En donde Yura atrapada en una dinámica familiar disfuncional, se ve envuelta en una relación apasionada con su misterioso vecino, Toji Fushiguro. En medio de una relación marcada por la intensidad y la disfuncionalidad, Yura y Toji se sumergen en un...
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Maldigo mi vida en todas sus formas y etapas.
— Así que eso fue lo que pasó.—
Shiu y Toji dirigieron su mirada hacia la chica, que estaba sentada en la acera con las rodillas pegadas al pecho. El abrigo de Toji, que descansaba sobre sus hombros, la cubría del frío, proporcionando una sensación de calidez que le hacía sentirse protegida. Era lo único que podía reconfortarla en ese momento.
Se hundía cada vez más en sus propios pensamientos, intentando borrar el horrible recuerdo de su mente, pero cuanto más lo intentaba, más vívida se volvía la escena. Ocultó el rostro entre sus rodillas y dio un largo respiro, el aroma a menta característico de Toji la envolvía a través del abrigo, brindándole un fugaz consuelo.
Estaba tan cansada.
— Arregla esta porquería. La única razón por la que acepte ese trabajo fue por que tú me insististe.— su hablar era bajo pero firme, no quería que Yura lograra escuchar algo de su conversación. — No quiero saber nada de esto. Aborrezco que me involucren en los malditos conflictos donde solo me contrataron para una cosa.—
Toji apreciaba el hecho de ser como un fantasma, hacía el trabajo, tomaba su paga y se iba a continuar con su vida. Era como había estado viviendo durante todos estos años; era parte de la vida despreocupada que él mismo había elegido vivir. Cuando algo lo involucraba más de lo debido, se desestabilizaba, porque odiaba los problemas, y vaya que los odiaba.
El tenue humo del cigarro que Shiu exhaló se disipó en el aire, desvaneciéndose lentamente. Su mirada permanecía fija en la muchacha que había tenido la mala fortuna de vivir una experiencia tan traumática. No veía un remedio inmediato para el estado emocional de Yura, a lo largo de su carrera profesional había presenciado a muchas personas en situaciones similares, y cada una necesitaba su propio tiempo para recuperarse. Al menos, la chica había salido más rápido posible del shock.
— No hay nada de que preocuparse, yo me encargo de esto.— una mirada amenazante se posó sobre él. — No me mires así, ¿Cuándo te he fallado? — esbozo una corta sonrisa e ignoró por completo su mala cara de Toji, pasando a su lado para acercarse a la joven. — ¿Estas bien? —
Yura elevó su vista hacia el hombre y este pudo palpar lo abrumada y confundida que estaba. Sus ojos cansados como si hubiera corrido una maratón, pero la maratón se producía en su mente, y el cansancio mental es mil veces más peligroso que el cansancio físico.
— ¿Quién es él? — se dirigió a Toji, pasando de la pregunta de Shiu.
En ese momento, Yura no confiaba en nadie. Nadie podría acercarse a ella en ese estado vulnerable sin primero pasar por el filtro de Toji, la única persona que conocía.
Y quien, extrañamente había asimilado como su salvador y su protector.
— Shiu es un conocido mío, él se encargará de todo.— Yura tomó una gran bocanada de aire y la soltó muy lentamente como si intentara dejar atrás su fragilidad para enfrentar la realidad.
