11. ¿DONDE ESTA MI HERMANA?

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Génesis 4
9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?



Apenas nos pusimos de pie y comenzamos a aplaudir, inmediatamente entro una mujer muy elegante, con unos zapatos altos y una falda de tubo, también llevaba unas gafas oscuras y una chaqueta de cuero color negra.

Es muy bonita, pero nada que ver con mi madre, ella es la mujer más hermosa del mundo.

Viene acompañada de un hombre vestido de traje y también tiene gafas oscuras.

—buenos días niños —saludó.

—buenos días —contestamos.

Ella no dijo más nada, sacó su dispositivo y comenzó a caminar en medio del círculo de niños.

Cada vez que pasaba por el lado de una niña, se quedaba viendo su dispositivo, luego miraba a la niña detenidamente por unos cortos segundos, luego pasaba de ella a la siguiente y así sucesivamente hasta que llegó frente a mi.

Ella se quedó mirandome fijamente por unos segundos que parecieron eternidad.

Yo levante mi mirada hacia ella, pero solo me vi reflejada en sus lentes de sol, hasta que ella se los sacó.

Quedé anonadada en su mirada, hasta que escuche a la señora Ogla carraspear su garganta.

—me temo que aquí no está lo que busca —le dijo a la mujer que estaba concentrada mirandome.

Ella la ignoró por completo y miró al hombre que estaba al lado de ella.

—se parece —le dijo mostrándole el dispositivo.

El miró el dispositivo, luego me miró a mi y asintió.

—son idénticas —comento.

La mujer miró a la señora Ogla.

—me la llevó —anuncio.

Un momento...

«¿Que?».

«¿Cómo así que me la llevo?».

«¿A quien?».

Los nervios se comienzan a apoderar de mi.

Busco con la mirada a Zoar, pero este ha desaparecido de mi vista, lo único que me queda es mirar a la señora Ogla, para entender que es lo que está pasando.

La señora Ogla rio con nerviosismo.

—me temo que eso no se va a poder —le respondió a la mujer. —ella no está a la venta, busque otra.

«Ahora sí que no entiendo nada».

«¿Cómo así que a la venta?».

«¿Acaso nos venden como vender papas?».

—y ¿Por qué no? —pregunta la mujer.

—porque...porque...—dice la señora Ogla jugueteando con sus dedos —porque su tío la dejo aquí y quedó de volver por ella.

«¿Cómo así que mi tío?».

Esta es la hora que apenas me vengo a dar de cuenta que tengo un tío.

—pues dígale que tuvo un accidente y murió —dice la mujer con total tranquilidad.

La señora Ogla se manda una mano al pecho.

—¡oh no! —exclama —de ninguna manera haría yo eso, con la vida de los niños no se juega.

La mujer rio sin ganas al escuchar a la señora Ogla.

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