En donde Yura atrapada en una dinámica familiar disfuncional, se ve envuelta en una relación apasionada con su misterioso vecino, Toji Fushiguro. En medio de una relación marcada por la pasión y la disfuncionalidad, Yura y Toji se sumergen en un tor...
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El trayecto fue tranquilo bajo el suave sonido de la radio. Al llegar a casa, se quedaron fuera del auto, hablando de todo y de nada, como solían hacer. Pequeñas risas fluían fácilmente entre ellos, una señal de que la amistad que compartían seguía intacta a pesar de lo complicado que parecía haber sido todo.
Sin embargo, en lo profundo de su mente, Yura no podía evitar preguntarse qué habría pasado si hubiera tomado otra decisión, si hubiese aceptado comenzar algo más con Satoru. Ese destino ahora pertenecía a un universo paralelo, una realidad incierta en la que ella no estuviera tan rota ni llena de dudas.
— Quiero que sepas que igual puedes ir a mi casa cuando te sientas mal.— Gojo se inclinó un poco frente a ella, sonriéndole con esa picardía característica — Nos ponemos skincare y mascarilla mientras hablamos de la vida ¿Te parece bien? —
— Me parece perfecto — Yura le sonrió con amplitud, una sonrisa pura y sincera. Sin segundas intenciones, sin un coqueteo disfrazado. Solo un genuino sentimiento de amistad.
Todo hubiera permanecido tranquilo esa tarde, si no fuera por que un tercero, paso por ahí topándose con la interesante escena que se estaba desenlazando. Observó por un momento la sonrisa que Yura le regalaba al albino, y le recordó a la misma que ella le había regalado el día anterior.
— Los niños de hoy dan espectáculos con el uniforme a plena luz del día.—
El tono de voz grave y áspero de Toji, hizo que su piel se erizara al instante.
Volteo de inmediato hacia donde provenía la voz, encontrándose a unos metros con esos ojos verdes posados sobre ellos. Parecía analizar cada detalle pero se mantenían firmes sobre ella, en medio del corto pero incómodo silencio. Yura no sabía si era su imaginación, pero parecía reprenderla silenciosamente.
— Bueno, cada quien se entretiene a su manera. — hablo Satoru — Algunos preferimos las tonterías después de clases a... lo que sea que tú hagas para divertirte. Lo entenderías si hubieras ido a la preparatoria.—
Yura lo miro con sorpresa por el atrevimiento y la audacia de sus palabras. Gojo era un busca pleito cuando quería, podía ser arrogante y mal educado con facilidad, sobre todo cuando alguien como Toji, quien no le agradaba desde el primer momento en que lo vio, llegaba a fastidiarlo.
— Solo a un idiota se le ocurre hablar con tanta confianza en un barrio que no es suyo.—
— Ya basta.— Yura se apresuró a detener a Satoru, lo había visto enojarse y estaba segura de que iba a replicar de mala forma. No iba a permitir que haga una tontería.— Ustedes los hombres solo tienen una neurona, de verdad.—
Después de fomentar el caos, Toji se alejó de ellos con una tranquilidad exasperante. Era como si solo hubiera querido arruinar el momento de los dos. Se dirigió hacia dentro del edificio restándole importancia a la mirada de Gojo que sentía clavada en su nuca.
