Capítulo 18: HUIR A LA SEGURIDAD

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"Es cierto que la unión hace la fuerza, y también es verdad que a veces la fuerza conlleva a la unión"

Antes

Un grupo de alienigenas huían despavoridos por el pueblo, detrás de ellos venia alguien a quien le brotaban relámpagos del cuerpo. Los extraterrestres lucían muy aterrados, intentaban disparar a quien los perseguía, pero todos los tiros fallaban, uno a uno eran atrapados y asesinados al instante hasta que finalmente solo quedo uno quien se vio atrapado en un callejón sin salida.

La figura destellante se acerca caminando lentamente, se oye su voz al mismo tiempo que una leve luz nos muestra su identidad, la de una chica de diecinueve años.

Daphne: No son tan valientes ahora ¿cierto?

El alienígena apunta el arma desintegradora hacia ella mientras tiembla de miedo, está apretando los dientes mientras se hiperventila.

Daphne: Dispara (acercándose) te reto

Ella no tenía intención de matar a este alienígena tan rápido como a los otros, por lo que observo mientras perseguía a estos entes el que tenía en frente era el líder de ese pequeño grupo, lógicamente quizás tendría información útil para ella.

El alienígena no se atrevió a dispararle, solo se quedó ahí apuntando si arma hasta que ella estuvo frente a él, Daphne puso la mano en el arma y la aplasto dejando al extraterrestre muerto de miedo. Lo tomo del cuello y lo levanto en el aire con una sola mano mientras que con la otra apretó el casco agrietándolo poco a poco hasta romperlo y tomar la cabeza del extraterrestre. Una vez que ella le saco toda la información disponible simplemente le aplasto la cabeza matándolo también.

Daphne dio un salto llegando a la cima del muro que bloqueaba el callejón, ella estaba harta ya de estos estorbos, desafortunadamente quedaban muchos, ella se sentía frustrada, cazarlos tomaría mucho tiempo, si tan solo pudiera reunirlos en un solo lugar para poderlos eliminar de golpe. Eran como cucarachas, no importa a cuantos elimine siempre hay más, además ya comprobó que apenas la ven aparecer siempre es lo mismo, ellos no la subestiman, le temen, intentan de todo para retrasarla hasta que lleguen más de ellos y así tener la mínima oportunidad de vencerla.

Daphne: Malditos enanos

Ella no tenía ni el tiempo ni las ganas para ponerse a jugar con ellos esperando a que se reunieran los suficientes, y aunque lo hiciera no se amontonan en un solo punto para eliminarlos de un solo golpe, son algo tontos, pero no tanto. Ella estaba cansada, tenía hambre y quería dormir ¿Por qué ellos tuvieron que aparecer justo en este momento?

Además, tenía otro problema más, debía pensar en alguna forma de recuperar sus artilugios, se rehusaba a regalárselos a estos miserables, desafortunadamente sabe que están en la nave espacial que funciona como cuartel general de estos enanos. Ella no sería capaz de llegar hasta ahí pues ya lo intento, pero la nave siempre se aleja cuando la ven acercarse, para empeorar la situación ella estaba atrapada en esta forma mientras no recupere sus artefactos, sin mencionar que al no tenerlos se siente perdida, maldice el momento en que se los entregó a esos duendes.

De repente se oyen algunos gritos, Daphne rápidamente va hacia el origen del ruido y se sorprende de forma agradable al encontrar a una mujer de mediana edad sola siendo perseguida por dos alienígenas. Esa mujer es arrinconada por los alienígenas, ellos iban a dispararle, pero de inmediato un par de rayos los impactan friéndolos al instante y caen al suelo muertos, Daphne aterriza delante de la mujer y sin darle tiempo a reaccionar la toma del cuello pegándola a la pared.

Daphne: Si, tú me vas a ser de gran ayuda

¿?: (ahogándose) ¿Quién... eres?

Daphne: Soy quien te salvo la vida

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