon con una sonrisa, haciéndose un lado para que entrase.

—El señor de tu recepción casi no me deja pasar ¿Qué le sucede? —fue lo primero que Dawon dijo cuando ya estaba buscando el sofá para sentarse.

—¿En serio?, es mayor. Seguramente no te recordó —murmuró Jeonghan con una leve sonrisa.

—Veo que estás terminando de desempacar. Eso es bueno. Así podrás mostrarme el resto de tu casa, sigo esperando el house tour. Solo conozco tu sala y el baño —recalcó la muchacha con un tono divertido.

Número uno; Jeonghan estaba tan nervioso que decidió distraer su mente y pensar en la palabras correctas con la que debería hablar a Dawon, desempacando. Sin embargo aún no había servido de mucho.

Número dos; ¡Es verdad! Hace unos pocos meses tenía departamento nuevo y ni siquiera le había mostrado a Dawon su estudio (el mismo que ambientó para ver películas y el único que lo conocía era Joshua. Y el mismo que el azabache se tomó el atrevimiento de exponerlo en sus redes sociales ¡Gracias al cielo Dawon no conocía el lugar!). No porque no quisiese realmente, Jeonghan ni siquiera había sacado su ropa completamente de las cajas y creía que no era un lugar muy romántico para ella. Para nadie en realidad. Pero Joshua lo conocía porque era Joshua.

—Uh, si, perdón. Prometo terminar y mostrarte —aseguró tratando de no hacer notar su nerviosismo. Lo cual era prácticamente imposible para él. ¡Como mierda empezaba a decirle!.

—¿Estás bien? —preguntó pasando sus manos a las del castaño quien se veía ansioso.

—No. Bueno si. Aish —Jeonghan balbuceó quitando la mano de Dawon de las suyas—. Debo decirte algo.

—Te escuchó, Han.

—Y probablemente me odies por el resto de tu vida. Tal vez jamás quieras verme y te entiendo.

—Pues yo no te estoy entendiendo. ¿Puedes calmarte y decirme?

—Bueno —masculló Jeonghan bajando su mirada a sus propias manos entrelazadas en su regazo—. Yo–

—¿Sales con otra persona?

—¿Qué? —alzó ambas cejas sorprendido por la tranquilidad en la que hablaba Dawon. Eso literalmente fue un imprevisto balde de agua fría.

—¿Es eso? ¿Cierto?—sentenció con una sonrisa. Ella estaba ahí tranquila con una leve sonrisa en el rostro, tal como si hubiera descubierto una travesura de un niño pequeño.

—T-tu ¿Qué sabes?

—Nada —bufó—. Cuéntame.

—No salgo con nadie —replicó tapándose el rostro con las manos. ¡Dawon lo sabía y aún no recibía una patada en los huevos! ¿Qué?—. Pero besé a otra persona estando contigo. Muchas veces. Sé que eso me convierte en el peor novio del mundo, y sé de que nada sirve pero lo siento. Odiame, Bloquéame de las redes sociales y de tu vida si quieres.

—No te odio, Han —ella aseguró pasando su mano por el cuello del muchacho, el cual se puso tenso al comienzo—. No estuvo bien lo que hiciste, sin embargo, no te odio. Sería muy descarado de mi parte.

—¡¿De verdad?! —ella asintió—. Pensé que me mandarías a la mierda. Espera, ¿Por qué sería descarado de tu parte?

—Bueno... —suspiró dejando su mano en el hombro del castaño.

𝗠𝗼𝘃𝗲 キ 𝘫𝘪𝘩𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora