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Decir que Joshua no era un experto en ser un curioso y que en se momento no estaba husmeando la habitaciónordenada de Jeonghan era una descarada mentira

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Decir que Joshua no era un experto en ser un curioso y que en se momento no estaba husmeando la habitación
ordenada de Jeonghan era una descarada mentira.

Habían pasado unos diez minutos aproximadamente desde que Jeonghan lo dejó dentro de su habitación para atender a su entrometida (aunque ella no tenía ni idea de su presencia) novia.

Jeonghan tenía la certeza de que dejando a Joshua en su cuarto haría que el muchacho se quedara quieto y él tendría la oportunidad de decir cualquier cosa para hacer salir a Dawon sin que se entere de la visita del azabache.

Pues muy mala idea, porque Joshua estaba aburrido y no estaba nada tranquilo en su habitación.

Es más, Joshua empezó a inspeccionar el lugar. El cuarto de Jeonghan era grande y agradable, olía a vainilla y supo que eso se trataba por un incienso recién apagado en su escritorio. Las paredes eran de un color crema, a excepción de una que estaba pintada con varios dibujos por todos lados sin un orden en específico, supuso que el artista era el castaño y se lo confirmó cuando sus ojos se posaron en las pinturas del piso.

 Las paredes eran de un color crema, a excepción de una que estaba pintada con varios dibujos por todos lados sin un orden en específico, supuso que el artista era el castaño y se lo confirmó cuando sus ojos se posaron en las pinturas del piso

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Y todo hubiese estado bien si los torpes pies de Joshua no hubieran hecho caer una lata llena de pinceles al piso, haciendo que el sonido llegue hasta Jeonghan y su acompañante.

—¿Qué fue eso? —preguntó Dawon posando su atención en el ruido proveniente de la habitación de Jeonghan.

—Eh- probablamente una de las latas que dejé encima a la orilla de mi cama —Jeonghan se arrastró hasta su lado para distraer su mirada.

—¿No es importante?

—No —suelta Jeonghan—. Y-yo iré a dejar a Kkuma en el cuarto ¿vale?

—¿Por? —Dawon entrecierra los ojos e interroga interesada.

—Porque los vómitos han vuelto y la medicina que le doy, le da sueño, así que prefiero que duerma en su cama —mintió.

—Porque los vómitos han vuelto y la medicina que le doy, le da sueño, así que prefiero que duerma en su cama —mintió

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Jeonghan se encaminó pensando en las mil y un maneras de matar a Joshua por ser un idiota.

—Te ayudo —sugirió la muchacha dejando escéptico a Jeonghan, quien volteó nuevamente para encararla.

—No bebé, quédate acá y espérame, luego iremos por ese helado que te prometí —Jeonghan dijo tratando de sonar tranquilo. Cosa que al parecer funcionó para la muchacha, ya que lo dejo ir.

Jeonghan silbó en busca de Kkuma quien a los segundos salió de su escondite detrás del sillón y la cargó en brazos hasta su habitación. Una vez a dentro se encontró con Joshua echado en su cama con el teléfono en sus manos.

—Tú, idiota —musitó Jeonghan una vez cerca a la cama lanzando una de sus almohadas al rostro de Joshua por segunda vez en el día—. ¡¿Qué parte de no hacer ruido no entiendes?!

—Perdona, además es tu culpa por demorar —el mayor se defendió sobando su rostro—. ¿Ya se fue tu novia?

—No, está aún ahí y habla más bajo que te puede oír.

—Iré a presentarme entonces —Joshua amenazó levantándose de la cama pero de inmediato es detenido por el cuerpo de Jeonghan.

—No lo hagas, por favor —el más pequeño susurró suave, posando sus manos en el pecho de Joshua para detenerlo.

—No le contaré de nuestro beso —agregó suave el mayor.

—E-ella malinterpretará si te ve saliendo de mi habitación —Jeonghan hizo el esfuerzo de concentrarse en los ojos de Joshua y no en sus pectorales marcados.

—¿Pensará que estuvimos besuqueándonos aquí dentro?

—No lo sé, tampoco lo quiero averiguar.

—¿Se supone que me quedé aquí solito hasta que se vaya? —Joshua preguntó molesto con la idea.

—No, la llevaré a comer helado así que saldremos de la casa. Solo tienes que irte luego de eso, cerrando bien la puerta y teniendo cuidado de que Kkuma no se escape —le explicó el más bajito.

—¿A mi no me llevarás a comer helado?

—No.

—Bien pero necesito algo en compensación.

—Está bien, ¿Qué es lo que quie– —el muchacho no terminó de susurrar debido a que los labios del azabache ya estaban encima de los suyos, envueltos en un beso. A Jeonghan le tomó por sorpresa pero se unió al ritmo de Joshua, cerrando sus ojos para sentirlo mejor.

Joshua era el tipo de persona que amaba tocar a su compañero de beso, así que no se iba a limitar con Jeonghan, con una mano tomándolo de la cintura y la otra en sus rojas mejillas del contrario, dando leves masajitos en las zonas.

—Eso es mejor que un tonto helado —Joshua atacó una vez se separó del chico.

—Bien tuviste lo que querías, no olvides cerrar la puerta —Jeonghan no podía creer que en realidad había besado a Joshua, ¡Dos veces en el día!, no era algo que lo emocionase, claro estaba. Pero no podía ocultar que su confusión aún estaba presente.

El menor volvió a caminar hasta la puerta pero la voz de Joshua lo volvió a detener.

—Han.

—¿Qué?

Joshua caminó misterioso hasta él nuevamente y lo único que hizo Jeonghan fue quedarse quieto hasta que el mayor llegue a su destino. El azabache volvió a cortar la distancia de los dos con un beso rápido pero húmedo, haciendo que Jeonghan jadeara como respuesta.

—Faltó mi beso de despedida —agregó inocente Joshua, volviendo a la cama pero esta vez con Kkuma en ella.

Jeonghan no respondió y salió de la habitación con una sonrisa, la cual trató de ocultarla con el dorso de su mano, mientras limpiaba sus labios húmedos con la escénica embriagante de Joshua.

Jeonghan no respondió y salió de la habitación con una sonrisa, la cual trató de ocultarla con el dorso de su mano, mientras limpiaba sus labios húmedos con la escénica embriagante de Joshua

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𝗠𝗼𝘃𝗲 キ 𝘫𝘪𝘩𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora