Capítulo XVI

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Al despertar Joseph estaba a mi lado, me preparé y recibí una llamada, mientras me preparaba un té, Joseph se levantó y me abrazó, estuve algo distante porque al fin y al cabo ayer lo engañé y a pesar de que lo quería mucho nunca sentí lo que sentí con Jeffrey.

—¿estás bien?

—Joseph, no te merezco

—¿por que dices eso?

—no puedo mentirte ni puedo cambiar nada, te he engañado, solo ha sido una vez pero no mereces que te lo oculte.

Joseph me miró y asintió.

—no estás enamorada de mi, supongo.

—no, claro que te quiero.

—si me quisieses no me habrías engañado.
Touché

—Ademas no voy a decir que no me di cuenta, tu ropa olía a hombre y no era yo. Evan, te quiero pero se que ya no estas enamorada de mi como cuando nos conocimos y me lo he pasado genial pero creo que deberíamos dejarlo.
Asentí con tristeza, me lo pase genial con él pero tenía razón.

Joseph se fue y con él se fue casi toda la casa.

—Evangeline, pasa
dijo Jeffrey

—¿como has estado?

—bien, Joseph y yo lo hemos dejado y me preguntaba si podía quedarme aquí unos días hasta que encuentre casa.

—claro, es tu casa, siéntate.
asentí y sonriente me senté.

—tu madre acaba de irse a trabajar y llegará tarde.

—a trabajar o a engañarte ¿por que sigues con ella?

—porque estoy bien así.

—¿quién demonios esta bien con ella? ¿va a tardar mucho?

—supongo que un buen rato.
miró su reloj y a mi con picardia.

—oye no quiero ser alguien que se interponga en lo que tenéis pero...
Jeffrey se acercó a mi y me beso.

lo miré unos segundos y lo volví a besar pero el sonido de la puerta nos interrumpió.

—Laurie.
dijo Jeffrey como si no nos acabasemos de besar.

—¿que hace ella aquí?

—hola también Madre.

—se quedará unos días hasta que encuentre una casa, acaba de separarse de Joseph.

—una pena, era un chico tan guapo.

—sí, lo era.

—no sé donde dormirás porque tu cuarto lo convertimos en una habitación para dibujo.

—dormiré donde sea.

—podéis dormir juntas yo me acostaré en el sofá.

—no, Jeffrey yo dormiré en el sofá.

—¿estas segura?
asentí.

todos nos acostemos y escuché a Jeffrey bajar, supe que era él porque bajaba haciendo mucho ruido con los pies.

—¿no duermes?
negué con la cabeza.

—yo tampoco, iré a dar una vuelta a ver si con un poco de aire se me despeja la cabeza ¿quieres venir?
asentí y me calcé.

—¿me has echado de menos?

—sí, dios sabe cuanto.
lo miré de perfil.

—tienes mas canas que antes.

 𝐷𝑎𝑑𝑑𝑦'𝑠 𝑖𝑠𝑠𝑢𝑒 (𝑱𝒆𝒇𝒇𝒓𝒆𝒚 𝑫𝒆𝒂𝒏 𝑴𝒐𝒓𝒈𝒂𝒏)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora