Al llegar a la selección con Kanao lo primero que noté fueron las hermosas glicinias que adornaban la entrada del lugar.
— Kanao, mira las glicinias — le dije con una sonrisa. Ella giró en mi dirección y las vió — ¿No son hermosas?.
Kanao solo me sonrió y asintió con su cabeza. Yo suspiré por eso, me gustaría que mi hermana fuera capaz de sentir más emociones, que fuera capaz de hablar más y que pudiera decidir por su cuenta, pero los desgraciados de mis padres le quitaron eso cuando era tan solo una niña pequeña. Yo no pude protegerla de eso, pero me aseguraré de protegerla de los demonios aunque me cueste la vida misma.
Kanao iba vestida con el mismo kimono que usaba de niña solo que era más grande ya que obviamente en esos 4 años ella creció, pero ahora en su cabello usaba uno de los broches que usaba Kanae-neesan:
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Por mi parte yo tenía un kimono celeste con diseños de flores de colores pasteles:
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Mientras que parte de mi cabello estaba suelto pero como tipo 2 trenzas cortas en mi cabello que eran unidas por el broche de mariposa que me dieron de niña (no sé si se entendió el peinado de la rayis). Mi katana de práctica era igual a la de Kanao solo que el mango era de color durazno con unas decoraciones naranjas.
— Kanao, entremos — le dije a mi hermana con una leve sonrisa en mi rostro.
— Si, Tn-neesan — fue lo único que dijo Kanao antes de adentrarnos entre las glicinias.
Al entrar vimos a varias personas, aunque entre todas las personas que había el que más me llamó la atención fue un chico con una cicatriz y cabello negro. Ya lo había visto antes, era Genya Shinazugawa, hermano menor de Sanemi Shinazugawa quien era el Pilar del Viento, aunque Genya era tsuguko del Pilar de la Roca, Gyomei Himejima.
Varias veces había hablado con el, nuestra relación era muy buena, podría decirse que éramos buenos amigos desde que Kanae-neesan y Shinobu-neesan nos adoptaron a Kanao y a mi.
Recuerdo que lo conocí unos días después de la muerte de Kanae-neesan, yo estaba sentada en el pasto de un pequeño lugar que conocía, mojando mis manos en el pequeño lago cristalino que había ahí. Al sacar mis manos pude ver lo lastimadas que estaban por el entrenamiento que me daba Shinobu-neesan, además de que yo era muy terca desde siempre por lo que no me daba por vencida ni descansaba hasta quedar agotada al máximo, aunque a veces Shinobu-neesan me mandaba a descansar a la fuerza para no lastimarme ni agotarme tanto.
Tenía unas cuantas ampollas pero sobre todo cortadas grandes y pequeñas, de algunas de ellas me salía sangre y la mayoría se me quedaron como cicatrices. No quería que Shinobu-neesan las viera para no preocuparla o que me mandará a no entrenar por unos días así que trataba de que dejarán de sangrar en el lago aunque no funcionaba. Entonces escuché algo parecido al crujido de una rama, rápidamente me paré y voltee a mirar atrás de mi.
— ¡¿Quien está ahí?! — pregunté algo asustada aunque queriendo sonar intimidante — ¡A quien sea que esté ahí le advierto que sé defensa personal y no dudaré en usarla si lo creo conveniente! ¡Ahora sal de dónde quiera que estés!.
De detrás de un árbol salió Genya, con las manos arriba por si acaso.
— Oye tranquila — me dijo Genya — venía aquí para relajarme, no esperaba encontrarme contigo. Eres la hermana adoptiva de Shinobu-san, ¿No? — yo asentí, aliviada de que no fuera un demonio o algún animal peligroso. El se sentó a mi lado — oye, lamento lo de Kanae-san. Por lo que sé de lo que me contó mi hermano ustedes eran muy unidas, a donde fuera Kanae-san ibas tú.
— Si...la verdad la extraño mucho... — le dije tratando de ocultar mis manos — pero Shinobu-neesan nos ha estado entrenando para vengarla junto con ella.
— Lo sé, todo el tiempo te veo entrenando, ¿Es que acaso no descansas?.
— No me gusta descansar hasta estar completamente agotada, aunque Shinobu-neesan a veces me obliga a la fuerza a tomar descansos para no lastimarme tanto ni cansarme tanto. Dice que me sobrecargo a mi misma con un peso que no debería de sentir, también dice que me sobre exijo a mi misma y eso no es bueno.
— Ella tiene razón. La prueba está en tus manos, pude ver qué estaban muy lastimadas — el agarró mis manos viendo las heridas. Ese acto suyo me sonrojó — creo que puedo ayudarte con estás heridas.
El dirigió sus manos a la tela de su camisa para arrancar 2 pedazos, lo cual me sorprendió bastante, después agarró una de mis manos y vendó las heridas con esa suave tela que se sentía muy bien en mis manos, luego agarró mi otra mano para hacer lo mismo.
— Se que no quieres preocupar a Shinobu-san — me dijo con una sonrisa — pero no puedo permitir que una chica tan bonita como tú este sangrando y sufriendo por estás heridas.
— ¿B-Bonita? — le pregunté muy roja. Nadie jamás me había dicho bonita sin ser Kanae-neesan, Shinobu-neesan, Kanao, Aoi o las trillizas. Bueno, había veces que Sanemi-kun me decía bonita o algo así pero al principio solo era para quedar bien con Kanae-neesan pero después si me lo decía por gusto, podría decirse que nos hicimos amigos de todas las veces que iba a la finca a curar sus heridas.
— Si, tu a mi parecer eres muy bonita — me dijo sonriendo.
Así fue como Genya y yo pasamos de extraños a amigos, luego a mejores amigos. Las trillizas siempre decían que el y yo haríamos buena pareja, pero no creo que el se fijaría en mi ni yo en el, solo éramos amigos y eso seríamos siempre, estaba bien con eso, no tenía interés en que pasará a una relación amorosa con Genya...o ¿Tal vez si? Es decir, no creo que estaría tan mal, creo que sería lindo.
Rápidamente alejé esos pensamientos de mi cabeza al notar lo que pensaba y que mis mejillas parecían calentarse. ¡¿Que rayos pasaba conmigo?! ¡Agh, es tan confuso! ¡Genya pero ¿Que mierda me hiciste?!.
No pude seguir sumisa en mis pensamientos porque aparecieron las hijas gemelas del patrón a explicar todo de la selección final, aunque Kanao, Genya y yo ya sabíamos todo lo que explicaron por parte de nuestros hermanos y maestros.
Luego de que explicaron nos dejaron adentrarnos en la montaña lejos de las glicinias que servían como protección debido al odio que los demonios les tenían. Así fue como Kanao y yo nos adentramos juntas sin separarnos a la montaña.