35. LA INJUSTICIA

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 12
6 Las palabras de los impíos son asechanzas para derramar sangre;
Mas la boca de los rectos los librará.


Día siguiente.

No puedo creer que vaya en el auto de Deimond, yo le dije ayer que no, pero el insistió tanto que no me quedo de otra que al final ceder.

Miro su perfil y el lleva una sonrisa en sus labios.

—¿Por qué siempre sonríes?. —le preguntó.

—no siempre lo hago —me responde —solo lo hago cuando estás tú, porque tú eres el motivo de mi sonrisa.

No le contesto nada.

El siempre tiene respuestas a las cuales no halló que decir, por veces siento que si hablamos mucho, quedaré cautivada por él para siempre y no puedo darme ese lujo cuando solamente somos amigos.

Veo por la ventana del auto cuando esté llega al semáforo, dónde nos encontramos con otros lujosos carros, los cuales se ponen detrás de nosotros y uno delante.

El que más me llamo la atención fue el de adelante, es de color negro, blindado, estilo limusina, pero no es limusina.

«Creo que nunca me voy a acostumbrar a tanto lujo».

«Ahora que lo recuerdo, los J5 llegan por orden numérico, ¿Será acaso que el carro de adelante es J1?».

Miro a Deimond para preguntar, pero me da un poco de pena, mejor saco mi teléfono y comienzo a jugar.

La verdad es que lo hago para disimular, me siento un poco nerviosa al ir con Deimond en su auto.

No quiero ni imaginar la cara que pondrán todos los estudiantes.

De pronto me llega un wapsat.

Lo abro.

Deimond:💓💓💓.

Lo miro y sonrió.

—¿Que es esto? —le preguntó mostrándole el mensaje.

—es mi corazón latiendo por ti. —responde.

Mis mejillas se ponen de color escarlata.

—¿Podrías dejar de alagarme por una vez?. —pido sin mirarlo.

La verdad es que no me acostumbro, ni me explico ¿Cómo es que un chico tan guapo como él, este colado por mi?.

Simplemente me parece increíble, es demasiado para mi.

El ríe.

—¿Ya te dije que te vez radiante hoy?.

—Deimond —le hablo en tono de advertencia.

Él se queda en silencio y yo me pongo a mirar por la ventana.

El solo hecho de que él esté a mi lado, me pone bastante nerviosa y ni hablar donde estuviera más cerca.

Poco a poco veo como nos vamos acercando al colegio y esto de algún modo me pone incómoda.

No quiero ni imaginar lo que van a decir todos apenas me vean llegar con Deimond, tal vez comenzarán a hacerse ideas locas en la cabeza.

Volteo a ver a Deimond y este luce de lo más tranquilo.

Tal vez es porqué él ya está acostumbrado a esto, pero yo a pesar de haber sido una modelo famosa, ahora me resulta muy extraño.

—Deimond —le hablo.

El gira su rostro hacia mi.

—¿Podrías hacer detener el auto?, Yo me quedo aquí —le informó.

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